La clave para un buen año
En Rosh Hashaná, imaginamos todas las cosas increíbles y grandiosas que lograremos espiritualmente en el año que comienza. Sin embargo, muchas veces, estos sueños se quedan solmente en eso - en ambiciones
Es fundamental que nos centremos en una cosa en la que podamos trabajar durante el año que comienza.
Cuando la persona se compromete a hacer una nueva mitzvá, Hashem lo considera como si el acto ya se hubiera hecho.
Lo que fácil viene, fácil se va
Durante esta época del año, los Yamim Noraim, el Divrei Jaim de Tzanz, zt”l, solía contarles la siguiente historia a sus Jasidim:
Había una vez una viuda muy pobre e indigente. Toda su familia sufría en su pobreza, soñando incluso con poder conseguir un bocado de pan. Un día, mientras caminaba, la mujer se encontró con un solo huevo en la calle. Se sintió tan embargada por tal alegría, que fue corriendo a casa a enseñárselo a sus hijos. Cuando llegó y les enseñó lo que había encontrado, dijo: “¡Baruj Hashem! Nos hemos vuelto ricos”.
Entonces les explicó a sus hijos el increíble valor de su hallazgo diciendo: “¿Se imaginan? De este huevo nacerá una gallina. Y esa gallina tendrá aún más huevos, los cuales saldrán del cascarón y tendremos aún más gallinas. Cuando tengamos todas esas gallinas, iremos al mercado y las cambiaremos por cabras. Esas cabras producirán más cabras, ¡y podremos vender nuestras cabras por una vaca grande! Esa vaca producirá leche y otros productos asombrosos que podremos vender y entonces utilizaremos esos ingresos para comprar un campo que producirá frutas y verduras”.
La mujer continuó explicando con todo lujo de detalles cómo su riqueza crecería, se acumularía y se consolidaría con el tiempo hasta que finalmente tendrían una tremenda fortuna. Sin embargo, estaba tan preocupada describiendo su visión del futuro que se olvidó por completo del huevo que tenía en la mano. Entonces el huevo se le cayó al suelo. Y con él, todos sus sueños de riqueza. Ella y su familia volvieron a quedarse sin nada.
El Rebe, zt”l, concluyó diciéndoles a sus Jasidim que lo mismo ocurre con los judíos durante los Yamim Noraim. Se imaginan viviendo vidas mejores y más significativas enriquecidas con Torá y todas las mitzvot. Se imaginan todas las cosas increíbles que lograrán espiritualmente en el año venidero. Y estas aspiraciones son grandiosas, vastas y vívidas. Sin embargo, muchas veces, estos sueños se quedan sólo en eso: en ambiciones y nunca se convierten en acciones. Y terminan con las manos vacías y sin lograr nada. La inspiración se desperdicia.
Por lo tanto, es fundamental que uno no se pierda en aspiraciones de grandeza. Por el contrario, conviene centrarse en una sola cosa, en la que pueda trabajar durante el año que comienza. Debe comprometerse plenamente a esa única cosa con todas sus fuerzas. Tiene que salvaguardar ese compromiso y ser inquebrantable. De ese modo, la inspiración de los Yamim Noraim va a poder durar todo el año.
Rabí Aharon de Koshnitz, zt “l, estaba una vez sentado con un grupo de judíos sin educación. El Rebe preguntó: “¿Qué sastre cose prendas gratis?”.
Uno de los hombres respondió: “¡El sastre que cose su propia ropa, ya que no se paga a sí mismo por el trabajo!”.
El Rebe explicó que esa no era la respuesta correcta. La multitud comenzó a sugerir diferentes respuestas al acertijo, cada una rechazada por el Rebe hasta que finalmente el Tzadik explicó: “¿Saben qué sastre cose gratis? El que no ata los hilos al final en un nudo final. Al final, la prenda se deshace por completo, y todo su trabajo fue en vano. Fue en vano”.
El Rebe estaba enseñando una valiosa lección de Avodat Hashem. Durante los Yamim Noraim, uno puede “coserse” espléndidas y hermosas prendas espirituales. Sin embargo, si no hace un nudo en la parte inferior de esas prendas, puede llegar a perderlo todo. Toda esa inspiración y trabajo duro serán en vano.
¿Cuál es el “nudo” que necesita atar? Ese nudo es esa buena resolución que aceptas sobre ti mismo durante los Yamim Noraim. Esta resolución te mantendrá atado y conectado a los Yamim Noraim¸ permanecerás conectado a las alturas espirituales de estos momentos, y te llevarán adelante durante todo el año, elevando todos los aspectos de tu vida.
Cuando una persona se compromete a hacer una nueva mitzvá, algo que no había hecho en el pasado, Hashem considera esta intención como si el hecho ya hubiera sido realizado, como si ya hubiera cumplido esa mitzvá plenamente. Y esto crea inmediatamente un Ángel que será su abogado en el cielo, como dice en Pirkei Avot (4:11), Rabí Eliezer hijo de Yaakov diría: Quien cumple una mitzvá, adquiere para sí un ángel defensor… El arrepentimiento y las buenas acciones son como un escudo contra el castigo.
Por lo tanto, incluso si se ha decretado sobre una persona, Dios no lo quiera, que debe dejar este mundo o perder todo su sustento, o cualquier otro sufrimiento físico, esa persona puede salvarse comprometiéndose a cambiar una sola cosa, a tomar una resolución espiritual. Este compromiso la convierte en alguien completamente diferente y es como un tzadik en esa única área
He sido testigo personal de ello. Judíos de todos los orígenes y en todas las etapas de la vida se reunían conmigo en busca de una brajá o consejo ante un desafío al que se enfrentaban. Y en el momento en que se comprometían verbalmente a cambiar una cosa, sólo una cosa, merecían salvaciones milagrosas.
Quizá por eso comenzamos las plegarias nocturnas de Yom Kippur diciendo: “Se ha sembrado luz para los justos”. Para recordarnos que debemos entrar en este Día del Juicio con un nuevo compromiso, una nueva resolución espiritual. Esto siembra en nuestras almas la luz de esa nueva mitzvá, y nos convertimos en un “tzadik” a través de esa única cosa.
Esa luz que fue plantada en Erev Iom Kipur puede crecer y proporcionarnos un flujo de bendiciones espirituales y físicas en el año venidero. Amén.
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