La alegría de Sucot
Cada una de las siete noches de Sucot expresa el amor de Hashem de una manera diferente...
La Torá nos enseña que cada Yom Tov tiene su energía y enfoque específicos. Pesaj está relacionado con la libertad interior y la liberación de las ataduras que limitan nuestra conexión con Hashem. Shavuot renueva dentro de cada judío las herramientas para conectarse con Hashem en Su recipiente elegido: la Torá, y Sucot nos lleva a regocijarnos en el abrazo cercano y amoroso de Hashem.
La Torá nos ordena regocijarnos en nuestros Días Sagrados como dice, “Vesamajta bejagueja” que significa “Te regocijarás en tus Días Sagrados”. Halájicamente, esto significa que debemos invertir tiempo y esfuerzo para embellecer la fiesta con buena comida y ropa nueva. Simjat Yom Tov también significa que tenemos que preparar algunos detalles para el disfrute del alma, como abrir nuestras casas a los invitados y meditar sobre las mitzvot únicas de cada uno de los Yom Tov.
Sucot es una época de especial regocijo. La Torá menciona la palabra “simjá” – “alegría”- tres veces al referirse a cómo celebramos Sucot. Una de las formas en que el judío se abre a la simjá es a través del canto y la danza, que es como celebramos Simjat Torá, la culminación de Sucot.
La alegría de vivir más simple y sincella es la de los niños. Nuestros pequeños, que por lo general no se ven afectados por la contaminación espiritual del mundo exterior, sintonizan con la alegría natural de vivir. Sonríen sin afectación, ríen con pasión, bailan y corretean sin preocuparse de lo que puedan pensar los demás. Los niños son recipientes puros y santos, a la espera de ser llenados con las actitudes e ideas que elijan sus padres.
A la mayoría de los niños les encanta que sus padres los abracen. Si de ellos dependiera, a la mayoría de los bebés les gustaría estar en brazos todo el tiempo. Los brazos de un padre cariñoso son el lugar más cómodo y tranquilizador para un niño.
A medida que los niños crecen, se aventuran en el mundo y sólo necesitan una “dosis rápida” de amor y seguridad paternos de vez en cuando. Los abrazos y las miradas de orgullo que un niño recibe con frecuencia de sus padres son el alimento espiritual y psicológico que lo fortalece y activa, y no son menos importantes que la comida que ingiere.
La sucá es el abrazo de Hashem a todos y cada uno de nosotros. Recuerda esto y sé consciente de Su Abrazo cuando entres en tu Sukka este año. Siente Su amor divino y eterno; Su amor incondicional por nosotros, a quienes Él ha llamado Sus Hijos.
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