Santos y descalzos – Kedoshim

Los Kohanim y el Pueblo de Israel están obligados a ir descalzos en el Monte del Templo y en el Templo Sagrado, pero ¿no es eso una falta de respeto?

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 08.05.24

Los Kohanim y el Pueblo de Israel están obligados a ir descalzos en el Monte del Templo y en el Templo Sagrado, pero ¿no es eso una falta de respeto?

“Y Mi Santuario venerarás…” (Levítico 19:30)

Al tratar este pasaje, Rashi dice: “No se entrará en el Monte del Templo con el bastón, ni con los zapatos, ni con el cinturón del dinero, ni con el polvo en los pies”. Según la Halajá, kla persona debe entrar en el Monte del Templo con los pies limpios y descalzos. Aparentemente, esto es para mostrar reverencia al Templo Sagrado. Pero hay una razón mucho más profunda por la que vamos descalzos en el Templo Sagrado.

Si todo judío está obligado a ir descalzo en el Santo Templo, entonces los Kohanim ciertamente deben hacerlo, ya que están llevando a cabo las tareas sagradas del servicio Divino. Esto también es Halajá (ver tratado Zevajim 24a y Rambam, Hiljot Biat Hamikdash 5:17), porque “No habrá ninguna interposición entre él [el Kohen, o sacerdote] y el suelo [del Santo Templo]”. Puesto que el suelo del Templo Sagrado tiene una santidad especial, y el Kohen está obligado a permanecer dentro del perímetro de santidad, entonces sus pies -su propia carne- deben estar en contacto con el suelo en todo momento sin que nada se interponga entre ellos.

No es de extrañar, por lo tanto, que Hashem le diga a Yehoshúa: “Te daré todo lugar que hayan pisado las plantas de tus pies” (Yehoshúa 1:3). El texto de este pasaje suena redundante, ya que Hashem podría haber dicho: “Te daré todo lugar donde hayas pisado”, porque está claro que son los pies los que pisan y no las manos o la cabeza. Mi corazón me dice que aquí se esconde el secreto de la Tierra de Israel, el mismo principio que exige que los Kohanim y el Pueblo de Israel vayan descalzos en el Templo Sagrado. Hashem le enfatiza a Yehoshúa– cada lugar donde las plantas de tus pies hayan pisado, para transmitir que simplemente entrar en la Tierra de Israel con tu cuerpo pero sin la intención de mantener un contacto constante con su santidad, no sólo no será beneficioso, sino incluso peligroso. Pero si tu intención es mantener un contacto constante con la santidad – estudiando Torá y observando los mandamientos en el suelo sagrado de Israel, sin nada que se separe entre ambos – te parecerás a un sacerdote en el Templo Sagrado y te harás meritorio de la Tierra de Israel para toda la posteridad.

La Torá no se anda con rodeos. La Tierra de Israel se parece a la hija del Rey, muy refinada y delicada. Si se le da de comer algo que no sea puro, lo regurgita. En consecuencia, Hashem le advierte al Pueblo Judío que debe vivir una vida de santidad en la Tierra Santa, para que “la tierra no os regurgite” (Levítico 18:28). Los que transgreden la Torá y viven vidas impías no pueden esperar un futuro de seguridad y prosperidad en la Tierra de Israel.

Curiosamente, la Guemará no considera la sangre de los sacrificios en el suelo del Templo Sagrado como una interposición – jatzitzá – entre el Kohen y el suelo del Templo Sagrado. De hecho, la Guemará dice que “es la alabanza de los hijos de Aarón [los Kohanim] que caminan con sangre hasta los tobillos”. También podríamos preguntarnos, ¿por qué toda esta sangre no se considera una irreverencia al Templo Sagrado?

“Sangre” alude al alma, pues “la sangre es el alma” (Deuteronomio 12:28). La expresión hebrea para referirse a hacer algo con total dedicación es mesirut nefesh, “entrega del alma”, o sea, cuando la persona hace algo con tal dedicación que está dispuesta a entregar cuerpo y alma, toda su sangre, a fin de alcanzar su objetivo. Esta es la forma en que Hashem quiere que nos apoderemos de la Tierra de Israel: que estemos hasta los tobillos de dedicación.

La Tierra de Israel es santidad tangible, pues está santificada por encima de todas las demás tierras (véase Mishná, Kelim 1:6). Y así como en el Templo hay que caminar descalzo para mantener el contacto con el suelo sagrado, en la Tierra de Israel hay que mantener un contacto constante con su santidad especial. Ahora podemos entender el mensaje eterno de “y Mi Santuario venerarás…”, ya que al observar y estudiar nuestra sagrada Torá en nuestra tierra sagrada, sin interrupciones y sin que nada se interponga entre nosotros y la santidad, conquistaremos la tierra para la posteridad, ¡amén!

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1. Adriana Perú

5/13/2024

Rabino Hashem lo guarde y engrandezca su santidad cada dia
Mi deseo es mi apoyo a los centros de estudio breslev
Hashem tenga misericordia de mi y por su infinita bondad me guíe a lo tenga que hacer para estar limpia en el sistema bancario y llegar a sacarme una tarjeta para hacer el deposito de mi apoyo al grupo breslev. Mi deseo es honrar mi casa y yo a mi Creador y en las yeshiva de Breslev y dar Tzedaka. Shalom Rabino y un gran abrazo a mi Rabino Shalom Arush que Hashem lo mantenga saludable y tenga larga vida, Hashem lo bendiga grandemente.
Psdta solo cuento con correo electrónico. Mi esposo y yo
necesitamos urgente un rabino para consejeria y guíe en nuestro hogar, y Hashem nos ayude pronto a tener un Rabino.

2. Andrés Condor Ramírez

5/09/2024

Gracias por todo gracias por el conocimiento general

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