Padres y Sacerdotes – Emor

Cuando dos mitzvot parecen “chocar”, como ser el Sumo Sacerdote y honrar adecuadamente al padre fallecido, es una señal de que necesitamos una mejor comprensión...

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Rabino Pinjas Winston

Posteado en 14.05.24

Cuando dos mitzvot parecen “chocar”, como ser el Sumo Sacerdote y honrar adecuadamente al padre fallecido, es una señal de que necesitamos una mejor comprensión…

En la parasha de la semana pasada vimos la mitzvá de “Honrarás a tu padre y a tu madre”. Esta mitzvá es tan importante que aparecía en el lado de las Tablas que trataba de las mitzvot entre el hombre y Dios (las cuatro primeras mitzvot se refieren a la relación entre el hombre y Dios, mientras que las cinco últimas de los Diez Mandamientos, empezando por el asesinato, son de la relación entre una persona y su prójimo).

La mitzvá de honrar a los padres es la quinta mitzvá de los primeros cinco mandamientos, aunque parece ser una mitzvá entre el hombre-y-su-prójimo. Esto llevó a los sabios a enseñar que en realidad es una mitzvá entre el hombre y Dios, ya que enseña respeto y aprecio por una autoridad superior. La relación entre hijos y padres es la que se supone que prepara al niño para una relación con Dios una vez que se convierta en adulto y sea capaz de mantener una relación abstracta.

Por lo tanto, si uno no crece con el debido respeto por sus padres, casi seguro que tendrá dificultades para desarrollar el debido respeto por Dios más adelante. Tenderá a verse a sí mismo como su propio “jefe”, y tendrá dificultades para aceptar una Autoridad Superior. Tal vez esta sea la raíz por la cual tantos adultos jóvenes hoy en día no reverencian a Dios como deberían, y por qué para muchos baal teshuva (alguien que vivió una vida secular y luego regresó al judaísmo), uno de los últimos estereotipos en quebrar es la idea de estar supeditado a una Influencia Superior.

Honrar a los padres tampoco es una mitzvá que incumba sólo a los niños pequeños, sino que es una mitzvá activa durante toda la vida del progenitor. ¿Qué puede llegar a pensar el niño de su propio progenitor cuando ve que este trata a su propio padre o madre con falta de respeto? Muy a menudo, los sentimientos de respeto de un hijo hacia su progenitor se basan en el respeto mostrado hacia el abuelo en años anteriores.

Siendo así, entonces resulta sorprendente leer en la parasha de esta semana lo siguiente:

י וְהַכֹּהֵן֩ הַגָּד֨וֹל מֵֽאֶחָ֜יו אֲשֶׁר-יוּצַ֥ק עַל-רֹאשׁ֣וֹ | שֶׁ֤מֶן הַמִּשְׁחָה֙ וּמִלֵּ֣א אֶת-יָד֔וֹ לִלְבּ֖שׁ אֶת-הַבְּגָדִ֑ים אֶת-רֹאשׁוֹ֙ לֹ֣א יִפְרָ֔ע וּבְגָדָ֖יו לֹ֥א יִפְרֹֽם

:יא וְעַ֛ל כָּל-נַפְשֹׁ֥ת מֵ֖ת לֹ֣א יָבֹ֑א לְאָבִ֥יו וּלְאִמּ֖וֹ לֹ֥א יִטַּמָּֽא

El Kohen Gadol (Sumo Sacerdote) de sus compañeros kohanim, sobre cuya cabeza se derramó el aceite de la unción y que fue consagrado para vestir las vestiduras [santas], [el cabello] de su cabeza no debe estar desordenado, ni rasgará sus vestiduras. Tampoco entrará a ningún cadáver, ni se profanará por su padre o por su madre; ni saldrá del Templo ni profanará el Templo de Dios                           (Vaikrá 21:10-11)

Esto significa que no debe seguir el féretro (es decir, asistir al funeral de su padre o madre) (Sanedrín 18a)

Ahora bien, es cierto que, técnicamente, la mitzvá de honrar al padre y a la madre termina con la muerte del progenitor, para ser reemplazada por la mitzvá de honrar al muerto. Sin embargo, la línea que separa ambas mitzvot es algo gris y, como mínimo, puede parecer una falta de respeto hacia el padre o la madre si el hijo no recibe los últimos honores como es debido.

Cuando dos mitzvot “chocan” de esta manera (ser el Kohen Gadol y honrar adecuadamente al padre fallecido), es una indicación de que es necesaria una comprensión más profunda de cada mitzvá.

Se explica que la esencia de la mitzvá de honrar al padre y a la madre es el concepto de “hakarat hatov” (ser agradecidos). Los padres le dan la vida a su hijo, y el don de la vida sigue siendo el don de la vida. En agradecimiento a ese don, se supone que el hijo debe aprovechar al máximo la oportunidad de vivir, que es el mayor honor que el hijo puede concederles a sus padres. Esto también se convertirá en la base de la relación de la persona con Dios una vez que el niño madure y se convierta en adulto.

Una de las funciones más importantes del Kohen Gadol era ser un recordatorio constante de la fuente del bien en la vida, y aumentar el aprecio de toda la nación judía por el don de la vida, y el don de la Torá y los preceptos. Lo hacía de muchas maneras, pero principalmente, a través de su singular devoción a Dios y la perfección espiritual a la “enésima potencia”.

Por lo tanto, aunque normalmente el respeto hacia los padres logra el mismo objetivo, en el caso del Kohen Gadol, abandonar su lugar de santidad y romper con su servicio a Dios habría logrado justo lo contrario, ya que como Kohen Gadol, ya simbolizaba el objetivo de mostrar tal respeto.

Encontramos una idea similar con respecto a las leyes del Shabat y la construcción del Mishkan.

Del cese en Shabat de la construcción del Mishkán aprendemos qué actividades creativas están prohibidas en Shabat. Sin embargo, ¿por qué el Mishkan no debe ser completado en Shabat, cuando está destinado a ser un lugar de morada para la Presencia Divina? Incluso después de que el Mishkan fue completado, algunos de los servicios realizados en él, de hecho, pasaron por alto el Shabat.

Una respuesta es: El Shabat es una experiencia de la Presencia de Dios (como lo sería eventualmente el Mishkan); sin embargo, la construcción del Mishkan era sólo un “proceso” para llegar a esa experiencia. Por lo tanto, construir el Mishkan en Shabat era negarnos a nosotros mismos una experiencia ya hecha de Dios, para la cual estábamos construyendo el Mishkan.

Con respecto al Kohen Gadol, él ya exhibía la relación que uno debe tener con Dios que honrar al padre o a la madre de uno estaba destinado a crear. Por lo tanto, en su caso, contaminarse espiritualmente y abandonar su papel de Kohen Gadol incluso para honrar a un padre fallecido, era socavar ese mismo proceso.

Esta es, como afirma el Talmud, la razón por la que la mitzvá de honrar a los padres concluye con la mitzvá de guardar el Shabat (Yevamot 6a). Porque uno debe honrar a sus padres hasta el punto en que eso signifique quebrantar el Shabat (o cualquier otra mitzvá), hasta el punto en que el proceso se convierta en el sustituto del objetivo mismo.

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