Conexión y redención

Cuando pedimos algo, debemos tomar conciencia de que no lo pedimos porque lo merezcamos por nuestros méritos sino como un regalo inmerecido.

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Dennis Rosen

Posteado en 28.05.24

En el libro Las maravillas de la gratitud, el Rabino Shalom Arush hace hincapié en tres elementos esenciales que sustentan una plegaria eficaz:

Emuná

Darnos cuenta de que Hashem controla todo lo que sucede. Él siempre está con nosotros. Nos ama, quiere ayudarnos y puede ayudarnos. Debemos confiar sólo en Él.

Gratitud

Debemos estar constantemente agradecidos por todo, tanto por lo grande como por lo pequeño, especialmente por las cosas básicas de la vida que tendemos a dar por sentadas. Debemos detenernos y meditar cada vez que estamos a punto de participar de una experiencia que añade placer o comodidad a nuestras vidas y darnos cuenta de que Él es la Fuente de todo.

Humildad

Cuando pedimos algo, debemos tomar conciencia de que no lo pedimos porque lo merezcamos por nuestros méritos sino como un regalo inmerecido. Además, es fundamental que comprendamos que Hashem no nos debe absolutamente nada. Muy por el contrario, debido a todos los millones de favores que recibimos de Hashem, nosotros Le debemos a Él muchísimo más de lo que podríamos pagarle en mil vidas. De hecho, nos dirigimos a Él basados en Su compasión y misericordia, como nuestro Padre cariñoso.

¿Qué pasos prácticos que podemos dar para incorporar estos principios en nuestra plegaria diaria estructurada en la sinagoga y en nuestras plegarias personales?

1.      Respira hondo antes de empezar a rezar. Es una forma muy eficaz de serenarse y concentrarse en la experiencia real.

2.      Date cuenta de que estás parado ante el Amo del Mundo y que tienes que tener la sensación adecuada de temor y reverencia. Simultáneamente debemos entender que esta es una increíble oportunidad de tener una reunión privada y presentar nuestra petición directamente al Rey, que de hecho es el único que realmente puede ayudarnos.

3.      Haz una pausa y date cuenta de todo lo que está en juego. Piensa por qué es tan importante recibir la salvación que estás solicitando. Por ejemplo, durante la primera bendición de la Amidá, Maguén Abraham, estamos pidiendo la ayuda de Hashem para proteger al pueblo de Israel. ¿Qué puede ser más importante que esto?

4.      Concéntrate en lo que estás diciendo, palabra por palabra. Habla con claridad, sencillez y sinceridad. Piensa en el significado básico de cada palabra que digas.

5.      Estate atento y presta atención cuándo tu hilo de pensamiento empieza a desviarse. Esfuérzate en reaccionar con rapidez.

6.      Haz una pausa adicional justo antes de la última línea de la bendición. Una vez más, concéntrate en a Quién te diriges y en la naturaleza de la petición.

Baruj

Tú Hashem, eres la Fuente y la única Fuente de toda bendición

Atá

Qué gran privilegio tener una relación personal íntima y hablar directamente con el Rey de Reyes

Hashem

Tú eres Tú eres el único con el poder y la capacidad de ayudarme. Confío únicamente en Ti.

7.      Visualiza los resultados y dale las gracias a Hashem por la salvación que ya te está preparando. Por ejemplo, cuando digo la primera bendición de la Amidá, Maguén Abraham, yo visualizo a Hashem haciendo un escudo sobre el estado de Israel en todas y cada una de las direcciones, protegiendo a todos sus habitantes.

8.      Esfuézate en el impulso más que en la perfección. Mientras deseemos mejorar y Le pidamos ayuda a Hashem, todo está bien. Tratar de ser el Sr. Perfecto es contraproducente y puede conducir a la tristeza y la desesperación cuando inevitablemente nos quedamos cortos en un objetivo inalcanzable.

9.      Trabaja para expandir el progreso a todas las otras bendiciones de la Amidá y a otras plegarias y bendiciones. Este es un proyecto a largo plazo.

Es mejor comenzar esta iniciativa concentrándote en una plegaria o bendición a la vez e ir construyendo sobre tu éxito gradualmente. Si tratas inmediatamente de mejorar todas tus bendiciones y plegarias diarias esto puede acabar siendo bastante abrumador.

Hashem es el Rey del Universo y nuestro Padre que nos ama más que nadie en el mundo. Él está listo y dispuesto a ayudarnos. Sólo necesitamos preparar los recipientes apropiados para recibir todas Sus bendiciones. Trabajar diariamente para revitalizar nuestras plegarias con emuná, gratitud y humildad le da una dimensión totalmente diferente a nuestra tefilá haciéndola más poderosa que nunca y más capaz de evocar la compasión y la benevolencia Divinas.

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