En el Jardín de la Fe y Yo

Nota del Editor: En la redacción de Breslev Israel recibimos esta carta tan conmovedora de una lectora y quisimos compartirla con ustedes:
 

Hola mi nombre es Marianella y soy de Costa Rica. Hace ya varios meses me encontré con este libro, cuyo título me cautivó. De inmediato me imaginé un jardín lleno de color y bellas fragancias.

Lo que nunca pasó por mi mente es que ese libro me iba a cambiar la vida a tal nivel que me llenó la vida de color y aroma y también me hizo renacer, encontrar el sentido a las cosas que me pasaban en la vida.

Este libro me cambió completamente. Cada página de ese libro me acarició, me consoló y me redimió. La frase que más impacto me causó es cuando señala que si estoy en este mundo es porque tengo algo que corregir, y que cada cosa difícil que me ha pasado en la vida ha sido el mismo Hashem tratando de llamar mi atención para que encuentre el camino de nuevo, ese mismo que Él me había señalado y que yo había dejado atrás tantos años. Este maravilloso libro me dio muchas herramientas nuevas: la Emuná, la Alegría, el Agradecimiento, y claro está, la maravillosa Hitbodedut. Bendito sea Hashem por permitirme una oportunidad más en mi vida.
 

Gracias infinitas al iluminado Rabí Arush por este libro, hoy estoy libre, mi alma y mi espíritu están en las manos de Hashem, hoy sé que tengo un Padre que me corrige con amor, que no hay más nada fuera de Él, y que mi vida Le pertenece. Además quiero contarles que en la casa que Hashem me regaló dispuse un espacio para orar – es aquí donde cada día me encuentro con Él, donde Le cuento mis anhelos, mis necesidades, donde sonrío, y también lloro… Pero ahora es tan diferente – ahora sé que las pruebas vienen de Él, y Él mismo me ayuda a solucionarlas, y es tan pero tan generoso, que me permite arrepentirme de mis errores y arrancar de nuevo.

Siento que me liberé. Dejé de ser juez y parte en las situaciones. Ya no busco más culpables -no me culpo, no miento, no más rencor. Ahora mi alma esta liviana y mi carga es ligera, porque Él está conmigo. Hashem me otorgo libertad incondicional, y por eso Le doy infinitas gracias. Mi vida es ahora literalmente un jardín, donde cada mañana hay flores nuevas, que son los milagros que Él hace por mi día a día, donde cada tarde al orar, juntos Él y yo recortamos las malas hierbasque quieren infiltrarse, por medio de mi arrepentimiento y de Su perdón.

Quiero que sepan que están realizando una obra maravillosa y milagrosa, no importa la distancia, no importa los cambios de hora… No hay barreras para esta gran obra, que Dios continúe bendiciendo a cada uno de ustedes, y al Rab Yonatan gracias por sus clases de video, son increíbles, y al querido Rab Arush, gracias por sus libros y por compartir con todos nosotros esa sabiduría que sólo Hashem sabe dar, y por favor que no deje de sonreír con esa sonrisa tan cálida y tan dulce que ilumina mi corazón de alegría.

Gracias