Es Su Burro!

Por eso, si vemos que tenemos dificultades inexplicables, es posible que eso se deba a que juzgamos a los demás en forma demasiado estricta, y eso mismo se vuelve en contra de nosotros

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 05.04.21

Mi amigo Jaim, el yemenita, y yo estuvimos juntos en el ejército israelí, en la misma base. Él era una persona de un gran sentido del humor, esa clase de humor picante como los ajíes picantes yemenitas, que heredó de sus antepasados, que eran todos sabios de la Torá muy perspicaces. Cada vez que un oficial nos daba órdenes de que hiciéramos algo o que nos comportáramos de una cierta manera que él mismo no hacía, Jaim le respondía en tono burlón en yemenita: “Hamarak, yamori!” y todos nos matábamos de risa. Esto muchas veces nos costó un castigo colectivo, pero les aseguro que las carcajadas valían la pena…

Ahora bien: ¿qué significa la frase “hamarak, yamori”? Esto significa literalmente “Es su burro, rabino! Una vez le pedí a Jaim que me explicara la fuente de esta frase judía yemenita, que se suele usar cada vez que alguien dice algo y hace lo contrario. Esta es la historia que me contó:

Un Shabat a la mañana en Yemen, todos los judíos estaban reunidos en la sinagoga recitando el rezo matutino. En medio de la lectura de la Torá, un grupo de niños que estaban jugando afuera de repente entró corriendo a la sinagoga y fueron hasta donde estaba el Mori (término yemenita que significa “rabino”), delante de la congregación. Muy agitados, los niños, con la ropa de Shabat toda cubierta de polvo, exclamaron a los gritos: “Ya Mori, un burro se cayó al pozo y está rebuznando a los gritos del dolor! ¿Qué podemos hacer?”.
 

El Mori los miró con mirada muy estricta y les respondió: “Tienen prohibido tocarlo. Los animales son muktze (está prohibido tocarlos) en Shabat. ¡Déjenlo y váyanse!”.

Diez minutos después, un grupo de niños más grandes entraron corriendo a la sinagoga y también fueron corriendo a ver al Mori y le gritaron: “¡Mori, Mori, se cayó un burro al pozo y está gritando de dolor. ¿Qué hacemos?”.

El Mori les hizo un gesto de advertencia con el dedo índice y exclamó: “¡Tienen prohibido tocarlo! Los animales son muktze en Shabat, déjenlo y váyanse o si no, les voy a decir a sus padres que les den una paliza!”.

Unos minutos más tarde, un grupo de adolescentes que no era lo que se dice “lo más selecto” del pueblo se abrieron paso a los empujones en la sinagoga y gritó desaforadamente: “¡Hamarak, ya mori!”. Es su burro el que se cayó al pozo, Rabino!”.

Ah… eso ya es otra historia… ¿Qué dijeron? ¿Que es su propio burro el que se cayó? De repente, al Mori se le ocurrió una brillante exención rabínica: “¡Vayan enseguida y sáquenlo de las orejas!”.

Eso es lo que quiere decir “Hamarak, ya mori!” – si se trata del burro de otro, entonces no se lo puede tocar en Shabat. Pero si es el burro del rabino, entonces como por arte de magia uno encuentra la forma de solucionar el problema. Ese es el “doble estándar”. Por eso, cuando un yemenita se encuentra con alguien que tiene un doble estándar, le dice “Hamarak ya mori”.

Si esto no fuera directamente horrible, sería cómico. La gente no se da cuenta de lo absurda que es cuando actúa con un doble estándar, juzgándose a sí mismos con mucha indulgencia mientras que a los demás los juzgan con todo el rigor de la ley.

Sin embargo, existe un gran problema: la Guemará nos enseña que HaShem nos juzga de la misma manera que juzgamos a los demás. Por lo general, los más grandes transgresores son aquellos que mantienen estrecho contacto los unos con los otros: padres, hijos, jefes y empleados, y los miembros de una misma sinagoga. Por eso, si vemos que tenemos dificultades inexplicables, es posible que eso se deba a que juzgamos a los demás en forma demasiado estricta, y eso mismo se vuelve en contra de nosotros. Por eso, cuando juzgamos a los demás en forma indulgente y comprensiva, lo que estamos haciendo es que la vida sea mucho más fácil para nosotros mismos.

La Torá nos manda amar al prójimo como nos amamos a nosotros mismos. Probablemente la mejor forma de cumplir con este precepto sea juzgar a los demás por lo menos con la misma indulgencia con que nos juzgamos a nosotros mismos, siempre buscando la circunstancia atenuante que nos permita ver a los demás y a la forma tan inexplicable en que se comportan bajo una luz positiva.

Por eso, si tú eres uno de esos que emplea un “doble estándar”, es buena idea que lo tires a la basura cuanto antes. No queremos que los demás piensen que tenemos cara de burro…

 

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1. Nancy

11/06/2019

Jijijiji buenisimo

2. Escobarumaña04@gmail

7/11/2018

chistoso

En serio!!!!muy chistoso y real.

3. Escobarumaña04@gmail

7/11/2018

En serio!!!!muy chistoso y real.

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