La Noche de Pesaj en el Hospital

Según los planes, el padre de Moshe iba a pasar Pesaj con él y su familia. Pero el día anterior, su padre tuvo un derrame cerebral y lo llevaron de urgencia al hospital. La familia se quedó toda mal y confundida y sin saber qué hacer con el Seder. ¿Quién iba a dirigir el Seder para los niños si Moshe iba a pasar la noche con su padre en el hospital? Al final, Moshe y su mujer decidieron que toda la familia iba a pasar el Seder en el hospital para poder estar cerca del abuelo.

Todos los años una de las organizaciones de caridad del hospital preparaba un Seder para las familias de los pacientes, así que la familia pensó que no tenía que hacer ningún preparativo. Pero cuando llegó la noche del Seder, tuvieron una sorpresa bastante desagradable: el comedor estaba lleno y no pudieron encontrar ni un solo asiento libre para sentarse.

Como es de esperar, estas circunstancias crearon el ambiente más propicio para que apareciera en escena la Mala Inclinación, el Ietzer hara, que empezó a bombardear a Moshe, su mujer y sus tres hijos adolescentes con toda clase de pensamientos negativos: “Mírense… la noche del Seder! la noche más importante de todo el año! Miren lo tristes que están los chicos! Lo tensa que está tu mujer!”.

Gracias a Dios, Moshe había oído nuestro CD intitulado “Deja de Lloriquear” y decidió poner en práctica lo que había aprendido. En vez de sumirse en un mal estado de ánimo, Moshe empezó a dar las gracias: “Gracias, HaShem, por no tener ningún asiento donde sentarnos para el Seder. Gracias, HaShem. Tú sabes lo que haces, HaShem. Sin lugar a dudas es todo para bien”.

De pronto, se le pasó una idea por la cabeza y les dijo a su mujer y a sus hijos: “¿Qué es lo que está sucediendo? HaShem nos envió aquí para que pudiéramos ayudar a los enfermos… Olvídense del Seder! Mejor ayudemos a servir a los enfermos y alegrar a los pacientes. ¡Ese va a ser nuestro Seder – ayudar a los pacientes!

Gracias a sus plegarias, su mujer y sus hijos aceptaron gustosos la proposición y enseguida empezaron a servir a los demás y a olvidarse de sus “problemas”. Pusieron toda su atención en dar y ayudar al otro. Después de un rato, se desocuparon varios asientos y ellos pudieron llevar a cabo su Seder con gran alegría.

Moshe me contó que la iluminación y el deleite espiritual que tuvieron él y su familia son algo imposible de describir. Toda la familia estuvo de acuerdo en que ese fue el más increíble Seder de Pesaj de todas sus vidas. Yo le dije que jamás va a volver a tener un Seder como ese, porque ese fue el resultado de pasar una prueba de emuná, lo cual le confiere un sabor completamente distinto.

Más tarde, él comprendió por qué su padre había tenido que ser hospitalizado. Es que él le había pedido varias veces que leyera el libro En el Jardín de la Paz y el padre había estado muy ocupado y no había tenido tiempo. Pero ahora que estaba en el hospital, su padre tuvo tiempo libre para leer el libro.

Y después de leerlo, cambió completamente. La madre de Moshe le dijo: “Acá sucedió algo muy extraño. O bien me lo cambiaron por otro, o bien nunca lo conocí de veras”.

Al cabo de unos pocos días el padre inexplicablemente recobró su salud y dijo que ahora entendía que la única razón de su hospitalización había sido para que pudiera leer el libro.

A primera vista, Moshe tendría que haberse enojado cuando vio que no tenían dónde sentarse. Pero ahí fue donde entró en escena su emuná. En la emuná no hay “bueno” y “malo”. Uno tiene que dejar a un lado su lógica, porque durante la prueba de emuná no hay forma de entender lo que está pasando en forma lógica. Lo único que puede hacer es confiar en la emuná y creer que todo es para bien sin entender por qué ni para qué.

Que tengan todos un Pesaj Kasher y muy Feliz!