Otra vez tarde

Finalmente, con Su ayuda, aprendí que mi enojo y mi resentimiento eran en realidad una fachada. Elegía enojarme con Él en vez de enfrentar mis Miedos

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Pinney Wolman

Posteado en 17.03.21

El miércoles pasado se me había hecho tarde. Tenía que llegar a mi segundo cliente a las 6.40 y ya eran las 6.38. Mientras iba conduciendo, me puse a pensar en todas las veces en el pasado en que había llegado tarde y cómo solía reaccionar.

 

El viaje de New Jersey a New York es absolutamente impredecible. Y cada vez que me quedaba atascada en un embotellamiento, mi mala inclinación la pasaba fenomenal. Yo sufría de toda clase de emociones negativas. Las reacciones más obvias eran enojo y resentimiento. Ya tenía suficiente emuná como para saber que Hashem dirige el mundo y por eso me enojaba con Él por la forma en que me hacía llegar tarde a mis clientes con todo este tránsito.

 

Yo siempre quería que Hashem hiciera lo que yo pensaba que era mejor para mí y que siempre me hiciera llegar al trabajo a tiempo, no importara lo que yo hiciera. Finalmente, con Su ayuda, aprendí que mi enojo y mi resentimiento eran en realidad una fachada. Elegía enojarme con Él en vez de enfrentar mis Miedos. Tenía miedo de llegar tarde. Tenía miedo de la reacción negativa de mi cliente a mi tardanza. Tenía miedo de tener que perder una hora de paga. Tenía miedo de que mi cliente se hartara de mi tardanza y dejara de trabajar conmigo. Pero con el paso de los meses y los años, Hashem me ayudó a crecer en emuná y a liberarme de esas emociones negativas para dar lugar a mayor cantidad de emuná.

 

Primero que nada, aprendí poco a poco que cuando estoy en problemas (léase: tarde), yo misma suelo ser la causa de esa tardanza. Y si era sincera conmigo misma, podía admitir que no salía de casa lo suficientemente temprano. E incluso cuando salía temprano, tenía que someter mis miedos a la conciencia de que Él es Quien dirige el mundo y que no hay motivos para temer. Si perdía la paga de una hora, esa era una fantástica forma de expiar quién sabe qué!! Y si perdía un cliente, no pasaba nada. Hashem tiene infinitas fuentes de ingresos y de clientes para enviarme. Yo solamente tenía que tener presente Quién dirige el mundo.

 

Volviendo al miércoles pasado. De más está decir que no sucedió ningún milagro y legué al gimnasio de mi cliente a las 6.48 minutos, 8 minutos tarde!! Pero como ahora tenía un nivel más alto de emuná, no me puse nerviosa. Primero, me di cuenta de que era mi propia culpa. Al final de mi primera sesión, me había puesto a discutir con mi cliente y había perdido la noción del tiempo. También me di cuenta de que mis clientes me pagan por adelantado y por lo tanto yo le debía 8 minutos de tiempo. Tenía que hacerme responsable de mis actos. Decidí que iba a empezar a pedir perdón por llegar tarde, y que les iba a decir que les debía esos minutos. Podía ofrecerles un reembolso o darles esos minutos en otra sesión.

 

Cuando llegué al gimnasio, él no estaba! Chequeé con mi teléfono y me di cuenta de que él me había enviado un mensaje diciéndome que se le había hecho tarde y que ya iba a llegar. Lo primero que pensé fue: “Gracias, Hashem!” ¡Me salvaste de llegar tarde!”

 

Estaba tan contento de haberme salvado de quedar mal! Pero entonces la Verdad me habló y qué me dijo? Que como mi cliente me paga por adelantado, por estar allí de 6.40 a 7.40 cada mañana, no importa cuándo él llega, yo todavía le sigo debiendo una admisión de mi falta y los ocho minutos. Y con la ayuda de Hashem hice precisamente eso. Mi cliente apreció mi honestidad y terminé la sesión con una conciencia clara y un corazón contento, por haber cumplido con la voluntad de Hashem.

 

Que Hashem nos ayude a todos a crecer en emuná y que podamos superar siempre las trampas y los obstáculos de la mala inclinación, y seamos honestos en nuestros negocios y con nosotros mismos. Mucho éxito a todos!

 

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