Para todos los gustos
Aunque sigamos las modas, hay algo que nos diferencia a todos y cada uno de nosotros, incluso a los gemelos idénticos.
Cuando se trata de gustos, cada uno tiene unas tendencias muy particulares y un estilo diferente. Aunque sigamos las modas o nos atengamos a un tipo determinado de vida, hay algo que nos diferencia a todos y cada uno de nosotros, incluso a los gemelos idénticos.
Hay algo que es de igual manera similar a todos los humanos, esa esencia Divina que Hashem nos dio al crearnos está presente en cada uno de nosotros y es inherente a nuestra personalidad y a nuestra vida en este mundo. Sin embargo, cada uno busca una forma de diferenciarse y efectivamente lo que es bueno para uno no es nada saludable para otro. Por ejemplo, algunos aman el queso y otros lo detestamos… es cuestión de gustos. Siendo de esta manera, ¿cómo sería posible que todos nos podamos regir por un mismo código básico de comportamiento?
La Torá ofrece para toda la humanidad las bases de su origen y su misma esencia. Tanto para judíos como para noájidas, la Torá es igualmente valedera. Cada uno la adapta a su naturaleza, simplemente. Los judíos debemos cumplir 613 preceptos y los noájidas, 7 preceptos. Esto no significa que la Torá sea solamente para los judíos, sino que el resto de las naciones también pueden y deben estudiarla, según su nivel y conocimiento, para acercarse más a Hashem y vivir la vida de la forma en la que corresponde a cada uno de nosotros.
Como decía antes, la misma dieta no es buena para todos. Alguien puede sentirse muy feliz siendo vegano y otro no puede concebir la vida sin una buena hamburguesa de ternera de vez en cuando. Nuestro cuerpo y nuestros gustos están diseñados de forma idéntica y a la vez distinta y por eso lo que es un paraíso terrenal para unos, para otros es un auténtico infierno. ¡Qué maravilla de Di-s es tener la Torá para todos! Es cuestión de saber elegir qué es lo que le conviene a cada uno.
Al igual que en el símil de la dieta más apropiada para cada persona, que al fin y al cabo se basa en elecciones alimenticias, cuando se habla de dieta espiritual cada uno debe basarse en la Torá y seguir lo marcado para él. Por ello, la conversión al judaísmo no es obligatoria en absoluto ¡todo lo contrario! Cada uno tiene un camino que hacer y que seguir en esta vida y no todos tienen que hacer exactamente lo mismo. El hecho de que alguien se sienta atraído por el judaísmo no siempre va a desembocar en una conversión. Puede convertirse en un “régimen de vida noájida” con el que se desarrolle plena y satisfactoriamente en esta vida. Hay otros que están destinados a realizar la conversión y entonces siguen otro camino.
Lo que está claro es que no hay pérdida si nos guiamos siempre según el rumbo que marque la brújula espiritual de la Torá. Ahí está escrito qué debe hacer cada persona según su condición. Es impresionante y maravilloso que en un solo “libro” esté contenida tanta sabiduría y conocimiento, está todo escrito. Solo hace falta tiempo y dedicación para estudiarla de la forma adecuada y conveniente, con maestros cualificados que nos puedan enseñar a descifrar su contenido y nos ayuden a llevarlo a la práctica.
Cumplir los preceptos que marca Hashem para cada uno de nosotros puede resultarnos un poco “cuesta arriba” en algunas ocasiones, pero siempre debemos tener en cuenta que las circunstancias de nuestra vida han sido diseñadas a nuestra medida, ni un centímetro más ni un centímetro menos y que, además, tenemos ya el manual de instrucciones para resolver cada cuestión. Gracias a Di-s por ofrecernos tan oportuna ayuda en los momentos difíciles.
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