Esto es una prueba

La vida, y en especial la vida de baal teshuvá (persona que adopta una vida observante) suele implicar muchas pruebas y señales.

3 Tiempo de lectura

Lori Steiner

Posteado en 04.04.21

La vida, y en especial la vida de baal teshuvá (persona que adopta una vida observante) suele implicar muchas pruebas y señales. Cuando uno se vuelve una persona con conciencia espiritual, ve las cosas desde una perspectiva diferente y siente la forma en que Dios se comunica con él. El hecho de que uno sepa reconocer un desafío no significa que logre superarlo, pero reconocer el desafío es el primer paso para poder superarlo. ¿Qué tenemos que hacer para reconocer un desafío? Una forma muy fácil es volvernos más conscientes de las cosas que nos despiertan sentimientos desagradables y la forma en que reaccionamos. Es posible que esa misma cosa no le cause ninguna molestia a nuestra pareja, a nuestro vecino ni a otras personas, pero si nos molesta a nosotros en alguna forma, entonces podemos estar seguros de que para nosotros es una prueba personal.

 

Dios está esperando que podamos poner en práctica el Ein Od Milvadó (No hay nada fuera de Hashem) en este momento de molestia. Esto lo hacemos viendo a Hashem como Aquel que dirigió este evento. Nuestra tarea consiste en literalmente forzarnos a nosotros mismos a responder con deliberación y con pensamiento. Si reaccionamos de la manera habitual, con palabras o acciones negativas, entonces probablemente no hemos percibido a Hashem ni hemos tomado conciencia de que se trata de una prueba que nos trajo Él.

 

Cuando se nos presentan pruebas, como por ejemplo, un hijo irrespetuoso, un marido que no hace lo que queríamos que hiciera, una interrupción que nos interfiere en la rutina, un jefe enojado, un mal tiempo que no coopera con nuestros planes o cualquier otra cosa que no sea de nuestro agrado, todas estas son pruebas a ver cómo reaccionamos. Si reaccionamos en forma negativa y sucumbimos a nuestras emociones negativas, entonces tenemos mucho trabajo por hacer.

 

Tenemos que aprender a aceptar nuestras emociones negativas y respirar bien profundo hasta que estas se disipen. Al reconocer la circunstancia desencadenante, y al percibir que todo proviene de Hashem y es todo para bien, nos estamos ahorrando muchísimo dolor de cabeza y mucha desilusión. Tal vez no podamos frenar la emoción de raíz, pero podemos refrenarnos y no actuar por impulso. Lo mejor que podemos hacer es controlar nuestra reacción hasta que alcancemos un estado de calma.

 

Cada vez que nos sintamos enojados, molestos, fastidiados, tristes, decepcionados, desalentados, avaros, egoístas, envidiosos, ingratos, combativos, competitivos o temerosos -que son todas emociones negativas-  tenemos que recurrir a los tres principios de emuná: que todo proviene de Hashem, que esta situación es una prueba para ayudarnos a crecer y llegar ser mejores personas y que podemos alcanzar la grandeza superando nuestros malos rasgos de carácter. Todas estas emociones negativas entran en la gran categoría de la “arrogancia”, porque son todas formas de queja sobre la forma en que nos está tratando Hashem o la forma en que Él está dirigiendo el mundo. Nuestra tarea consiste en cambiar de perspectiva y empezar a sentir gratitud y humildad a fin de evitar todo comportamiento inapropiado.

 

Lo primero que tenemos que haces es tomar conciencia de nuestros sentimientos. Si estas emociones son negativas, entonces es señal de que ha comenzado la prueba. Lo segundo que tenemos que hacer es repetir Ein Od Milvadó, reconociendo que la situación es una prueba de Hashem. Lo tercero es esperar a que pase el momento y podamos responder en una forma más elevada de lo que estamos acostumbrados. Una vez que pasó el momento, podemos hablar con Hashem a fin de determinar cuál es el rasgo de carácter que Él quiere que mejoremos. Por ejemplo, si nos enojamos con nuestro hijo porque tarda cuatro horas en limpiar su habitación, entonces sabremos que tenemos que trabajar sobre nuestra propia paciencia, especialmente si esta clase de prueba se repite constantemente.

 

Mientras tratemos de hacer lo mejor que podamos y hablemos con Hashem acerca de las cosas que nos resultan difíciles, no tenemos necesidad de autoperseguirnos si fallamos una prueba. Simplemente nos volvemos a poner de pie y seguimos adelante. Cuando nos damos cuenta de que el propósito de nuestras vidas es el crecimiento espiritual y aceptamos el desafío, ya hemos elegido la grandeza.

 

Que todos podamos dar lo mejor de nosotros mismos para llegar a ser la mejor versión de quienes somos verdaderamente y que podamos ver cambios positivos en el mundo gracias a nuestro esfuerzo personal.

 

Escribe tu opinión!

Agrega tu comentario

Quiere recibir un correo semanal con articulos parecidos a este de Breslev Israel?
Acepto Condiciones de uso & I agree to receive emails
Por favor escribe una dirección de email
Please tick the checkbox if you want proceed
¡Gracias! ¡Ahora, está suscrito!!