Gracias a mi mala inclinación
Los seres humanos hemos sido bendecidos con una mala inclinación que nos da más importancia ante Dios que los ángeles.
Todos tenemos una inclinación a hacer el bien y una inclinación a hacer el mal. No hay excepciones. El Creador nos dio una inclinación en cada dirección porque sabía que las necesitamos a ambas y que debemos aprender a servir al Creador incluso con la inclinación a hacer el mal.
Mi buena inclinación es mi ser espiritual superior, mi alma, mi fe. Es el punto más alto de cercanía con el Creador que he alcanzado hasta ahora. Es mi humildad, mi capacidad de amar incondicionalmente, y mi deseo de aferrarme al Creador eternamente en el mundo venidero. Mi mala inclinación nace en mi cuerpo y sus instintos y deseos primitivos. Las demandas de mi cuerpo pueden hacerme arrogante y egoísta, llenándome con un insaciable deseo de gratificación inmediata y del cumplimiento de mi propia voluntad, no la del Creador.
¿Cómo es que el Creador espera que Lo sirvamos con nuestra mala inclinación? Primero démonos cuenta de que estas dos inclinaciones no son creadas iguales. Dice el Rabino Arush que tu yo real es tu buena inclinación, que incluye tus buenas intenciones. Si tu mala inclinación no forma realmente parte de ti, entonces ¿quién es? Es un adversario que fue enviado a ayudarte a que te realices como persona y saques a flote tu bondad inherente. Al tentarnos a tomar las decisiones equivocadas y hacer las cosas inapropiadas, la mala inclinación nos ayuda a ser mejores personas.
El santo Baal HaTania dice que en realidad a la mala inclinación no le gusta el rol que le encargó el Creador. Ella Le teme al Creador y sabe que el Creador la juzga por lo bien que nos ayuda a ser buenos y no destruirnos completamente. Por eso, en última instancia, la mala inclinación está luchando una batalla que en realidad espera perder.
Dijo el Rabino Shalom Arush que el Creador no obtiene ninguna gratificación de los ángeles, a quienes creó para que sean como máquinas, programados a hacer siempre el bien. También dijo que los ángeles no tienen una mala inclinación y no tienen más opción que pensar, hablar y hacer todo con perfecta pureza y bondad. Es por eso que el Creador no obtiene ninguna gratificación genuina de ellos.
Nosotros, los seres humanos, a diferencia de los ángeles, hemos sido bendecidos con una mala inclinación que nos da más importancia ante Dios que los ángeles. La persona con mala inclinación que reza a diario para superarla Le produce una tremenda satisfacción al Crador, aunque le cueste mucho controlarla.
Otra forma de asegurarnos la ayuda del Creador para dominar la mala inclinación, además del arrepentimiento y la introspección diaria, es teniendo un diálogo con ella en mi sesión de hitbodedut diaria. Al darle la oportunidad de presentar sus argumentos sobre por qué yo no debería servir al Creador o por qué no soy capaz de servirlo, puedo asegurarme la sabiduría y el poder de mi mala inclinación para contrarrestarla. Al invitarla a hablar, ella trae más honestidad y claridad a mi introspección diaria.
Suelo empezar dándoles a los dos oponentes que viven dentro de mí permiso para exponer cada tema, cada conflicto o situación problemática que surge en mi vida. Por supuesto que cuanto más leo y aprendo acerca de la emuná, mi lado bueno tiene más respuestas listas para prácticamente cada tonta objeción que pueda presentar mi lado oscuro.
Es increíble cómo mi mala inclinación (que no es ninguna tonta) no parece entender que tendría muchísimo más poder que mi buena inclinación si se negara a hablar. No entiende que su más grande poder sobre mí es no revelándome sus tácticas y los trucos que tiene guardados bajo la manga. Entonces ¿por qué consiente al diálogo? Sólo el Creador lo sabe. El Creador me protege de mi mala inclinación llevándola siempre hacia la misma trampa: dejándola hablar mucho. Y cuanto más escucho sus malvadas filosofías, más ridícula me suena y más mi buena inclinación brilla con la luz de la Verdad.
Escribe tu opinión!
Gracias por tu respuesta
El comentario será publicado tras su aprobación