Y les contarás a tus hijos…
La gente pasa tanto tiempo haciendo compras y limpiando partículas de polvo que se olvidan de lo principal
Nisán es el mes más propicio para fortalecer la emuná. El “Shem MiShmuel” de Sojatchov explica que en el mes de Nisán el Tesoro Celestial se abre y todos pueden tomar lo que deseen…
El Seder de Pesaj es el pináculo del mes de Nisán. Así como uno necesita mucha preparación física para escalar un pico muy alto como el Monte Everest, también necesita una preparación especial para llegar al pináculo espiritual denominado “La noche del Seder”.
Después de toda la limpieza a fondo, de las compras, del horneado de las matzot, de la preparación de la comida y de la lógística pre-Seder, la gente por lo general se olvida de la preparación más importante, que es la preparación espiritual. Porque ¿de qué es el Seder de Pesaj, después de todo? Es una de las 613 mitzvot, llamada Vehigadeta Lebaneja “Y les contarás a tus hijos”. No se trata de una costumbre antigua ni de un mero ritual, sino de un precepto de la Torá. Sin embargo, la gente pasa tanto tiempo haciendo compras y limpiando partículas de polvo que se olvidan de lo principal: prepararse a ellos mismos para contarles a sus hijos la historia del Éxodo de Egipto, la salida de la esclavitud a la libertad.
¿Acaso ustedes piensan que a los niños modernos realmente les importa lo que sucedió hace 3.300 años? Ustedes, los padres, tienen que darle vida a la Hagadá y mostrarles que todo lo que se cuenta en la Hagadá se aplica a nosotros también. Y eso no van a poder hacerlo a menos que dediquen un tiempo para estudiar la Hagadá.
Ah… ustedes piensan que ya es suficiente con lo que estudiaron el año pasado o el anterior? No es así. Para que la Hagadá nos salga del corazón y entre al corazón de los niños, es necesario que la tengamos bien fresca en la cabeza. Siéntense a estudiarla y si pueden estudien también algún comentario de la Hagadá que no hayan estudiado antes. Además, la Hagadá es el libro de la emuná: cuanto más lo estudien, más fuerte va a ser su emuná.
Y no olviden que para que el Seder de Pesaj tenga éxito, hay que rezar. Nuestros Sabios dicen que el sabio tiene los ojos puestos en la cabeza. Dediquen un tiempo, a toda costa, para la plegaria personal. ¡No desperdicien el tiempo! La mala inclinación quiere ponerlos nerviosos: ¿limpié lo suficiente? ¿tal vez me olvidé de algunas miguitas en algún rincón? No dejen que eso suceda. Una vez que dijeron kol jamira y anulan el jametz que tienen, ¡terminaron! Halájicamente hablando, ya tienen todo en orden. Ahora sigan con sus cosas. Lo principal es que la luz de la emuná que se refleja de la Hagadá, de todas las maravillosas mitzvot de Pesaj y del mes de Nisán ilumine nuestros corazones para que con esa luz podamos iluminar también los corazones de los demás. Todos sabemos de la importancia de que haya invitados a la mesa del Seder, de compartir nuestra comida con aquellos que son menos afortunados. Siendo así, también debemos compartir nuestra emuná ─que es el principal alimento del alma─ con todos aquellos que tienen hambre espiritual. Y en virtud de Pesaj y de sus mitzvot, que todos podamos difundir la luz de la emuná por el mundo entero. Feliz Pesaj!
Escribe tu opinión!
Gracias por tu respuesta
El comentario será publicado tras su aprobación