Entrar al Jardín del Edén

¿Cómo es posible que Hashem le reclame a la persona: “¿Por qué no fuiste como Hilel?”. ¿Acaso una persona común y corriente es capaz de soportar una realidad semejante?

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Grupo Breslev Israel

Posteado en 11.08.24

Rabí Natan de Breslev dijo que gracias a su Likutey Tefilot (en la edición en español conocido como “El Portal de la Plegaria”), muchas personas tuvieron el privilegio de entrar al Jardín del Edén. Esto se debe a que el Likutey Tefilot está lleno de poderosísimas plegarias que expresan un profundo anhelo. No hay ninguna mitzvá o tema relacionado con el servicio Divino sobre los cuales no haya por lo menos una plegaria específica en este libro. Cuando el individuo logra recitar muchas súplicas y fortalece su deseo de alcanzar mayores niveles de santidad, en el Cielo se lo considera según sus intenciones, no según sus logros, porque así es como se juzga a la persona. Por eso, la persona que recita asiduamente las plegarias del Likutey Tefilot tiene el privilegio de entrar al Jardín del Edén.

De esta manera también se explica otra afirmación más de Rabí Natan acerca del Likutey Tefilot: que, desde la publicación de estas plegarias, la gente va a tener que dar cuenta por cada día que no las recitó. Esto es bastante problemático. ¿En qué parte de la Torá dice que uno tiene que dar cuenta por no haber recitado las plegarias del Likutey Tefilot? ¿Acaso Rabí Natan tiene la autoridad necesaria para añadir una nueva mitzvá a la Torá? No. Pero esto puede entenderse a la luz de lo que dice el Shulján Aruj Harav que citamos anteriormente, que indica que la persona es juzgada por su intención. En el Cielo se le dirá: “Es verdad que no podías servir a Hashem en forma completa, pero si hubieras recitado las plegarias de Rabí Natan, entonces habrías sentido anhelo por la Torá, por la plegaria, por la alegría, por dar caridad, por cumplir cada mitzvá”. En conformidad con lo dicho, en el Cielo se juzgará a esa persona: “¿Por qué no quisiste todas estas cosas?”. Todo depende de la voluntad que uno tenga. El principal factor es la voluntad y la voluntad es algo que siempre está en nuestras manos.

Más tarde, cuando alguien le preguntó a Rabí Natan si realmente había dicho eso, él respondió: “Lo dije y no lo dije”. Lo que quiso decir fue que cada persona deberá dar cuenta de su vida. Pero entonces verá que, si hubiera recitado estas plegarias, su “débito” sería mucho menor. ¿Saben por qué? Porque uno es juzgado según su voluntad. Si esta persona hubiera rezado y hubiera expresado su deseo de elevarse espiritualmente, entonces habría logrado alcanzar al menos parte de sus objetivos por medio del poder de la plegaria, porque “por el camino que uno desea transitar, por allí se lo lleva”. E incluso con respecto a los objetivos que no iba a alcanzar, será juzgado según lo que quiso y recibirá recompensa como si los hubiera logrado.

Debemos saber que la afirmación de que el juicio se realiza según la voluntad no se refiere únicamente a lo que le ocurrirá a la persona después de fallecida, porque en el Cielo se juzga a cada persona ya estando en este mundo cada año en Rosh Hashaná. Además, tal como afirma la Mishná (Rosh Hashaná 16ª), todo el mundo también es juzgado otras tantas veces en el transcurso del año. Además hay una baraita (tradición oral) que enseña (ibíd): “Dice Rabí Yosi que el individuo es juzgado todos los días, tal como afirma el versículo: ‘Lo visitas cada día’ (Job 7:18)”. Dice Rabí Natan que la persona es juzgada a cada instante. Tal como dice el mismo versículo: “Lo pones a prueba a cada instante”.

Los textos sagrados enseñan que hay veinticuatro Cortes Divinas y que a cada hora del día y de la noche una de estas Cortes juzga al individuo por sus actos. Si lo juzga en forma favorable, entonces el individuo siente alegría, bendición y bienestar. Pero si lo juzga en forma desfavorable, entonces el individuo se siente deprimido y siente pesadez, sufre y encuentra obstáculos. Si bien el juicio principal tiene lugar en Rosh Hashaná, eso concierne únicamente a la esencia del juicio: si va a vivir o si va a morir; cómo se ganará la vida; cuánto va a ganar; y demás asuntos generales. Pero con respecto a cómo pasará cada día y cada hora en forma específica, si bien o mal, eso depende del juicio Divino a que es sometido a cada hora, todos los días. Y en conformidad con lo que hemos estudiado en este capítulo – que la esencia del juicio concierne a la voluntad─ vemos que la intención es la que determina la clase de vida que vivirá en este mundo: una vida de confort o de sufrimiento, una vida de frustración y amargura o de alegría, una vida de bienestar o de malestar.

Por consiguiente, la intención determina en forma directa cómo será la vida de la persona y cómo vivirá todo lo que tenga que vivir en este mundo. A la vez, la intención es la más grande herramienta con que uno cuenta a fin de mitigar los juicios estrictos en su contra. Si una persona se siente deprimida y tiene experiencias desagradables o enfrenta toda clase de problemas y dificultades, eso está indicando que hay juicios que penden sobre su persona. Y eso se debe a que, cuando en el Cielo se lo juzgó, no fue declarado inocente. Pero si uno se fortalece en sus buenas intenciones y decide acatar la voluntad de Hashem, entonces en el Cielo se lo considerará como a un justo y en el próximo juicio se lo juzgará en forma positiva. Y entonces sentirá bienestar, alegría y satisfacción.

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