¿Estás conmigo, hermano?

A una altitud de unos 30.000 pies, el toldo de la cabina estalló repentinamente, dejando expuesta a la tripulación del F-15, compuesta por dos miembros... Una analogía de nuestro acercamiento al aterrizaje final hacia la redención.

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Tamar Ansh

Posteado en 11.08.24

Tamar Becker

En 1975, las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos iniciaron la “Operación Babylift” para evacuar a unos 3000 huérfanos para su adopción.

Cuando la “bisagra” entre judíos está desequilibrada, los resultados pueden ser catastróficos para la unidad nacional.

¿Estás conmigo, hermano?

Estas palabras fueron pronunciadas por el piloto de un caza F-15 de la Fuerza Aérea israelí a su navegante en prácticas durante un vuelo de entrenamiento rutinario en enero de 2019. A una altitud de unos 30.000 pies, el dosel de la cabina se desprendió repentinamente, dejando a los dos miembros de la tripulación expuestos a un frío extremo (-45◦ C) y turbulencias masivas. En ese momento, no estaba claro si podrían aterrizar el avión o si tendrían que eyectarse.

Mientras leía el artículo, mi mente retrocedió casi 45 años atrás, cuando otro avión perdió parte de su estructura…

En la primavera de 1975, el presidente Ford decidió salvar al mayor número posible de huérfanos durante los últimos días de la guerra de Vietnam. Las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos iniciaron la “Operación Babylift” para evacuar a unos 3000 huérfanos que serían adoptados por familias de Estados Unidos, Australia, Francia y Canadá. Serían evacuados de Saigón a la base aérea de Clark, en las islas Filipinas, y de allí, a sus países de adopción.

El 4 de abril de ese año, un avión de carga C5A Galaxy Nightingale reacondicionado para evacuaciones médicas partió de Saigón con cientos de huérfanos hacinados en sus cubiertas superior e inferior, que fueron atendidos por una tripulación compuesta por personal del Ejército del Aire y algunos voluntarios civiles. Por aquel entonces, yo era enfermera del Ejército del Aire destinada en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de la Base Aérea de Clark. Estábamos preparados para recibir en la UCI a cualquier niño en estado crítico que saliera del vuelo.

Minutos después del despegue, a una altitud de 23.000 pies, las bisagras de la puerta trasera del Nightingale cedieron. Al saltar por los aires, la puerta trasera cortó los cables hidráulicos y parte de la cola. Sin cables hidráulicos y sin cola, el piloto no podía regular su velocidad de vuelo.

En la cubierta inferior del Nightingale, cualquiera que no estuviera atado salió volando por la parte trasera del avión. El personal médico de la cubierta superior podía asomarse por la escalerilla y ver el Mar de China zumbando por debajo de ellos. El avión trató de aterrizar en el aeropuerto de Saigón, que ya estaba bajo un intenso fuego del Viet Cong. El aterrizaje, sin embargo, fue abortado y se hizo un segundo intento en un arrozal cerca del río Saigón. Como el piloto no pudo reducir la velocidad de aterrizaje, el impacto rompió toda la cubierta inferior. La cubierta superior del avión, ahora expuesta, se deslizó como un tobogán a toda velocidad sobre la superficie del arrozal hasta que finalmente se detuvo. A pesar de los traumas y las heridas, el personal del Ejército del Aire se apresuró a localizar y ayudar a sus compañeros supervivientes a salir de los restos del avión. Todos los que se encontraban en la cubierta inferior habían muerto. Lo único que se pudo hacer por ellos fue “etiquetarlos y embolsarlos” para llevarlos a la morgue.

Dejando mi ensueño y volviendo al presente…

Empecé a pensar en estos dos aterrizajes aparentemente no relacionados. Todos los aviones aterrizan, pero la aproximación final puede tener resultados muy diferentes. La tripulación del F-15 aterrizó a salvo, con ambos pasajeros intactos. El Nightingale quedó en escombros humeantes, con casi la mitad de los pasajeros muertos en el impacto.

Estamos en la aproximación final a la redención final, y el pueblo judío tiene dos maneras de prepararse para el aterrizaje:

El enfoque de “Hermano” consiste en ver a mi compañero judío como parte de mi familia inmediata. Siento su dolor, sus dudas y su distancia de Hashem. Me siento responsable de mi hermano y me comprometo con su bienestar. Estoy con él y lo veo como parte de mi vida. Lo juzgo de forma positiva y nos acercamos juntos a la redención final.

El enfoque de la etiqueta y la bolsa consiste en juzgarlo negativamente y asignarle una etiqueta como “sefardí”, “breslovero loco”, “lubavitch mesiánico”, “mal chico”, “moderno”, “apóstata”, reformista/conservador/reconstruccionista”, “de izquierda/de derecha” o incluso “erev rav” (“multitud mixta”). Después de asignarle la etiqueta apropiada, lo “empaqueto” como un perdedor que no se merece mi tiempo. En esencia, lo saco de mi vida como si lo hubiera enviado al depósito de cadáveres.

Las bisagras unen dos partes y dan fuerza a toda la estructura. Tanto es así, que las bisagras de la puerta trasera de un avión pueden soportar 93 toneladas de presión a 23.000 pies de altura. Pero en el Nightingale, una bisagra estaba ligeramente desequilibrada, y todas las demás bisagras de la puerta trasera se vieron afectadas. Al aplicarse presión, toda la estructura se rompió. Del mismo modo, cuando la “bisagra” entre los judíos está desequilibrada, los resultados pueden ser catastróficos para la unidad nacional.

La Redención está muy próxima. Sepamos comportarnos como lo que en realidad somos: hermanos.

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