Emuna sí, preocupación no!

Hay una fórmula de dos palabras para vivir tranquilos: “Hashem provee”.

3 Tiempo de lectura

Dennis Rosen

Posteado en 15.03.21

Rabí Elimelej Biderman cuenta la historia de un rabino que de joven vivía en Varsovia. Una vez vio a un hombre anciano, un vidriero, llevando un vidrio muy pesado. El rabino ofreció a ayudarlo pero el anciano le respondió: “Escucha, jovencito. Yo tengo más de noventa años, pero sigo igual de fuerte que antes y no necesito tu ayuda. Y te voy a decir por qué soy tan fuerte. Hace muchos años, le hice un favor a Rabí Bunim de Peshischa. El Rebe me preguntó que bendición quería que me diera. Yo le pedí la bendición más común: que pudiera casar a todos mis hijos sin problemas. El Rebe me respondió: ‘Mi bendición a ti es que jamás tengas nada por lo que preocuparte, porque Hashem no les da a aquellos que se preocupan; les da a aquellos que piden’. Esa bendición me ha sido de ayuda toda mi vida. Casé a todos mis hijos sin dificultades y sin preocupaciones. Y tal como ves, también tengo fuerza para trabajar. Y yo atribuyo esta fuerza a la bendición que recibí”.

 

Este vidriero es mi héroe! Desde que leí esta historia la he incluido en mi sesión de plegaria personal, pidiéndole a Hashem que me ayude a superar las preocupaciones igual que este hombre. Esto me hace acordar a un artículo que leí en el que el autor entrevistó a un grupo de personas mayores de noventa años de edad y les preguntó cuál era el secreto de su longevidad. Una señora le dijo: “Nunca te preocupes por nada. Reza por todo y siempre da las gracias”.

 

El Rabino Biderman finaliza diciendo que debemos tratar de vivir sin ansiedad y confiar en Hashem. En el libro En el Jardín de la Fe dice que hay una fórmula de dos palabras para vivir tranquilos: “Hashem provee”.

 

En el libro En el Jardín de los Milagros, el Rabino Arush cuenta la parábola de una familia pobre que vivía en Odessa. En la ciudad de Odesa vivía una familia muy pobre y muy necesitada a la que no le alcanzaba el dinero ni para comprar siquiera las necesidades más básicas. Todos en la familia oraban para obtener bendición y prosperidad.

 

Una noche, las plegarias de la familia fueron respondidas y oyeron que tocaban el timbre de entrada. El padre abrió la puerta y, para su sorpresa, vio que afuera estaban esperando varias personas muy sonrientes.

 

 

“Y ustedes ¿quiénes son?”, preguntó el padre.

 

“Yo soy Alegría, y ella es Emuná y aquella es Dicha y la otra es Salud y aquel bien alto es Éxito y la petisita es Prosperidad y el arrugado es Dinero y la gordita es Fortaleza….”. Y así continuó presentándoles a todos los recién llegados.

 

“Nosotros somos los anhelos de todos ustedes”, les dijeron a los miembros de la familia, que se habían quedado mirando con la boca abierta. “Pero ustedes pueden elegir a uno solo de todos nosotros”.

 

Los miembros de la familia se quedaron pensando a quién les convenía elegir: ¿Éxito o Salud? ¿Dicha o Prosperidad? ¿Alegría o Dinero?”.

 

Al final, el padre les dijo a los anhelos: “Hemos decidido que queremos quedarnos con Emuná”.

 

Emuná entró a la casa, pero siguiéndole los pasos empezaron a entrar también todos los otros anhelos.

 

“¡No entiendo! ¿Qué es lo que está pasando aquí?”, se sorprendió el padre. “¡Nos dijiste que se puede elegir un solo anhelo!”.

 

“Es verdad. Se puede elegir un solo anhelo”, le explicó Alegría. “Pero dondequiera que va la Emuná, vamos todos tras ella”.

 

Cada vez que yo tengo un pensamiento negativo, cualquier clase de preocupación, trato de recitar la frase “Derej Emuna Bajarti” (Yo elijo el sendero de la emuná, de la fe), el Salmo 119:30. Recitar este versículo varias veces hace que me sienta mucho más calmo y más fuerte.

 

Cada vez que recito la bendición Shehakol (al beber un vaso de agua, por ejemplo) me concentro en el significado de la bendición. Estamos bendiciendo a Hashem “por Cuya palabra todo llegó a ser”. Y después de beber o comer, Le pido a Hashem que me ayude a recordar e internalizar que únicamente por medio de Su palabra las cosas pueden existir.

 

En el idioma hebreo, la palabra “emuná” tiene la misma raíz que la palabra “practicar”. Al practicar esta y otras técnicas afirmativas podemos eliminar la preocupación de la mente y del corazón. Debemos recordar que la preocupación es una herramienta de la Mala Inclinación que nos roba toda la alegría y todo el bienestar.

 

O emuná o preocupación. La decisión está en nuestras manos. Ojalá todos elijamos la emuná y todas las bendiciones que ella trae consigo. Amén!

Escribe tu opinión!

1. Vivianne Poseck

3/02/2019

Emuná Sí, preocupación NO.

Muy interesante el artículo. Solo una sugerencia. El último párrafo que dice: O emuná o preocupación. La decisión está en nuestras manos. Ojalá todos elijamos la emuná y todas las bendiciones que ella trae consigo. Amén! La palabra que me llama la atención es "Ojalá", que como Israelitas no debiera estar en esta página ni en nuestras bocas a mi parecer, ojalá es ¡Alá quiera!! En vez de poner ¡¡ HASHEM quiera!! Bendiciones del Altísimo a todo el equipo Breslev…un gran aporte a nuestras vidas….Todáh rabá.

2. Vivianne Poseck

3/02/2019

Muy interesante el artículo. Solo una sugerencia. El último párrafo que dice: O emuná o preocupación. La decisión está en nuestras manos. Ojalá todos elijamos la emuná y todas las bendiciones que ella trae consigo. Amén! La palabra que me llama la atención es "Ojalá", que como Israelitas no debiera estar en esta página ni en nuestras bocas a mi parecer, ojalá es ¡Alá quiera!! En vez de poner ¡¡ HASHEM quiera!! Bendiciones del Altísimo a todo el equipo Breslev…un gran aporte a nuestras vidas….Todáh rabá.

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario