La herramienta contra la arrogancia
Cuando esa voz interior nos pregunta: “¿Dónde estás?” - ¿Tenemos una respuesta? ¿Conocemos nuestro verdadero lugar en la vida?
La persona debe recordarse a sí misma diariamente que si ha logrado hacer la voluntad de Hashem y no pecar, es porque Hashem ha acudido en su ayuda. Tal vez sus plegarias invocaron la ayuda Divina. O tal vez realizaron alguna buena acción que los hizo merecedores de mayor protección Divina contra el pecado. O tal vez Hashem simplemente no los está poniendo a prueba. Pero la persona debe saber que es propensa a pecar; el hecho de que no peque no demuestra que esté por encima del pecado.
Teniendo esto último en mente, una vez le oí decir al rabino Asher Freund, de santa y bendita memoria, que la persona debe tener claro su verdadero nivel espiritual tanto respecto a lo positivo como a lo negativo. Debe atribuirle sus éxitos a la asistencia Divina, dándose cuenta de que lo bueno en su vida es pura abundancia Divina. El rey David dijo: “Mi bien en la vida proviene completamente de Ti” (Salmo 6:2), lo que significa que todo su bien proviene de Hashem. Esta es la manera correcta de considerar nuestros puntos buenos, no como algo que hemos alcanzado por nuestra cuenta y que podría darnos motivos para envanecernos. La Torá enfatiza este punto cuando dice: “Y recordarás que Hashem te da el poder para triunfar” (Deuteronomio 8:18).
Del mismo modo, la persona no debe desesperarse por sus puntos débiles ni perseguirse a sí misma. Debe darse cuenta de que son una oportunidad para ayudarle a acercarse a Hashem. Una vez que se da cuenta de que no puede corregirse a sí misma por sí sola, la persona se vuelve a Hashem con mayor seriedad y sinceridad. Su necesidad de mejorar es el agente mismo que fortalece su conexión con Hashem. Esta es la forma correcta de ver los propios inconvenientes y puntos débiles, utilizándolos como impulso para aferrarse a Hashem con mayor esfuerzo.
Somos puestos a prueba a cada momento; por eso debemos escuchar con tanta atención la voz interior que nos pregunta: “¿Dónde estás?”. Eso nos ayuda a mantener la cabeza fuera del agua.
Ser honesto con uno mismo, reconocer los resultados potencialmente catastróficos de nuestra obstinada inclinación al mal y comprender que Hashem es la fuente de todo lo bueno nos permite vernos desde la perspectiva adecuada. La persona que se da cuenta de que este mundo es como caminar por una cuerda floja en el aire sabe que necesita ayuda a cada segundo para no caerse, como una red de seguridad que lo atrape si se cae: ¡eso es Hashem! Al sentirnos así, invocamos a Hashem todo el tiempo, incluso antes de cruzar la calle. ¿Quién nos garantiza que llegaremos al otro lado? La forma sana de miedo es el miedo a estar un solo momento sin Hashem; a eso se refería el rey Salomón cuando dijo: “Dichoso el hombre que siempre teme” (Proverbios 28:14).
El sexto capítulo del Tratado Avot en la Mishná describe cuarenta y ocho rasgos de carácter que favorecen el estudio de la Torá. Uno de ellos es makir et mekomo – el que conoce su lugar; o sea, el que no tiene ni delirios de grandeza ni sentimientos de inferioridad. Esa persona es sincera consiga misma, reconoce sus propios defectos y busca constantemente la ayuda de Hashem. Es consciente del trabajo que tiene que hacer consigo mismo y sabe que una tarea tan prodigiosa como la mejora del carácter no puede hacerla solo, sino con la ayuda de Hashem. Su honestidad y humildad la convierten en un candidato ideal tanto para la excelencia en la Torá como para la superación personal.
Los que viven negando sus defectos viven en un mundo de fantasía. Su visión inexacta de sí mismos distorsiona su visión del mundo y de todos los demás. Están lejos de Hashem, lejos de la Torá y ciertamente lejos del refinamiento del carácter, ya que no son conscientes de su verdadero nivel espiritual.
La persona que está ocupada respondiendo constantemente a la vocecita que grita “¿dónde estás?”, no tiene tiempo para hablar de otras personas, criticar a los demás o volverse arrogante. Sabe que tiene mucho que corregir antes de fijarse en los defectos de los demás. Sabe que si Hashem le está mostrando los aspectos negativos de otra persona, probablemente le esté transmitiendo el mensaje de que él mismo necesita mejorar precisamente en esa misma área. Pero si la persona ignora o no escucha la voz que le dice “¿dónde estás?”, entonces se vuelve arrogante y engreída, y cae presa del mito de que es mejor que los demás. Y, debido a su arrogancia, Hashem no los ayuda y acaban exhibiendo los mismos fenómenos negativos que percibió en los demás.
Conocer el verdadero lugar de uno no es tarea fácil. Pero, una vez que la persona comienza a esforzarse por ser sincera con Hashem y consigo misma, no se considerará superior a nadie y ciertamente no actuará de esa manera. No pensará en sí mismo como el individuo justo de la generación cuya tarea es rectificar el universo. No juzgará a los demás ni menospreciará a ningún ser humano, pues sabrá que es propensa a cometer los mismos errores que el peor criminal, y que si no pecó fue porque Hashem la ayudó. Por lo tanto, nadie tiene derecho a sentirse superior a nadie en el mundo. Los arrogantes que sí se sienten mejores a los demás simplemente carecen de la herramienta anti-arrogancia de conocer su verdadero lugar en la vida. Esa es precisamente la herramienta anti-arrogancia que estamos tratando de obtener en este mes de Elul.
9/06/2024
wow. increible