Te he amado
Mientras se jugaba la vida como reportero de asuntos árabes, Tzvi Yejezkeli estaba en contacto constante con terroristas sedientos de sangre. Un día, Tzvi recibió un golpe que le desestabilizó la vida
Mientras se jugaba la vida como reportero de asuntos árabes, Tzvi Yejezkeli estaba en contacto constante con terroristas sedientos de sangre. Un día, Tzvi recibió un golpe que le desestabilizó la vida, pero lo convirtió en una victoria judía.
La historia de la teshuva de Tzvi Yejezkeli es famosa. Durante una de sus conversaciones con uno de los líderes de estos asesinos árabes, él -que en aquella época era completamente laico en sus planteamientos- se presentó como un cosmopolita, carente de toda identidad judía. El terrorista le dijo entonces: “No importa cómo te definas; para nosotros todos ustedes son judíos, y cuando te asesine, voy a decir: ‘He matado a un judío’, porque queremos matarlos a todos, desde el jaredí (judío ultraortodoxo) más extremo hasta el mayor izquierdista laico y amante de los árabes…”.
Estas palabras francas del asesino fueron para él un golpe tremendo y su mundo interior se tambaleó. Pero Tzvi supo convertir este golpe en una victoria, al conectarse con su identidad judía y así fue como se acercó al Creador del Mundo, a las ideas de Rabí Najmán y al poder de la hitbodedut!
Tras un viaje de años en el mundo de la teshuva y la emuná (fe), le llegó el turno a Tzvi Iejezkeli de sorprender al otro bando con un contragolpe. En una de sus conversaciones con un famoso terrorista musulmán, que poseía una amplia conciencia de sí mismo y conocimientos religiosos, Yejezkeli dijo casualmente que iba a hablar con Dios.
El terrorista musulmán se quedó boquiabierto. “¿Qué? ¡¿Tú puedes hablar con Hashem?!”. Nunca había oído hablar de semejante idea en su religión, la cual gira únicamente en torno al din, la justicia estricta.
Tzvi Yejezkeli le respondió: “Somos los hijos de Hashem, y como tales, tenemos la capacidad de hablar con Hashem como uno hablaría con un amigo o un hijo con su padre, normalmente, usando nuestras propias palabras, y así experimentar una conexión personal profunda con el Creador.”
Yejezkeli dice que este punto atrajo y despertó la curiosidad de los árabes que conoció a lo largo de los años. Como musulmanes religiosos, sus vidas giran en torno a la creencia en Dios y a servirlo: Se sienten completamente comprometidos con Dios hasta el punto de estar dispuestos a morir por Él; luchan por Él, están dispuestos a darlo todo por Él, a matar en Su nombre incluso a sus propias hijas y hermanas, a rezarle cinco veces al día. Pero ¿una conexión personal? ¿Hablar con Él libremente? ¿Amar al Creador? Todo esto les resultaba completamente ajeno.
Porque en el mundo religioso de los árabes, la admiración que sienten hacia Dios es tan grande – “Dios es grande”, gritan día y noche- y Él mismo es tan grande que no hay lugar para el amor y la conexión y el apego al Creador. Hashem es un Rey imponente y supremo, pero de ninguna manera es un padre cariñoso y compasivo. Está claro que Dios es inmenso y asombroso, santo y distante en Su esencia, grande, poderoso y asombroso. Todos los no judíos creen eso.
Pero nosotros tenemos un nivel adicional: Hashem es también un padre: “¡Ustedes son los hijos de Hashem, su Dios! ¡Hashem nos ama como un padre ama a su hijo! Cuando Hashem nos cuida y vela por nosotros y nos lleva, es “como una persona lleva a su hijo”; y, también cuando nos castiga, es “como una persona castiga a su hijo.” Aquí también hay una tremenda revelación de amor.
Nuestros Sabios dispusieron que recitáramos una bendición por la mañana y por la noche, en la que se menciona explícitamente el Nombre de Hashem y el hecho de que Él es el Rey: “¡Nos has amado con amor eterno!”. Hashem nos ama. Una brajá (bendición) completa es una verdad absoluta – no una realidad cambiante, Dios no lo permita. ¡Nada en el mundo la cambiará!
Todas nuestras plegarias deben ser sólo en torno a esto: “¡Creador del Mundo, concédenos el conocimiento de que Tú nos amas!”.
¿Por qué? Porque un hijo siempre sigue siendo un hijo. “¡En todo caso [Yisrael] se llama hijo! Y Hashem es siempre el padre. ¡Y un padre siempre te ama! ¡Aunque hayáis caído, aunque hayáis pecado y aunque hayáis hecho lo que habéis hecho! Tu buen Padre en el Cielo siempre quiere tu teshuva y siempre te quiere y te desea y espera cada palabra tuya y cada pensamiento de teshuva y cada buena acción tuya. ¡Hashem te ama y siempre está orgulloso de ti!
Y así como los terroristas y las personas de la lista de los más buscados despertaron el amor a Hashem en Tzvi Iejezkeli y le recordaron quién es y cuánto lo ama Hashem, así también, cada persona inteligente sabe que todas las temibles maldiciones escritas en nuestra parasha son en realidad revelaciones de amor, porque “Porque Hashem reprende a quien ama, como un padre a un hijo que quiere”. Que Hashem lo anule todo, haciendo que todo sea bueno y bendiciones. Amén.
9/24/2024
GRACIAS RABINO SHALOM ARUSH, FALEMINDERIT SHUM .