Un cambio por dentro

¿Acaso es suficiente con estudiar Torá y vivir una vida de Torá y de mitzvot para poder cambiar profundamente?

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Grupo Breslev Israel

Posteado en 23.09.24

Nuestros Sabios afirman que la persona que estudia Torá “se eleva” (Avot 6:1) y “va de una fuerza a otra fuerza” (final de Berajot), que recibe la presencia de la Shejiná, que hace que se incremente la paz en el mundo, y mucho más. La persona que estudia Torá debe cambiar por dentro. Debe transformarse en otra persona diferente. Y esto debe suceder no solamente en una ocasión, sino que debe ocurrir a diario. Cada persona puede decir: “Hoy soy muy diferente de como era ayer”. Tal como afirma Rabí Najman: “Debemos aumentar la santidad y el conocimiento cada día más”. Eso significa que cada día la persona debe santificarse más, debe tener más fe en el Creador y debe conectarse con Él a un nivel más profundo.

Sin embargo, y lamentablemente, cada día vemos ejemplos de estudiantes de kolel y eruditos que no cambian por dentro sino que siguen teniendo los mismos deseos físicos y los mismos malos rasgos de carácter, la misma Mala Inclinación y las mismas peleas con los vecinos y con los familiares. Siguen sintiendo envidia y siguen preocupándose. No obtienen energía de sus plegarias ni de su cercanía con el Creador. Y con el paso de los años, no hacen más que hundirse cada vez más en una rutina gris, sin vitalidad y sin la dulzura del servicio Divino. Hacen todo en forma automática como robots.

Y el hecho de que no cambian para mejor es por no decir más. ¡Ojalá ese fuera todo el problema! Pero, por desgracia, están muy lejos de vivir los principios básicos del judaísmo. Caen en la inmoralidad, en las malas lenguas, en el odio infundado, en las peleas, en la falta de armonía familiar, en la falta de fe en los Sabios y, lo peor de todo, se alejan de la fe simple, y del conocimiento. ¡Pobres de ellos!

La pregunta es: ¿cómo es posible que, al estudiar la sagrada Torá, la cual “restaura el alma y hace sabio al necio” (Salmos 19:7), la persona se quede estancada en el mismo lugar e incluso baje a un nivel inferior, en vez de elevarse? ¿Cómo es posible que una persona que estudia, que reza y que se cumple las mitzvot y toda la Torá no se transforme en un manantial de riquezas y no obtenga “las cosas numerosas” que aparecen enumeradas al comienzo del sexto capítulo de Pirkey Avot? ¿Dónde está la alegría? ¿Dónde está su humildad y su reverencia? ¿Dónde está su conexión con “ser recto, piadoso, honrado y leal, lejos del pecado, cerca del mérito, con gente beneficiándose de su consejo, de su entendimiento y de su poder”? ¿Dónde está su conexión con ser “recatado y paciente, que perdona los insultos, creciendo y elevándose por sobre las demás personas”? Con respecto a esto, podemos decir: “Ay de aquellos por el insulto a la Torá” (Avot 6:2).

Sabrás que cada centímetro que uno progresa, ya sea en sus estudios o en un cambio interno que está llevando a cabo, no viene por sí solo. Todos aquellos que alcanzaron grandes logros y se volvieron famosos, todos los líderes rectos y piadosos de Israel, se esforzaron enormemente por alcanzar sus objetivos. Trabajaron muy duro. No hay errores en este mundo. Sin un trabajo persistente, intensivo, metódico y perseverante, no vas a ver ningún cambio. Con mucha suerte lograrás permanecer en el mismo sitio, y no ir hacia atrás. No existe “quedarse en el mismo lugar”. O bien avanzas o, Dios no lo permita, retrocedes.

Una señora regresó a su hogar en Israel tras un viaje al extranjero a a las tumbas de los tzadikim, muy emocionada y conmovida por la intensidad de las vivencias del viaje. Al volver, le dijo a su marido: “No tienes posibilidad de mejorar”. Cuando él le preguntó por qué había dicho eso, ella le respondió: “Yo visité estos lugares una sola vez y siento que soy otra persona. ¿Cómo es posible que tú hayas hecho este viaje tantas veces y, a pesar de todo, sigas siendo el mismo de siempre?”. Ella tiene razón. Su marido debería haber cambiado y debería haberse elevado espiritualmente cada vez que viajó.

Entonces ¿cuál es la diferencia entre ambos? ¿Por qué la mujer sintió el poder del cambio tras rezar en las tumbas de los tzadikim y el marido, que fue tantas veces, no sintió ningún cambio? El lector probablemente ya sabrá la respuesta: ella realizó un trabajo espiritual, mientras que él hizo simplemente una “visita”. Ella se sentó largo rato al lado de cada tumba y rezó y derramó lágrimas un largo rato por un cierto tema que le preocupaba y la afligía y por eso logró ver un cambio. Pero su marido, si bien rezó, recitó algunos Salmos, hizo algunos pedidos e inclusive derramó alguna que otra lágrima, no rezó tanto, no fue persistente y no rogó poder alcanzar la rectificación de su alma y, por eso, no logró ver ningún cambio en sí mismo. Es que, a menos que hagamos un trabajo concentrado, no podremos percibir cambios significativos. Si en cada viaje que hizo se hubiera puesto un objetivo específico y hubiera suplicado con perseverancia por ellos, pidiéndole a Hashem que le tuviera compasión y le diera lo que Le estaba pidiendo en el mérito de los tzadikim, entonces cada vez habría regresado a casa sintiéndose una nueva persona y habría alcanzado todos sus objetivos.

Las tumbas de los tzadikim son como una lupa. El trabajo espiritual que uno hace allí se expande y se eleva al Cielo. Y si ese trabajo dura varias horas, entonces se considera como si lo hubiera hecho varios días o incluso varios meses. Pero si lo hace solamente unos minutos, entonces se considera como unas cuantas horas, lo cual está muy bien, pero no es suficiente. Es una lástima que la persona desaproveche una oportunidad tan grande: ha ingresado el palacio del rey, pero no llenó las bolsas con diamantes y demás piedras preciosas.

Esto nos enseña que, así como no es suficiente con estudiar Torá y vivir una vida de Torá y de mitzvot para poder cambiar profundamente, de la misma manera, no es suficiente con viajar a las tumbas de los tzadikim, ya que el único factor que realmente logra cambiar a la persona es el así llamado “trabajo de la voluntad”.

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1. Jaim

9/23/2024

Maravillosa reflexión, el estudio de la Toráh que es Luz, debe reflejarse como luz a nuestro andar (Salmos 119:105)
Muchas gracias por tan valioso texto.
Shabua Tov

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