Después de Yom Kipur: tenemos que siempre estar preparados

En cualquier momento podemos ser golpeados con pruebas en las relaciones personales, familiares, o el sustento

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Dovber Halevi

Posteado en 13.10.24

Siempre tenemos que estar preparados: En cualquier momento Hashem nos puede enviar una prueba…

En el secundario, tuve un gran profesor de historia. Era uno de esos tipos brillantes y enérgicos que desearían seguir siendo estudiantes. Siempre intentaba explicar las cosas en términos de lo que él haría si estuviera haciendo su propio curso. En lo único que hacía hincapié era en los deberes. Decía que la preparación lo es todo. Aunque su clase fuera sólo dos veces por semana, teníamos que repasar el material treinta minutos al día. Cuando llegaran los exámenes finales, en lugar de tener que estudiar toda la noche, sólo tendríamos que echar un vistazo al material una vez. A medianoche estaríamos disfrutando de un sueño reparador en lugar de tomarnos esa tercera taza de café.

Lo mismo puede decirse de Yom Kipur.

¿No acabamos de festejar Yom Kipur? ¿Por qué volvemos a hablar de ello?

Es fácil hablar de arrepentimiento en Elul o Tishrei. Es mucho más fácil hacer grandes cambios en nuestras vidas en esta época.



¿Y ahora qué?



En el hemisferio norte, el tiempo es cada vez más frío. Es mucho más difícil levantarse por la mañana. Nuestro interior funciona a cámara lenta. Es todo un reto mantener nuestra rutina diaria, por no hablar de ampliarla. ¿Qué tan apremiante es pensar en el Juicio Final cuando está tan lejos?


Aquí es donde tenemos que volver a centrarnos.

Estos pueden ser los momentos en los que es mejor hacer un recuento de nuestros momentos. Hoy es el momento ideal para recordar lo que Le prometimos a Hashem que haríamos este año y decidir si debemos redoblar nuestros esfuerzos para cumplir nuestra promesa.

Este es el momento en que realmente se nos pone a prueba. Una prueba en la vida es más a menudo cuando no somos conscientes de que estamos bajo la lupa.



Aquí es donde se lleva a cabo el verdadero trabajo. Aquí es donde Le demostramos a Hashem que no sólo nos esforzamos cuando hace buen tiempo y Él está delante de nosotros. Nuestras plegarias en esta época sirven para reflejar nuestra diligencia cuando decimos que nos mantuvimos firmes durante todo el año.

Aquí es donde Le demostramos a Hashem que podemos hacer lo que dijimos que haríamos.



Es lo mismo de lo que hablaba mi profesor. ¿Quién se prepara para un examen final en la tercera semana de clase? ¿Por qué empezar a prepararse cuando todavía nos queda tanto tiempo? Pero él no soportaba las excusas. Un poco de trabajo cada día significaba que las cosas se quedaban en la mente. Interiorizábamos lecciones que permanecían con nosotros incluso mucho después de que terminara su clase. Le encantaba hacer exámenes sorpresa. No lo hacía para acosarnos. Quería asegurarse de que cumplíamos con nuestro deber diario. Después de reprobar los tres primeros, empecé a estudiar treinta minutos al día. El tipo tenía razón. A partir de entonces, aprobé todos los exámenes. Lo único que hacía falta era un esfuerzo razonable, pero constante.

¿Acaso Hashem hace lo mismo con nosotros?

En Los deberes del corazón del Ramjal, aprendemos que en cualquier momento se nos puede llamar al orden. No sabemos qué días nos despertaremos sintiéndonos estupendamente, o qué veces abriremos los ojos y, Dios no lo permita, nos sentiremos enfermos. En cualquier momento podemos ser afligidos por algo que convierta un día “común y corriente” en nuestro propio Yom Kipur. Podemos ser golpeados con pruebas de relaciones personales, familia, o sustento (ingresos) en cualquier instante. Tenemos que expiar, o al menos comprometernos a arrepentirnos de nuestras transgresiones para ser merecedores de una vuelta a la bendita rutina. Siempre tenemos que estar preparados: En cualquier momento Hashem puede presentarnos una prueba.

Si siempre estamos preparados, la prueba llega y se va con facilidad. La prueba en sí es una celebración de nuestro progreso en la vida. Igual que Yom Kipur.

La clave es trabajar en ello a diario, con una hora de plegaria personal que incluya una porción saludable de teshuva diaria, limpiando así nuestra pizarra todos los días. Entonces, pasaremos cada prueba que se nos presente con facilidad.

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