Las leyes de la vida
Todos queremos cambiar. Todos queremos reservar un tiempo para dedicarnos al trabajo de la voluntad. Hoy vamos a empezar a aprender una cantidad de leyes espirituales sobre las que se basa el trabajo de la voluntad.
Todos queremos cambiar. Todos queremos reservar un tiempo para dedicarnos al trabajo de la voluntad. Hoy vamos a empezar a aprender una cantidad de leyes espirituales sobre las que se basa el trabajo de la voluntad.
La primera ley: necesitamos ayuda
Dice la Guemará: “Dijo Rabí Shimon ben Lakish: la (Mala) Inclinación del individuo se alza contra él cada día y busca destruirlo, tal como afirma el versículo: ‘El malvado mira al justo y quiere matarlo’ (Salmos 37:32). Y de no ser porque el Santo Bendito Sea lo ayuda, no podría superarla, tal como afirma el versículo: ‘Hashem no lo dejará en sus manos y no lo condenará en el juicio’ (ibíd 33)” (Sucá 52b).
La Guemará está diciendo aquí en forma explícita que existe una ley según la cual Hashem creó a la Mala Inclinación en el ser humano y le confirió el poder de dominarlo y que el individuo es incapaz de superar a la Mala Inclinación por sí mismo, sin la ayuda de Hashem. La esencia de la Mala Inclinación es la afición por las relaciones prohibidas. Tal como enseña el sagrado Libro del Zohar: “La esencia de la Mala Inclinación es [el deseo de tener] relaciones prohibidas”. Y Rabí Najman enseña que al trabajar sobre este tema uno está llevando a cabo la rectificación principal para la cual vino a este mundo (Sijot HaRan 115). Con respecto a este tema, que constituye el más grande desafío del hombre en este mundo, el santo Or HaJaim dice lo siguiente (Levítico 18):
Es sabido que todas las mitzvot que Hashem Le encomendó a Su pueblo sagrado son mitzvot que el individuo es capaz cumplir, sometiendo su voluntad a su cumplimiento, excepto la mitzvá de apartarse de las relaciones prohibidas. Eso es algo que el espíritu de la persona desea y lo impulsa a hacer, a menos que la persona haga un enorme esfuerzo por apartarse de dos cosas: apartarse de [la influencia de su] sentido de la vista y apartarse de [la influencia de sus] pensamientos. Pero si la persona no hace estas dos cosas, no podrá controlar su [mal] espíritu para acabar con él dentro de sí mismo.
El Or HaJaim está diciendo que la persona no tiene la capacidad de abstenerse de mantener relaciones prohibidas. Los únicos factores que pueden evitar que lo haga son: cuidar los ojos de manera absoluta y tener únicamente pensamientos puros. Vale decir que, para poder estar protegidos contra el deseo de mantener relaciones prohibidas, el hombre tiene que ser como un “Santo de Santos”. ¿Y qué hace el resto de la gente, que están lejos de algo así como el este está lejos del oeste? Ellos necesitan la ayuda de Hashem. Si Hashem no los ayuda, entonces no van a poder lograrlo, porque este es un desafío que está mucho más allá de su poder.
O sea que nuestros Sabios afirmaron de manera explícita que la Mala Inclinación es algo que está más allá de la capacidad del ser humano. La Mala Inclinación es la naturaleza del ser humano. Por lo tanto, uno tiene que cambiar su mala naturaleza. Pero eso no es algo que esté en su poder; eso es algo que solamente está en poder del Creador. Y es por eso que debemos aprender las demás leyes de la vida para poder saber qué es lo que está bajo nuestro control. Tenemos que saber qué es lo que puede cambiar nuestra naturaleza y de qué manera podemos lograr ese cambio. Pero el primer principio es que no podemos hacer eso nosotros solos. Necesitamos ayuda.
Esto tiene especial relevancia en esta generación en la que vivimos, en la que vemos un fuerte aumento de la Mala Inclinación en un grado tan alarmante que parece que se salió de control: muchísima gente se somete a sus pasiones físicas y llega con ellas a lugares oscuros e inmundos, mientras que muchos otros tratan de superar esas pasiones por sus propios medios y cada vez fracasan, hasta que al final se dan por vencidos. Cada vez que se enfrentan a una prueba, no logran superarla. Y eso es porque están tratando de proceder por sus propios medios. Y después se deprimen, se echan la culpa de su propio fracaso y se atormentan. Eso es debido a que piensan que tienen la capacidad de superar su Mala Inclinación, lo cual les hace pensar que tienen toda la culpa. Estos dos errores surgen de lo mismo: que no logran comprender que superar la Mala Inclinación es algo que está más allá de su poder.
La prueba central de cada persona consiste en superar los poderes del mal dentro de sí misma, o sea, su Mala Inclinación. Y esos poderes son más que nada las pasiones físicas y los malos rasgos de carácter, que dominan al individuo y le dictan cómo actuar. En la mayoría de los casos, la persona sabe que este comportamiento está prohibido por la Torá pero en el momento en el que el deseo físico lo domina, todo lo demás no le interesa. Y por eso, yendo en contra de su propia voluntad y de su buen juicio, se deja llevar por sus pasiones como si fuera su cautivo. Y la Guemará está dando testimonio de que esta es una ley espiritual de la naturaleza. Esto es algo que tienes que entender: por tus propios medios, no vas a poder evitar transgredir.
Continuará…
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