Por qué el mundo nos odia

Nosotros somos el testamento eterno de la locura de su necedad. Nosotros representamos a un Dios eterno que no cambia Su mundo, Su camino ni Sus exigencias a la humanidad.

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David Ben Horin

Posteado en 24.12.24

Desde el antiguo Egipto a Grecia hasta hoy, el pensamiento prevaleciente es que con cada avance en la tecnología, como humanos, “progresamos” alejándonos de un “maestro anticuado”. Puesto que estamos avanzando lejos de las “formas antiguas”, depende de nosotros reemplazarlas y convertirnos en maestros nosotros mismos.

Este es el principio rector del concepto moderno de que la élite financiera y tecnológica se convierta en dioses por derecho propio: sus caminos modernos les dan el derecho Divino de recrear un pensamiento moderno para establecer lo que está bien y lo que está mal.

Se nos ordena irnos de Mitzraim, y este pensamiento cada dia. Se nos ordena no seguir nuestros corazones y nuestros ojos, sino seguir a Dios – dos veces al día en el Shemá.

Hashem no es “antiguo”. Él es eterno.

Hashem imloj le’olom va’ed significa que todos nuestros descubrimientos no nos alejan de Él, ¡son herramientas que Él nos da para acercarnos! El Jafetz Jaim, que vivió durante la invención del teléfono, el automóvil, el aparato de grabación y la televisión, dedujo que así como el hombre ya no podía percibir el dominio de Hashem, Hashem dio al mundo ejemplos de cómo uno puede comunicarse instantáneamente en todo el mundo, a fin de demostrar que Hashem también puede hacerlo.

La tecnología moderna nos ha revelado todos los intrincados procesos de cómo crecen los alimentos, cómo respiran las personas, el complejo laberinto de venas dentro de una sola hoja, e incluso el flujo de oxígeno a los pulmones transportado por millones de glóbulos rojos. Todo ello para crear un asombro aún mayor ante el Creador de todas las cosas que existen.

El primer principio de la fe es: Creo con plena fe que el Creador, bendito sea Su nombre, es el Creador y Guía de todos los seres creados, y que sólo Él ha hecho, hace y hará todas las cosas.

El progresismo judío consiste en utilizar siempre los nuevos descubrimientos e inventos como nuevas formas de descubrir la grandeza de Dios. En lugar de sentirnos más grandes y alejados de nuestro Creador, podemos sentirnos más pequeños y aún más cerca de Él.

El  método egipcio, heredado por los griegos, romanos, europeos y americanos, es demostrar cómo cada progresión humana puede reemplazar el viejo orden, haciendo al hombre más grande y a Hashem más pequeño, Dios no lo permita.

Antes de los grandes saltos tecnológicos que comenzaron en serio en la década de 1970, todas las escuelas colocaban los 10 Mandamientos al frente. Antes de los saltos ideológicos de finales del siglo XIX, la inmensa mayoría del pueblo judío era observante.

Nos vimos arrastrados por la ola del progresismo laico. Imagínate este impacto en el mundo no judío, que se pasan todo el día escuchando las opiniones de “bien” y “mal” de sus hombres de comercio, líderes políticos y celebridades cuyas voces han sido amplificadas por el invento de los últimos 20 años: los medios sociales.

Cualquier concepto de negar a los humanos, no confiar en lo que vemos y reconocer a un Rey que gobierna sobre todos nosotros -especialmente sobre los faraones del mundo- es una herejía contra los cimientos mismos de la humanidad.

Por eso Israel es culpable a los ojos de todos. Por eso el mundo odia a Israel.

El mundo quiere progresar hacia su propio nirvana de placeres personales y llamarlo “humano”.

Nosotros somos el testamento eterno de la locura de su necedad. Nosotros representamos a un Dios eterno que no cambia Su mundo, Su camino ni Sus exigencias a la humanidad.

Como parte de la moralidad de su nuevo orden mundial, el mundo quiere decir que cosas como el “amor libre” son aceptables. La sodomía está de moda. Obtener lo que quieras, cuando quieras es un derecho.

Esto es lo que quiere el mundo. La existencia de Israel es el testimonio eterno de que no pueden tenerlo.

Nosotros, el Pueblo Judío, representamos un mundo de normas absolutas de ley, dadas a nosotros por Hashem, Quien nos dio estas leyes en el Sinaí. Recitamos una bendición sobre el pan de la misma manera que lo hizo Moshé el día que las recibió.

Observamos el mismo Shabat que Adán, Abraham y el Rey David observaron durante miles de años.

Recitamos las mismas bendiciones sobre la comida que ellos recitaron, recitamos las mismas plegarias que ellos y estudiamos la misma Torá que ellos.

Tal vez tengamos temporizadores eléctricos para encender y apagar una luz o programemos calentadores automáticos para calentar la comida, pero siempre de acuerdo con la ley que Dios nos dio hace más de tres mil años, y que nos ordena seguir hasta el día de hoy.

No hay progresión lejos de Dios simplemente porque alguien haya inventado el Wifi. Nosotros, el Pueblo Judío, representamos esto. El mundo, originado en Egipto, nos odia por ello.

No importa si eres observante o no. Como judío, representas los contornos de la humanidad, las fronteras de la vida. Eres una imagen del camino de la felicidad a través de Ha Kadosh Baruj Hu. No necesitas hacer estas cosas – tu misma existencia lo grita a los cuatro confines de la tierra.

Por eso no le decimos a Hamás: “¡Venceremos!”. No le decimos a Hezbolá: “Serán derrotados”.

Simplemente decimos: Am Israel Jai.

El pueblo de Israel, y todo lo que Dios nos puso en el mundo para representar, perdura.

Perduraremos porque Dios es Eterno. La Torá es eterna.

Somos procesados en la ONU y en la CPI -no por cometer crímenes contra la humanidad- sino por cometer el mayor crimen contra la humanidad: el crimen de decirles la verdad.

David Ben Horin vive en Afula con su familia, millones de girasoles y Matilda, nuestra camella local. Lastartup israelí de David, 300 Marketing Solutions, es una agencia de lean marketing para startups y pequeñas empresas que crea y promociona ROI optimizados para SEO dirigidos a la audiencia adecuada en LinkedIn para que tu negocio sea la estrella del espectáculo.

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