Invierte en el sitio indicado
¿Tienes dificultades? ¿Estás pasando por épocas difíciles? Eso es parte de la vida. ¿Tienes vicios? Esa es tu naturaleza. Fuiste creado para luchar.
Por lo tanto, cuando la persona quiere acercarse a Hashem y, en especial, cuando ve que su Mala Inclinación se alza en su contra y tropieza en toda clase de dificultades, o se llena de vicios y se aleja de la santidad, la pureza y el buen carácter, uno se da cuenta de que debe invertir de su tiempo para el trabajo de la voluntad. No existe otra solución. No existen atajos. Todos los otros consejos te podrán dar una solución pasajera pero incluso eso es cuestionable. Sea como fuere, no va a ser una solución de raíz ni permanente, porque no has realizado un cambio a fondo. Es como un analgésico que alivia el dolor o baja la fiebre, pero solamente trata los síntomas, no la raíz del problema.
¿Tienes dificultades? ¿Estás pasando por épocas difíciles? Eso es parte de la vida. ¿Tienes vicios? Esa es tu naturaleza. Fuiste creado para luchar. Puedes invertir energía, y muchísimo esfuerzo pero vas a sentir como si estuvieras trepando por una pared lisa: avanzando un paso y retrocediendo dos y al final vas a perder la voluntad y la esperanza. Porque estás tratando de ir por tus propios medios, cuando la Guemará dice claramente que esto es algo que está mucho más allá de tus posibilidades. O sea que estás invirtiendo tus fuerzas en el sitio equivocado
Tienes que entender que debes realizar un cambio en tu naturaleza y que hay una sola forma de hacerlo: una forma simple, clara y accesible a cada persona.
Enseña Rabí Najman: “La plegaria cambia la naturaleza”. Hay una sola cosa capaz de modificar la naturaleza: la plegaria, en la que Le pedimos al Creador, Quien creó la naturaleza, que la cambie.
Este principio es citado por nuestras fuentes en distintas ocasiones y es un principio de fe básica para cada persona creyente: todo el poder de la naturaleza está en manos del Creador, Quien puede cambiar la naturaleza de acuerdo con Su voluntad y producir milagros y maravillas. Por lo tanto, en lo que respecta a cada problema o dificultad que uno pueda tener, sin excepción, incluso cosas que no tiene una solución natural, es posible y necesario dirigirnos al Creador y pedirle Su ayuda.
A continuación, me gustaría relatar un episodio que aparece en la Guemará (Taanit 25ª):
Rabí Janina ben Dosa tenía una vecina que construyó una casa y encargó vigas de madera para el techo, pero las vigas eran demasiado cortas. Entonces la mujer fue a Rabí Janina ben Dosa a contarle el problema que tenía. Él rezó por ella hasta que las vigas crecieron un codo más de lo que hacía falta de cada lado. El Maharshá explica que las vigas crecieron más de lo necesario para dar a conocer el milagro. De hecho, uno de los Tanaítas cuenta que vio esa casa y que los residentes de la ciudad le dijeron: “Esta es la casa para la cual Rabí Janina proveyó de un techo con sus plegarias”. De ese modo, Hashem quiso fortalecer la fe de la gente en el poder de la plegaria.
En esta historia, vemos cómo las plegarias de Rabí Janina produjeron un total cambio en la naturaleza, al hacer que las vigas de madera se alargaran. Esta historia no es inusual. Hay muchos relatos similares a este. Y eso se debe a que “en verdad, el tzadik gobierna con sus rezos, tal como afirma el versículo: ‘El justo gobierna’ (Samuel II 23:3)” (Likutey Moharán I 10). Por lo tanto, la Guemará también cuenta acerca de tzadikim que lograron resucitar a personas muertas. ¿Acaso existe un cambio de la naturaleza más grande que ese?
De hecho, cada judío es capaz de modificar la naturaleza con sus plegarias. “Cada israelita posee el nivel de ‘el justo gobierna’ tal como afirma el versículo: ‘Tu pueblo Israel son todos justos’ (Isaías 60:21). Ese es el significado del versículo ‘Israel es Su dominio’ (Salmos 114:2). Vale decir: ¿quién reina sobre Mí? El justo” (Likutey Moharán 34). No es solamente que el judío puede cambiar la naturaleza, sino que es la voluntad de Hashem que el pueblo de Israel gobierne por medio de sus plegarias y de esta manera, traiga abundancia al mundo entero. Esto se debe a que, cuando los judíos implementan la plegaria, la soberanía de Hashem se revela y se expande.
En conformidad con lo dicho, podemos preguntar: ¿De verdad quieres cambiar? Esto significa que, en esencia, quieres cambiar tu naturaleza humana: “El espíritu de la persona anhela y desea el robo y las relaciones prohibidas” (Makot, capítulo 3). Cuando uno reza, puede cambiar la naturaleza. Puede anular todos los malos instintos y anhelar fervientemente acercarse a Hashem, de modo tal que todos los impulsos y deseos de su corazón estén dirigidos únicamente a Hashem. Por eso, si ves que tienes deseos físicos, defectos y adicciones que te dominan, sabrás que existe una forma de anular todo esto y que puedes dejar todo eso atrás por medio de la plegaria, porque de acuerdo con las leyes espirituales, para cambiar la naturaleza es necesaria la plegaria.
Es imposible recibir algo sin plegaria. Esa es una de las leyes de la Creación, tal como lo expresa el libro Daat Torá (de Rabí Yerujam Leibovitz de la Yeshivá Mir: Bereshit):
Este es un principio de toda la Creación: que nada se recibe sin plegaria. Y esta es, de hecho, una gran idea y una gran revelación con respecto al tema de la plegaria… Uno se queda pasmado ante el modo en que la Creación, desde su mismo surgimiento, estuvo regida por esta ley. De este modo, toda la vegetación ya existía debajo de la superficie, pero no emergió ni se proveyó nada, ni material ni espiritual hasta que no llegó el hombre y lo extrajo de la tierra. ¿Y cómo lo extrajo? Con plegarias.
Vale decir que es posible recibir genuina abundancia únicamente por medio de la plegaria. La “genuina abundancia” se refiere a la abundancia que hace que la persona se acerque a Hashem, porque sabe con certeza que Hashem le dio esa abundancia y Le da las gracias por ella. Cuando la persona recibe algo sin haber rezado, esa no es genuina abundancia, sino una clase de abundancia que le acabará causando daño, llenándolo de orgullo, que le hará pensar que él por sí mismo logró todo eso, lo cual hará que se aleje de Hashem.
Todo el propósito de la Creación es que reconozcamos al Creador y sepamos que todo proviene de Él. Y conocemos y reconocemos al Creador como resultado de haber recibido todo por medio de la plegaria. Por lo tanto, “La esencia de unirse y aferrarse a Hashem, Bendito sea, consiste en rezarle. Porque la plegaria es la puerta a través de la cual llegamos a Hashem, Bendito sea. Y desde allí Lo conocemos” (Likutey Moharán II:84). Hashem anhela la plegaria de cada persona, ya que ese es el propósito de la Creación. Por eso, el Creador estableció una ley según la cual Él aceptará a todo el que rece. Y por eso, todo el que quiera recibir algo debe rezar mucho.
Cuando rezamos en forma abundante, sin lugar a dudas recibiremos lo que estamos pidiendo. Este es un principio espiritual según el cual toda la abundancia que nos llega de Arriba debe llegar por medio de vasijas. Estas vasijas so las palabras de la plegaria. Tal como afirma Rabí Najman: “¿Cómo podemos hacer bajar la abundancia? Con plegaria. Porque las palabras son vasijas que reciben la abundancia” (Likutey Moharán I 102). Por lo tanto, Hashem siempre quiere dar abundancia con gran generosidad. Y Él quiere que nosotros traigamos las vasijas con las cuales recibir esa abundancia, ya que la abundancia que nos llega sin tener vasijas preparadas nos causa daño. Por lo tanto, Hashem quiere que recemos mucho para que podamos construir las vasijas con las cuales recibir la abundancia. Nosotros no rezamos para “convencer” a Hashem. Hashem quiere darnos más de lo que nosotros queremos recibir. “Más de lo que el carnero quiere mamar, la vaca quiere dar de mamar” (Pesajim 112ª). Solamente rezamos para construir vasijas con las cuales recibir toda la bondad y la generosidad del Creador. Por eso, cuanto más rezamos, más recibimos.
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