El poder del amén

Un mes antes de mi cumpleaños aprendí algo muy especial con respecto a la palabra amén, que significa “estoy de acuerdo” – aprendí a hacer una fiesta de cumpleaños “amén” y una lección del Jafetz Jaim.

Se cuenta que el Jafetz Jaim fue de visita a una sinagoga y le dijo al rabino local que él sentía que el santuario estaba lleno de plegarias. El rabino se quedó encantado y se apresuró a darle las gracias al Jafetz Jaim, pero este respondió: “No, rabino, usted no me entiende. Lo que quise decir es que las plegarias de esta congregación no están subiendo sino que se están quedando dentro de los confines del santuario. Y esto es por una falta de entusiasmo en los congregantes, que no responden ‘amén’. Los congregantes deben responder amén con fuerza y convicción, para que las plegarias puedan subir al Cielo”. El rabino se tomó muy a pecho las palabras del Jafetz Jaim y le enseñó a su congregación el poder del amén.

Y entonces las plegarias comenzaron a ascender.

Aprendí también que cuando una mujer invita a sus amigas a una fiesta de “amenim”, esto es capaz de producir milagros.

En síntesis, es así: cada invitada recibe un plato con cuatro alimentos y un vaso de vino o de jugo de uvas. La bendición específica que se recita por cada alimento tiene el poder de invocar una bendición Divina: para sustento, para paz conyugal, para tener hijos, para curación, para encontrar pareja, para tener éxito, etc. Las invitadas escriben el nombrede lo que necesitan plegarias en la categoría correspondiente y cada asistente recita a su turno cada una de las bendiciones y todas responden amén.

La energía positiva y la unión que resultan de festejar el cumpleaños hebreo es muy fuerte, y por eso es bueno que la que festeja el cumpleaños bendiga a todas las demás. Mi cumpleaños fue el 20 de Kislev, que junto con el 19 de Kislev, es lo que se llama en jasidut “la fiesta de las fiestas”, y conmemora la publicación del Libro de Tania, los secretos ocultos de la Torá según los enseñó el primer rabino de Jabad Lubavitch, Rabí Shneur Zalman de Liadi

Después de preparar la fiesta de amén, escuché una clase del rabino Zejaria Wallerstein quien, antes de terminar la charla, dijo: “Quiero informarles lo que aprendí de un kabalista. Cuando sea tu cumpleaños, asegúrate de leer el Salmo 2 porque Hashem va a hacer realidad tu sueño cuando leas este salmo”.

Yo casi me caigo de la silla. ¿Qué probabilidades hay de que un rabino haga un anuncio así en una clase? Fui corriendo a contarle a mi marido, que también venía corriendo a contarme a mí lo que le acababa de llegar al email: “Un cheque de la compañía del teléfono por sabes cuánto? Exactamente 6.13 dólares”. Para aquellos de nosotros que sabemos que todo es un mensaje de Hashem, yo sabía que nada es por casualidad. En ese momento sentí la presencia de Hashem. ¡613 es el número exacto de mitzvot que cada persona judía debe cumplir! Y Hashem me lo comunicó nada más ni nada menos que a través de la empresa de teléfono!”.

Cuando nos conectamos con Hashem desde el corazón, Él nos da una forma de conectarnos también con Él. Y entonces pasan cosas inesperadas como estas. Hashem quiere que creamos y confiemos en Él y que Lo percibamos como el Padre compasivo que es.

Por sobre todas las cosas, Él quiere que nos comuniquemos con Él, porque la comunicación es la base de todas las relaciones.

Ojalá podamos enorgullecer a Hashem viviendo una vida de conexión y emuná y digamos todos en voz bien alta: “AMÉN!”.