El ladrón

Ella dijo que el trabajo estaría terminado en un mes si le dábamos un pago inicial. Seis semanas después, dijo que el trabajo estaría terminado en una semana si le dábamos otro pago. Un mes más tarde, con poco y nada de resultados, se marchó con el dinero en la mano.

2 Tiempo de lectura

David Ben Horin

Posteado en 17.03.25

Ella dijo que el trabajo estaría terminado en un mes si le dábamos un pago inicial. Seis semanas después, dijo que el trabajo estaría terminado en una semana si le dábamos otro pago. Un mes más tarde, con poco y nada de resultados, se marchó con el dinero en la mano.

Un acuerdo entre dos partes ocurre cuando una quiere algo de la otra y ambas están dispuestas a ceder algo a cambio.

Con la ayuda de Hashem, ambas partes son sinceras y honestas, y el trato se cierra con ambas partes satisfechas.

Pero no siempre es tan fácil.

A veces ocurre que una de las partes le da a la otra la ilusión de lo que esta desea con la esperanza de sacarle todo el jugo que pueda. Y entonces empiezan con las excusas.

“Dame un poco más y lo tendrás
“Hubo un problema con el proveedor. Paga una pequeña tarifa y todo se va a arreglar
“Estamos trabajando en esto ahora. Espera hasta mañana y lo verás.”

Las historias no tienen fin.

¿Por qué la primera parte sigue pagando?

Porque necesita lo que la otra parte ofrece y mantiene la esperanza de que cumplirá. La otra parte alimenta esta falsa esperanza como una máquina tragamonedas que paga cada diez giros: no lo suficiente para cumplir, pero lo justo para mantener la esperanza viva.

La farsa continúa hasta que las víctimas finalmente se dan cuenta de que todo era una estafa.

¿Somos ladrones?

¿Le estamos robando a Dios?

En el Sinaí, y de nuevo en nuestro bar mitzvá, hicimos un pacto con Hashem. Él nos proveería, nos protegería y nos bendeciría en todo. A cambio, cumpliríamos Su Torá.

Toda nuestra vida, Él nos da. Con cada aliento, Él cumple Su parte del trato.

Nos esforzamos por mantener nuestra parte del acuerdo, pero a menudo pedimos más.

“Hashem, que sea Tu voluntad que consiga un buen trabajo”
“Padre, que sea Tu voluntad que construya un buen hogar”

Él siempre cumple.

La pregunta es: ¿nosotros también?

Es bueno pedirle a Dios por todo. Rabí Natán nos enseña que incluso debemos pedirle a Dios por el pequeño botón de nuestra camisa. Es una muestra asombrosa de Su bondad que, incluso cuando pedimos otro pago más, mientras se lo pidamos a Él, se considere que estamos cumpliendo la mitzvá de Emuná y cumpliendo con nuestra parte del acuerdo.

Cuando llegue el mañana

Tengo una larga lista de cosas que quiero hacer mañana:


• Estudiar Torá como mi ocupación principal.
• Levantarme de la cama en cuanto me despierte.
• Concentrarme en mis rezos, especialmente en el significado de cada palabra.
• Erradicar las malas palabras y las malas lenguas de mi boca.

Hashem me da salud, parnasá, un hogar y satisface todas las necesidades físicas y materiales de mi familia. Él me está pagando por adelantado, pero yo no estoy a la altura de Su generosidad.

Este mes cumplo 51 años. El camino por delante es menor que el que ya he recorrido. ¿Tengo el tiempo o la capacidad de cumplir lo que Le he prometido a Dios y por lo que he recibido abundante compensación?

Es una sensación horrible que te roben. Ofreces tu decencia y confianza a otro ser humano, y este te responde con una burla.

¿Le estoy haciendo esto a Dios?
¿Lo estamos haciendo alguno de nosotros?

Escribe tu opinión!

1. PAULIN NIKOLLI

3/19/2025

GRACIAS RABINO BENHORIM ,

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario