
El alto costo de vida
Pésaj, Jag ha-aviv, (la Fiesta de la Primavera), siempre despierta un sentimiento de emoción y gran renovación, pero también una considerable preocupación

Pésaj, Jag ha-aviv, (la Fiesta de la Primavera), siempre despierta un sentimiento de emoción y gran renovación, pero también una considerable preocupación: los gastos de la festividad son muchos, y no todos tienen los medios para cubrirlos.
Este año, este problema se siente aún más. En hebreo hay un término para ello: yoker ha-mejiá – el alto costo de vida. Mucha gente viene a verme, personas que hasta ahora siempre habían vivido de manera sencilla pero cómoda, y ahora me confiesan con el corazón abierto que les resulta muy difícil hacer frente al aumento de los precios y a los diversos gastos inesperados que les han surgido. Y ahora, antes de Pésaj, la preocupación crece todavía más: ¿De dónde vendrá mi ayuda?
Por supuesto, no tenemos nada de qué quejarnos. Nuestra generación disfruta de una abundancia sin precedentes. Y, sin embargo, debemos ser conscientes de la situación de los necesitados. De hecho, en la primera sección de las halajot de Pésaj, el Rama establece que se debe pensar en los pobres y asegurarse de que tengan todo lo que necesitan para la festividad.
A pesar de que los rabinos y jajamim de todas las generaciones se han preocupado por los pobres y sus necesidades durante todo el año, cuando se acercaba Pésaj, hacían un esfuerzo especial para recolectar fondos y distribuirlos entre los necesitados. Hoy en día, también vemos impresionantes sistemas de distribución de Kimjá dePisjá (en arameo, “harina para Pésaj”) que proveen a los pobres con una variedad de productos y vales de alimentos para Pésaj e incluso para algunos meses posteriores. Ashreihem Israel – ¡Felices son aquellos que hacen tal jesed!
Rabí Levi Itzjak, el anciano de la comunidad de Breslev, solía hacer un llamado personal a cada miembro de la comunidad y pedirles que ayudaran a los pobres. Algunos le respondían: “No puedo ayudar, no tengo medios para hacerlo”. A ellos les decía: “Si es así, entonces yo te daré a ti. Te agregaré a la lista de beneficiarios de Kimjá dePisjá”. Y a aquellos que le decían: “No, rabino, aunque no tengo suficiente para dar, tampoco necesito recibir…”, él les respondía con su firmeza característica: “¡No existe tal cosa! O das, o recibes”.
Genialidad financiera
Por lo tanto, cada persona debe participar en el apoyo a los necesitados antes de Pésaj, esforzándose y dando según su capacidad e incluso más.
De hecho, cuando hay escasez y dificultades, se debe dar más tzedaká, ya que esta es la vasija que atrae la abundancia y la bendición. Nuestros Sabios nos enseñan que si una persona nota que su sustento se vuelve más limitado, debe dar de ello a tzedaká. También dijeron que “La sal del dinero es la falta”. Rashí explica que la sal conserva las cosas, y que quien quiera “salvar” su dinero, es decir, preservarlo y mantenerlo, debe dar una parte de él a tzedaká, y eso lo protegerá.
El Rambam promete en una halajá de Hiljot Tzedaká: “La persona nunca empobrece por dar tzedaká, y ninguna cosa mala ni daño le sucederá por ello, como dice: ‘El acto de bondad será recompensado con paz’”. Y todo aquel que tiene compasión de los demás, el Cielo tendrá compasión de él.
Uno podría preguntarse: ¿Dónde está la lógica económica en esto? Si no tienes dinero, el sentido común nos dice que debes limitar tus gastos, no aumentarlos.
Lo que ocurre es que la abundancia le es enviada a una persona de acuerdo con su nivel de bitajón (confianza) en Hashem. No importa cuánto dinero tengas. No importa cuán alto sea tu salario. No importa si eres talentoso, inteligente o fuerte. Hashem es quien alimenta y provee el sustento. Punto. Según tu nivel de bitajón, según tu emuná (fe) de que tu sustento está completamente en Sus manos, él te sustentará.
Una máquina de dinero
Por lo tanto, hay algo en común en todas las segulot (acciones propicias) para la parnasá (el sustento): todas fortalecen la emuná y la bitajón de la persona.
Recitar el versículo: “Abres Tu mano y satisfaces a todo ser viviente” es una segulá para el parnasá porque inculca emuná y bitajón en quien lo dice. La Parashat HaMan (la sección de la Torá que narra la historia del maná que los judíos comieron en el desierto) es una segulá para el parnasá porque habla de emuná y bitajón. Rabí Shlomó de Radomsk solía decir que la plegaria Or Lashamaim, que comienza con las palabras “Ribón HaOlamim, solo estoy en Tus manos”, es una segulá para la parnasá porque inculca emuná y bitajón en quien la recita. Y así sucesivamente con todas las segulot para el parnasá.
Rabí Najmán cuenta en uno de sus relatos que hay un recipiente en el que, cada vez que alguien introduce la mano, encuentra dinero. “Una máquina de dinero” (¿un cajero automático?…). Los jasidim explican que este ‘recipiente’ es el hecho de tener bitajón en Hashem. ¡A aquel que tiene bitajón nunca le faltará nada!
Lo más importante es rezar. La tefilá (oración) es el servicio del corazón. Es la manera de insertar los mensajes y el conocimiento del cerebro en el corazón.
Mi consejo para quien sienta falta de fondos: No reces por tu parnasá. Reza solo por bitajón. Solo por bitajón. Y en mérito de ello, recibirás tanto bitajón como un estado de ánimo feliz y sereno, y una gran abundancia, no solo para los gastos de Pésaj, sino para todo en la vida.
Les deseo un Pésaj feliz y kasher, con emuná y bitajón en Hashem, y con gran abundancia para todo el Pueblo de Israel y el mundo entero. Amén.
3/27/2025
BARUJ HaSHEM POR ESTA ENSENASA.TODAJ RAB ARUSH.