No Hay Lugar Para la Cólera

No hay ninguna justificación para la cólera o para el castigo físico en la educación de los hijos. ¡No hay ninguna justificación para golpear a un niño!

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 06.04.21

No hay ninguna justificación para la cólera o para el castigo físico en la educación de los hijos. ¡No hay ninguna justificación para golpear a un niño!

Educar con Amor, cuarta Parte:

Contradicciones

Vamos a considerar otro fenómeno de contradicción en la educación de los hijos. Supongamos que los niños se pelean y luchan el uno con el otro. Uno golpea al otro. Los padres gritan, "¡no golpearse," o "dejen de darse patadas uno al otro!". Espera un segundo – si este padre da palmadas a sus hijos, entonces ¿cómo puede exigirles que no se golpeen uno al otro? Cualquier cosa que un padre hace, el hijo interpreta como una norma aceptada de comportamiento. Los padres violentos no pueden esperar tener hijos tranquilos y amantes de la paz.
 
La Torá en la Parshá Shemót enseña que una persona que simplemente amenaza con golpear – aunque sólo levanta con un gesto su mano – es un malvado.
 
No hay ninguna justificación para la cólera o para el castigo físico en la educación de los hijos. ¡No hay ninguna justificación para golpear a un niño! A menudo, los padres dan palmadas a sus hijos porque no conocen ninguna otra solución educativa o disciplinaria. Nuestros Sabios nos enseñan que cuando no sabes que hacer, debes sentarte y no hacer nada. De esa manera, no haces daño.
 
Maldiciones, cólera, amenazas y violencia no tienen ningún lugar en la educación de los hijos. ¡Si tu puedes educar a tus niños, hazlo! Pero, ¡si tu no puedes sin evitar la cólera y la violencia, no hagas nada! Mejor ninguna educación en absoluto que una "educación" acompañada con cólera.
 
Esto nos trae a nuestro siguiente punto: El factor más importante en la educación de los hijos es el Shalóm Bayit, la paz conyugal. No importa si el padre es un experto psicólogo educativo, si no tiene paz conyugal, sus hijos crecerán con problemas. Por otro lado, tomemos una situación extremamente contraria, donde la madre y el padre no saben nada sobre educación de los hijos, pero se conducen en paz, armonía y felicidad matrimonial. Sus niños crecerán automáticamente tranquilos, confidentes y bien adaptados.
 
Dos problemas principales se presentan en el futuro en aquellos niños que fueron criados en casas turbulentas: o que no quieren casarse en absoluto, o que tienen dificultades matrimoniales a menos que hayan hecho un esfuerzo conciente para aprender lo que la Torá realmente espera de un hogar, a saber, una atmósfera de paz, consideración, santidad y entendimiento. ¡La cólera, la crítica y los golpes no tienen nada que ver con paz, consideración, santidad, o entendimiento!
 
El Proceso Injusto
 
Vamos hablar sobre la paz entre hermanos. Los padres tienen que recordar el Precepto de la Torá de no escuchar sólo una versión. Hay un viejo refrán que dice que "la rueda que chilla consigue la grasa". Algunos niños no son tan dramáticos, pero hay otros que corren a sus padres llorando cada vez que un hermano o hermana les hizo algo. A veces un ceño fruncido de un hermano mayor es sacado de proporción, "¡Él me golpeó!" llora el pequeño hermano. Si un padre reacciona en vez de pensar, entonces grita o golpea al niño mayor sin oír su lado de la historia.
 
Esta es una doble transgresión de la Torá. Un juez tiene que conocer los hechos y debe escuchar ambas versiones. Padres, sobre todo aquellos que no viven según la Torá (incluso algunos llamados padres religiosos) a veces cometen trágicos errores y castigan a niños inocentes dejando a los verdaderos culpables sin castigo. El padre nunca dio al hermano mayor la posibilidad de contar que el pequeño hermano le destruyó un modelo de aeroplano que le tomó 6 esmeradas horas para construir. Esto es sólo un pequeño ejemplo de la injusticia en la familia; cuando un hijo es una víctima de la injusticia, él o ella se ofenderán y hasta despreciarán al padre, y se rebelarán en la primera oportunidad.
 
Blues del Segundo matrimonio
 
Un área dolorosa a la que a menudo tengo que tratar, es el caso de niños de segundos matrimonios. Este es un campo de minas cuando llegamos al tema de la paz conyugal. El marido llega al matrimonio con los hijos del primer matrimonio, y la esposa con los suyos. Si ellos quieren tener Shalóm Bayit, deben entonces saber esta sólida ley: uno no puede disciplinar al hijo de otra persona. Si es malo criticar a los propios hijos, entonces es un completo desastre criticar a los hijos del cónyuge. Cada padre tiene un amor natural y sentimientos protectores para sus niños. Incluso si tu tienes la razón, el otro lado se sentirá insultado. Y, si tu tratas de educar a los hijos de tu cónyuge y cometes un error, entonces tu paz conyugal es echada de la ventana.
 
La Mala Inclinación ama situaciones como estas para hacer estrago en el hogar. Por lo tanto, concerniente a los niños de tu cónyuge, no trates de educarlos, por supuesto no criticarlos, y sólo trátalos con bondad. En cualquier caso cuando una pareja se encuentra en una situación aparentemente irreconciliable, ellos deberían consultar a un calificado consejero rabínico que pueda ayudarles en tales asuntos.
 
Continuará…

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