Limpieza de Pesaj

Limpieza de Pesaj

Hace varios años decidí instituir la tradición de limpiar el departamento antes de que empezara la fiesta…

Para mí, Pesaj siempre significó el Seder, la familia reunida y un montón de matzá a lo largo de la fiesta. Sin embargo, una cosa que nunca hicimos en mi casa cuando yo era niña era limpiar la casa antes de la fiesta. Cuando empecé a aprender más sobre el judaísmo, me di cuenta de que Pesaj no se trataba solamente de comer matzá durante ocho días, sino que también se trataba de limpiar la casa y preparar todo para el Seder. Por eso, hace varios años, decidí instituir la tradición de limpiar el departamento antes de que empezara la fiesta.

Limpiar para Pesaj no fue cosa fácil (aunque me dé bastante vergüenza admitirlo…). Yo vivía con otras dos mujeres y si bien sí estábamos acostumbradas a limpiar el departamento en forma regular, por cierto que nunca alcanzábamos el nivel de limpieza que exige Pesaj. Además, mis compañeras de departamento no tenían los mismos planes que yo con respecto a limpiar el departamento para la fiesta, así que tuve que hacerlo todo yo sola. Obviamente, ellas no se quejaron – después de todo, ¡iban a recibir un departamento reluciente sin pagar un centavo!

Dándome a mí misma un margen de tres días antes de Pesaj, empecé a vaciar los armarios de la cocina y a fregar la mesada. También quité los abrigos del perchero que hay en el armario de entrada, lo barrí y examiné todos los rincones en búsqueda de alguna pizca de jametz (masa fermentada y todo producto en el que cereales tales como trigo, avena, cebada, espelta o centeno entran en contacto con agua durante 18 minutos o más sin amasar o manipular la masa). Luego le pasé un trapo al piso de la cocina y del living.

Sin embargo, a pesar de que había hecho todo esto, ni siquiera me estaba aproximando al final de la limpieza… ¡y Pesaj iba a comenzar al día siguiente! ¿Qué era lo que tenía que hacer? Mi deseo de limpiar todo el departamento era genuino, ¡pero simplemente resultaba imposible en el margen de tiempo tan breve que me había dado!

Tal vez ustedes pensarán “¿Para qué hace falta toda esta limpieza?” “¿Por qué no basta con comer matzá durante los ocho días de Pesaj y listo?”.

Pues bien: aquel fatídico primer año de limpieza de Pesaj aprendí algo que siguió resonándome en la cabeza: al limpiar la casa para Pesaj, no estamos solamente limpiando en términos físicos, sino que también debemos mirar dentro de nosotros mismos y “limpiar” las partes de nuestras vidas o nuestras personalidades que necesitan un cambio. Debemos examinar los rincones de nuestras almas para ver qué es lo que hay que “refregar” y sacar de nuestras vidas.

Aquel primer año en que limpié para Pesaj no terminé de limpiar todo el departamento. No obstante, sí llegué a rincones a los que no había llegado durante meses enteros. Así como busqué y eliminé el jametz de mi casa, también busqué todo aquello en mi vida que me estaba frenando como persona, y traté de librarme de todo eso (o por lo menos de hacer el esfuerzo por lograrlo).

Ese año no llegué a limpiar “toda la casa”, pero tal vez eso se deba a que no me di a mí misma suficiente tiempo. Quizás aún no estaba preparada para limpiar todo el departamento. Del mismo modo, tal vez no haya estado preparada para cambiar y mejorar determinadas partes de mi vida; quizás no había llegado el momento para empezar a examinar otras partes de mi vida o no tenía tiempo para hacerlo.

Ahora, varios años más adelante, ya limpio todo el departamento para Pesaj. Mis compañeras de departamento ahora sí me ayudan y aun así, a veces ocurre que me olvido de examinar ciertas partes de la casa en busca de jametz. Este año, cuando limpiemos, que todos tratemos de erradicar de nuestras vidas el jametz que nos está imposibilitando crecer. Pero no olvidemos que es posible que aún no estemos listos para librarnos de toda la “suciedad”. Después de todo, lo que importa es el esfuerzo que ponemos en la limpieza y nuestra intención de librarnos de todo el jametz que tenemos, tanto el aparente como el oculto.