¿Enojado con Dios?

Si ves que alguien esté triste y le preguntas: “¿Por qué estás enojado con Dios? ¿Qué te hizo?”, él seguramente lo negará, diciendo: “¿Yo enojado con Hashem? ¡Para nada! ¿Por qué dices algo así? Yo no estoy enojado con Hashem. Lo que pasa es que estoy pasando por muchas dificultades y tengo un montón de preocupaciones y me siento agobiado y por eso estoy así”.

O también puede echarles la culpa a los demás:

“Yo no estoy enojado con Hashem. Con el que estoy enojado es con mi vecino, que me fue a denunciar a la Municipalidad, y estoy enojado con la vecina que estacionó en mi lugar y también con mi mujer, que no me deja un minuto en paz… ¡Pero con Hashem no estoy enojado!”.

O es posible que atribuya sus nervios a causas espirituales:

“No, yo no estoy enojado con Hashem, Dios no lo permita. Solamente estoy en crisis conmigo mismo, porque no logro sobreponerme a mi mala inclinación. Estoy triste porque siempre vuelvo a caer en los mismos deseos físicos…”.

No importa a qué o a quién le atribuyes tu tristeza…. Rabí Najman lo expresa “sin pelos en la lengua”: “¡Estás enojado con Hashem!”.

El enojo no llega “de ninguna parte”. El enojo es porque piensas que te mereces algo mejor y no estás satisfecho con lo que Hashem te da. Esto se aplica tanto al ámbito material como al ámbito espiritual. En lo material, estás triste porque piensas que te mereces algo mejor, que se te debe todo tipo de cosas. Y en lo espiritual, estás triste porque Hashem no te ayudó a sobreponerte a tu mala inclinación. En ambos casos, estás seguro de que tienes derecho a algo, o sea que sí estás enojado con Hashem. Y esa es la raíz de la tristeza.