La Verdad Sobre el Conflicto Arabe-Israeli
En realidad, no debería haber conflicto alguno. Dios eligió a los judíos para recibir Su Ley y ser Su nación especial y así poder revelarlo.
"En realidad, no debería haber conflicto alguno. Dios eligió a los judíos para recibir Su Ley, la Torá, y ser Su nación especial y así poder revelarLo. La única razón para este conflicto proviene de la negligencia en la revelación de Dios…
Profundizando en el Conflicto Árabe-Israelí
Un cese el fuego no es un acuerdo de paz. Luego de la Guerra de Independencia, los árabes lanzaron una guerra de terror sistemática en contra de la población judía de Israel. Comandos conocidos como los fedayines, inspirados por el dictador egipcio Gamal Abdel Nasser, cruzaron la frontera y atacaron a los civiles judíos. Estas incursiones terminaron como resultado de la Campaña del Sinaí en 1956, cuando Israel invadió la Península del Sinaí y llegó al Canal de Suez, en conjunción con un ataque sobre Egipto por parte de Gran Bretaña y Francia quienes se oponían a la nacionalización del canal por parte de Nasser. La campaña fue un éxito militar. Pero una nueva amenaza surgió por parte de la "Gran Roma".
La Unión Soviética protestó la invasión conjunta israelí, francesa y británica. Después de todo, para fomentar el conflicto los rusos habían armado a Egipto con el equipo más moderno; su oposición era de esperar. Sin embargo, la sorpresa fue la decisión del presidente de los Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower, de ponerse de acuerdo con los rusos y forzar a Israel a evacuar la Península del Sinaí. Luego se estacionaron allí tropas de las Naciones Unidas.
Esta decisión equivocada condonando la agresión árabe sentó las bases para el continuo síndrome de "victoria y derrota" que ha confrontado a Israel desde entonces. Se les hizo claro a los árabes que mientras tuviesen petróleo para vender, Occidente siempre los apoyaría, pese a sus políticas anti occidentales y anti israelíes. Se les permitió a los árabes atacar a Israel y dedicarse al terrorismo pues Occidente nunca tomaría un partido definitivo en contra de ellos. Por el contrario, generalmente se le impidió a Israel protegerse.
En mayo de 1967, Nasser cerró el Estrecho de Tirana a la naves israelíes, declarando una guerra de facto en contra de Israel. Egipto, Siria, Líbano, Irak y Jordania enfrentaron a Israel y fueron vencidos en la Guerra de los Seis Días en junio de 1967. Al sur, Israel tomó de Egipto la franja de Gaza y la Península del Sinaí; al norte tomó de Siria, las Alturas del Golán; y la patria histórica de Judea y Samaria que había estado bajo control de Jordania. Inmediatamente después de finalizada la guerra, los judíos, alentados por el gobierno laborista que en ese entonces estaba en el poder, comenzaron a asentarse en todas esas áreas: Gaza, las Alturas del Golán y el margen occidental del río Jordán.
Sin embargo, aunque los judíos se asentaron en su patria ancestral, estos esfuerzos fueron condenados por los países occidentales como un obstáculo para la paz. (Por otro lado, nunca quedó en claro cuáles fueron los obstáculos para la paz que existieron antes de la guerra de 1967, excepto por el solo hecho de la presencia judía en Israel. Es sorprendente que este tema nunca sea considerado apropiadamente, a no ser por los comunicados árabes inspirados por las relaciones públicas: "No arrojaremos a los judíos al mar".)
Luego de la devastadora Guerra de Desgaste (1968-1970), Egipto y Siria volvieron a atacar a las fuerzas israelíes en el Sinaí y en las Alturas del Golán en Iom Kipur, en octubre de 1973 y casi derrotaron a Israel. Luego de tres semanas de combate, los ejércitos árabes fueron vencidos. Desde entonces, los árabes no trataron más de presentar una guerra frontal, sino que utilizaron el arma del embargo petrolero en contra de los mismos poderes occidentales que descubrieron su petróleo, que lo desarrollaron y que aún hoy mantienen esos mismos campos petrolíferos. Occidente sucumbió, otorgando así un soporte financiero "de terceros" al terrorismo árabe.
Los actos terroristas, tales como el secuestro de aviones, de barcos y de autobuses, al igual que los asesinatos y bombas en Europa e Israel, fueron cometidos en etapas, principalmente por organizaciones árabes palestinas dedicadas a la destrucción del Estado de Israel, chantajeando a Occidente y desmoralizando a Israel. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP), establecida en 1964, sirvió como una organización para incluir grupos terroristas. Luego de 1967, su líder, Yasser Arafat, perfeccionó la combinación de terror y diplomacia y nunca cejó en su determinación por destruir a Israel. A lo largo de los años acumuló una enorme riqueza personal, gracias a Arabia Saudita que lo financió a él y a la OLP desde su comienzo.
El dinero del petróleo árabe (petrodólares) ha sido lo que financió el terror durante décadas. En 1982, Israel lanzó una campaña en el Líbano para expulsar a Arafat y a OLP de la parte sur del país, donde habían establecido una base para el envío de terroristas hacia Israel. Arafat se fue de Beirut y se asentó en Túnez en 1982. En 1990, Irak, que nunca había firmado un acuerdo de armisticio con Israel, ocupó Kuwait y la península arábiga. Cuando los Estados Unidos y sus aliados enviaron tropas para liberar Kuwait en 1991, Irak atacó a Israel lanzando misiles Scud contra Tel Aviv, para alegría de los árabes palestinos.
Luego de la Guerra del Golfo en 1991, y para consternación de muchos israelíes, Arafat fue "resucitado" por varios líderes israelíes con el apoyo norteamericano y europeo. Arafat estableció entonces la Autoridad Palestina en Ramala como resultado de los Acuerdos de Oslo de septiembre de 1993, ¡recibiendo el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos! Sin embargo, existía una razón para la eminencia de este villano. La entidad terrorista, y la de su fundador, deben su existencia al conocimiento que tiene su ángel guardián del inminente acercamiento del Final de los Días. O bien uno participa de la revelación de Di-s o bien se le opone; su récord de asesinato y de terror prueban de qué lado se encuentra Ishmael. Por otro lado, Israel continúa siendo el centro de la presión internacional sufriendo los efectos del terror, que desafortunadamente continuarán hasta que llegue la salvación final.
Los países árabes sólo son importantes para Occidente debido al petróleo. Ellos no tienen ninguna universidad importante ni han alcanzado ningún logro mayor en las artes y en las ciencias. De hecho, ¡es muy difícil encontrar alguna contribución a la civilización hecha por Arabia en el último milenio! Pero aun así su petróleo, del cual tienen muchas reservas, es vital para el mundo industrializado. Así, la descripción bíblica de Ishmael ha sido cumplida. De acuerdo con la Torá, Ishmael "Será un hombre salvaje: su mano estará contra todo hombre y la mano de todo hombre estará contra él…" (Génesis 16:12). El Targum Onkelos traduce este pasaje: "Él necesitará de todos y todos necesitarán de él". Los árabes necesitan de todos, pues no tienen nada propio para ofrecer a la civilización del mundo. Todos necesitan de ellos, pues los árabes tienen el petróleo necesario para las economías occidentales. Por lo tanto, Occidente va a apoyar a los árabes, pese a sus persistentes esfuerzos por asesinar y difamar a los judíos. Continúa nuestra fuente:
"Esaú fue a donde Ishmael y tomó… a la hija de Ishmael… por esposa" (Génesis 28:9).
Comenta el Talmud sobre este versículo, "Lo que está conectado a lo puro es puro; lo que está unido a lo impuro es impuro. No es por nada que el estornino sigue al cuervo; es de su misma clase" (Bava Kama 92b).
Preguntan nuestros sabios por qué Esaú tomó como esposa a la hija de Ishmael, dado que él ya tenía varias esposas. Está claro que todo aquello que está unido a la impureza se vuelve impuro. Por ejemplo, el cuervo es un pájaro que no es kosher. Su relación con el estornino nos enseña que el estornino tampoco es kosher. De manera similar, Esaú era impuro; era un asesino, un idólatra, un adúltero y un ladrón. Por lo tanto, buscó relacionarse con Ishmael, su suegro, quien tenía cualidades similares (Rashi, Génesis 21:9; ibid. 21:20; ver arriba, capítulo 3). El Occidente Cristiano desprecia a los árabes, al tiempo que los seguidores del Islam odian a Occidente. Su común denominador es la oposición a todo lo que es judío. Por lo tanto, Esaú se casó con la hija de Ishmael. Este casamiento aseguró que sus descendientes heredarían sus rasgos. Sólo hace falta confirmarlo con su ADN.
Los judíos deben reconocer que los intentos árabes por aniquilar a Israel y destruir el mundo no derivan solamente de la intransigencia árabe y del odio a los judíos. Nuestros sabios enseñan que este largo exilio también proviene de Edom. Tanto el Imperio Romano como Arabia se han juntado (ver Parte Cinco), tal como Ishmael y Esaú estaban "unidos en matrimonio". Sus esfuerzos conjuntos en contra de Israel y de los judíos provienen de hecho del fortalecimiento de las klipot (como resultado del pecado) que ocultan la revelación de Di-s.
Más aún, y quizás más importante todavía, debemos recordar que el amargo odio de Ishmael hacia Israel, hacia los judíos y hacia el Occidente Cristiano está enraizado en el odio que ayudó a generar la destrucción del Segundo Templo. El lamentable ejercicio de la usurpación del poder (maljut) que produjo en última instancia el exilio de Roma, y el odio infundado entre los judíos, fortalecieron el maljut de las klipot. Las disputas internas entre los judíos contribuyen al antisemitismo virulento lo que, a su vez, hace que las fuerzas del mal extiendan su dominio y exacerben todavía más el exilio.
Más aún, el odio hacia sí mismos o el odio indiscriminado puede ser visto como la raíz del antisemitismo. Esto se debe a que la Nación Elegida fue elegida para un propósito específico: revelar la Divinidad. El poder de los judíos como comunicadores del mensaje está con ellos todo el tiempo. Si ellos se alejan de Di-s, aún pueden entregar cierta clase de mensaje. Si sienten odio, ése es el mensaje que transmiten. Así, el Rebe Najmán enseña que Di-s busca la unidad a partir de la diversidad y no la diversidad a expensas de la unidad.
La sociedad entre las naciones para apoyar el terrorismo árabe y la falta de derechos humanos se remonta hasta Esaú e Ishmael. El Pueblo Elegido ha sido elegido para servir a un objetivo específico: revelar a Di-s. Ellos pueden fortalecer el Maljut de Di-s o aumentar las fuerzas de las klipot. El resultado del fortalecimiento de las klipot puede comprobarse en las guerras en contra de los judíos a lo largo de la historia, que culminaron con el holocausto y el conflicto Árabe-Israelí.
Una de las intenciones del relato bíblico del acto de la Creación fue la revelación de la Tierra Santa (capítulo 1). Desde el comienzo existió un conflicto sobre la posesión de la Tierra. Como explica Rashi (Génesis 1:1; ver también capítulo 1), "Si las naciones reclaman que ustedes han tomado la tierra que era de ellos, ustedes pueden decirles, ´Di-s creó el mundo entero y éste Le pertenece. Él se lo puede dar a quien quiera. Él lo tomó de ustedes y nos lo dio a nosotros´".
En realidad, no debería haber conflicto alguno. Di-s eligió a los judíos para recibir Su Ley, la Torá, y ser Su nación especial y así poder revelarLo. La única razón para este conflicto proviene de la negligencia en la revelación de Di-s. Cada vez que existe esta dejadez, las naciones se oponen al derecho judío sobre la Tierra. Esta es la raíz de todas las libertades de elección que las naciones del mundo han ejercido sobre nosotros. Nuestra negligencia les ha dado fuerza a las klipot para disputar nuestro derecho a la Tierra, así como han recibido el poder para ocultar a Di-s. Cada vez que existe una confrontación sobre nuestra posesión de la Tierra, así provenga del Islam, del cristianismo o de las naciones seculares, ello se produce debido a nuestra negligencia en la revelación del Maljut de Di-s.
Más aún, el conflicto entre nosotros mismos se refleja también en la Tierra. Así como nosotros, los judíos, fuimos tomados como la Nación Elegida, la Tierra Santa fue tomada como la Tierra donde se revelaría la Divinidad. Si nosotros, como nación, estamos divididos, esto se refleja en la Tierra misma. Esto explica por qué hay algunos judíos que están deseosos de abandonar su reclamo sobre su patria ancestral y entregarla a aquellos que la reclaman. En la historia del mundo nunca ha existido una nación tan dividida en cuanto a las opiniones sobre el derecho a su propia tierra como la de los ciudadanos del Estado de Israel. Pero si no estamos unidos, ¿por qué la Tierra no habría de estar dividida (Di-s no lo permita)?
– Extraído de Esta tierra es Mi Tierra, por Jaim Kramer –
11/21/2012
toda rava gracias por su escrito. muy muy instructivo y reflexivo.
11/21/2012
gracias por su escrito. muy muy instructivo y reflexivo.
11/20/2012
Excelente artículo sobre las causas del conflicto árabe israelí que menciona las causas espirituales El artículo del Rabí Kramer muestra una perspectiva espiritual que pocos han tomado en cuenta y a la cual me sumo apoyando todo y cada uno de los elementos allí propuestos. Sólo quisiera agregar que nuestros políticos se equivocan al entregar tierras por paz. Para el islam "la tierra es de Allah y sólo la gobierna los fieles". Para ellos los judíos somos infieles, traidores de la Ley de Moshe por tanto perdimos el derecho a gobernar la tierra. Seamos uno y H' nos cuidara