El Hombre es un Arbol

Cuanto más profundas penetran las raíces de un árbol, más vitalidad tiene. Cuanto más profundo una persona está relacionada con sus propias raíces, más vitalidad tiene…

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 05.02.23

Cuanto más profundas penetran las raíces de un árbol, más vitalidad tiene. Del mismo modo, cuanto más profundo una persona está relacionada con sus propias raíces, más vitalidad tiene…

“El hombre es un árbol”

El decimoquinto día del mes hebreo de Shvát cae esta semana. En este maravilloso día se celebra el Año Nuevo de los Árboles.

Yo amo los árboles. Mis temas favoritos en mis estudios de agricultura en la Universidad de Maryland eran los cultivos de árboles de hoja caduca y silvicultura (ciencia forestal). Con la ayuda del Creador, los puse en práctica como agricultor de frutales, aquí en la exquisita Tierra de Israel. Hasta el día de hoy, me encanta realizar mi Plegaria Personal en Aislamiento, la Hitbodedut, entre los árboles del campo. Esto no es sorprendente: el Pérek Shirá (El Canto de la Creación) nos enseña que los árboles siempre cantan cantos de alegría a HaShem, y el Rabi Najman de Breslev escribe que cuando rezamos al Creador en Hitbodedut en el campo, los árboles participan en nuestras plegarias.

Pero todavía hay una pregunta que no respondimos: ¿Qué es tan significativo en los árboles que celebramos su Año Nuevo? La Torá dice, “Porque el hombre es un árbol del campo” (Deuteronomio 20:19). ¿Qué significa esto? Podemos aprender de los árboles diez lecciones fundamentales para la vida:

 1. Los árboles siempre tienen una influencia positiva sobre su ambiente. Ellos dan sombra, frutas, madera, refugio a aves y animales, oxigenan la tierra, previenen la erosión, resguardan contra el ruido, y mucho más. Los árboles son por lo tanto donantes, y los donantes provienen de la santidad; por lo tanto, los árboles provienen de la santidad.

2. El árbol no toma de este mundo nada más que lo mínimo esencial que necesita para su supervivencia básica y para dar frutos, es decir los minerales y la humedad de la tierra, la luz del sol, el oxígeno de la atmósfera, y nada más.

3. Los árboles, que son caritativos con criaturas merecedoras, como las abejas, crecen saludables. Si el árbol es caritativo con una criatura indigna, como un parásito, entonces sufre.

4. Cuanto más profundas penetran las raíces de un árbol, más vitalidad tiene. Del mismo modo, cuanto más profundamente uno está relacionado con sus propias raíces, más vitalidad tiene.

5. Cuanto más ampliamente se extienden las raíces de un árbol, mejor está arraigado. Por ende, aquel que tiene un amplio conocimiento de sus raíces – o de la Torá, en el caso del judío – entonces esa persona está fuertemente arraigada contra los crueles vientos de la sociedad decadente.

6. La solución para el árbol enfermo es podar completamente sus ramas, de modo que el árbol se renueve echando ramas sanas. Igualmente, ya que la mayoría de los defectos de carácter del hombre provienen de la arrogancia, la persona debería “podarse”, es decir reducir su ego a fin de llegar a un renovado y sano crecimiento emocional.

7. Si al árbol le está permitido dar frutos durante sus tres primeros años, él perderá tanto su longevidad como su futuro potencial de producción. Como tal, un árbol no debería gastar su fuerza en dar “Orlá”, o fruta prohibida, durante sus tres primeros años. El hombre tampoco debería gastar su poder en transgredir la Torá y en producir frutas prohibidas, Di-s no lo permita.

8. El árbol sin agua en un comienzo deja de dar frutas, o da frutas debilitadas y raquíticas. Más tarde, se expone a parásitos y a la enfermedad, y por último, muere. La Torá se compara con al agua; sin ella, el hombre no alcanzará su máximo potencial, estará expuesto a toda clase de tensiones, ansiedad, y males emocionales, y por último, morirá una muerte espiritual.

9. Cada árbol tiene su particular tipo de fruta; uno da manzanas, otro da peras, y otro duraznos. Cada tipo de árbol es coherente con las frutas que da, y cada uno tiene su propia importancia y su lugar en el mundo. Lo mismo ocurre con los hombres – algunos son soldados, algunos eruditos de la Torá, otros son jornaleros, y otros profesionales. Cada tipo de persona es necesario, y cada uno tiene su propia importancia y su propio lugar en el mundo.

10. Los árboles nunca se desesperan. Si se los tala pero queda un mínimo de su raíz, entonces brotarán de nuevo. Como tal, el Pueblo Judío nunca tiene que desesperarse. Mientras nos aferremos a nuestras raíces – no importa qué tragedia nos acontezca, Di-s no lo permita – siempre “brotaremos” de nuevo.

El Rey David sabía estos secretos cuando comparó a los Tzadikim, los Justos, a los árboles, y dijo: “¡El Tzadik (Justo) prosperará como una palmera datilera y se pondrá alto como un cedro!”. Si queremos ser Justos – debemos emular a los árboles.

Tu BiShvat es el día más propicio para rezar por las frutas del año próximo, y sobre todo por un hermoso Etróg Kashér para la festividad de Sucót.

¡Feliz Tu BiShvat desde la Tierra Prometida, la Tierra de Leche y Miel, donde los almendros florecen ahora con todo su esplendor!

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1. ARTURO CANDELARIA CASTILLO

2/06/2023

Feliz Tù BiShvat! para todo Eretz Israel, el verdadero Pueblo de El Eterno!

2. Anónimo

1/12/2022

Bellísimo!! Muchas gracias!!!Feliz Tú BiShvat!!
Besorot Tovot para todo Am y Eretz Israel.Amen.

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