Santificaremos Tu Nombre

Así como el ser humano es capaz de alcanzar el deleite perfecto precisamente debido a que hace uso del libre albedrío, de la misma manera, el Creador recibe un absoluto deleite y satisfacción únicamente de aquella persona que utiliza su libre albedrío para elegir a Dios a pesar de todas las malas influencias que constantemente la tientan.

Vemos que el mismo Creador, por así decirlo, obtiene deleite y satisfacción de Su creación: “Hashem, que Su Nombre sea bendito, previó el orgullo y los deleites que habría de recibir del pueblo de Israel… y por eso creó el mundo entero” (Likutey Moharán I:17). Y Rabí Najman también se refiere a cómo “Hashem, que Su Nombre sea bendito, obtiene deleite de Israel” (ibíd 73). El principal deleite y la más grande satisfacción que obtiene Hashem provienen del hecho de que “cuando Él habló, se cumplió Su voluntad” (Sidur), en el sentido de que las personas Lo quieren, Lo eligen y Lo aceptan como su Rey, si bien podrían no hacerlo.

Si las personas no tuvieran libre albedrío, ¿qué deleite tendría el Creador? Como analogía: una persona que es elegida de entre un número de candidatos siente una gran satisfacción por el hecho de haber sido elegida; pero si es elegida debido a que no había otra alternativa, entonces no va a sentir nada de satisfacción. En un nivel infinitamente distinto, si la bondad del Creador se revelara ante todos, obviamente todos Lo elegirían, y Él no tendría ninguna satisfacción. El Creador quiere que las personas Lo elijan a Él precisamente cuando Él está oculto. Eso es lo que le brinda genuina satisfacción.

Por lo tanto, si uno se encuentra en medio de una gran oscuridad y se enfrenta a un mal terrible, si, a pesar de todo, se sobrepone a las circunstancias y elige al Creador, Le está dando un deleite muchísimo más grande que el deleite que Él recibe de los más grandes tzadikim, que siempre eligen hacer el bien cuando se enfrentan a situaciones difíciles. El sagrado Libro del Zohar nos enseña que Jetró era sumo sacerdote y la suprema autoridad en el mundo idólatra. Y cuando Jetró fue con los israelitas y habló con Moisés tras el Éxodo de Egipto y le dijo: “Ahora sé que Hashem es más grande que todos los dioses” (Éxodo 18:11), “la gloria del Santo Bendito Sea se elevó arriba y abajo.

Luego, Él dio la Torá completa cuando Su soberanía estaba sobre todo… Esto se debe a que el Nombre del Santo Bendito Sea se santifica cuando el Otro Lado (el Lado Malo) es destruido y se somete a la santidad” (Zohar: Jetró 67b). En conformidad con lo anterior, dice Rabí Najman que “la principal manifestación de grandeza del Santo Bendito Sea será cuando incluso los gentiles sepan que hay un Dios Que gobierna y es soberano” (Likutey Moharán I:10).