Tiempo de anhelo

Cuando Rabi Najman de Breslev pronunciaba la primera palabra del Kidush los viernes a la noche, su alma casi se le salía…

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 17.03.21

Nuestros Sabios nos dicen que si el pueblo judío observara dos Shabat consecutivos, seríamos redimidos de inmediato.

 

¿De qué manera se debe observar el Shabat? El Shabat es un momento de elevada sensibilidad espiritual, un momento en el que toda la Creación anhela a Hashem. Por lo tanto, una vez que el Shabat pasa a ser un tiempo personal de anhelo, en el que cada uno de nosotros ansía acercarse al Creador, la observancia del Shabat se vuelve un placer y a la vez algo muy fácil de realizar.

 

Al culminar el sexto día de la Creación, se completó toda la creación del cielo y de la tierra, las galaxias, los ángeles y los mundos superiores. Todo lo que existe en la tierra –mineral, vegetal, animal y humano-  también se completó. En el hebreo bíblico, las palabras “completó” y “anhelo” comparten la misma raíz, lo cual indica que al completarse la Creación, el cielo y la tierra anhelaron al Creador. Ese anhelo, así como el anhelo de todas las otras criaturas, está expresado en lo que se denomina Perek Shirá, el Canto de la Creación.

 

El motivo por el que entonamos la plegaria Va-iejulu dos veces los viernes a la noche, al comienzo del Shabat, tanto en el rezo de Kabalat Shabat como en el Kidush, es para fortalecer nuestro anhelo por Hashem en este momento tan oportuno que es el comienzo del Shabat, cuando toda la Creación se eleva. Cuando el sagrado séptimo día de descanso con la puesta del sol y la culminación del sexto día, deberíamos recordar que toda la Creación se dirige a Hashem con especial anhelo. Nosotros también deberíamos hacer lo mismo. Cuando Rabi Najman de Breslev pronunciaba la primera palabra del Kidush los viernes a la noche, Vaiejulu, aludiendo a la finalización de la creación, su alma casi se le salía del cuerpo debido a su tremendo anhelo de cercanía con Hashem.

 

Si bien el viernes a la noche es el momento más oportuno para anhelar a Hashem, en realidad uno tiene acceso a Él toda la semana, las veinticuatro horas del día. Lo único que la persona tiene que hacer es pensar en Él y simplemente desear acercarse a Él. Cualquier persona puede hacer esto mismo en cualquier momento que lo desee. No hace falta estar en la sinagoga para buscar a Hashem, ni tampoco es necesario que uno sea un talmudista o un kabalista para aferrarse a Hashem. Ninguna fuerza del mal es capaz de dañar los anhelos de la persona, puesto que el anhelo está por sobre todas las cosas. El deseo interno es tan fuerte que incluso si uno estuviera rodeado de miles de personas dedicadas a cosas materiales, como por ejemplo, en el medio de un estado de fútbol o de un aeropuerto, él no obstante siempre puede conectarse con Hashem. La luz de Hashem está en todas partes y está a disposición de todos los que Lo buscan.

 

El anhelo por Hashem es un aspecto del Shabat, que es pura santidad. La persona que anhela a Hashem en el medio de la semana está por lo tanto saboreando el gusto del Shabat. Uno debería tratar de alcanzar un nivel de absoluta santidad, en el que todos sus pensamientos, sus actos y sus palabras estén conectados con Hashem durante toda la semana. Esto le da a la persona que lo hace una vitalidad indescriptible. Dijo Rabi Natan que el epítome del bien es tener buenos deseos, o sea, cuando la persona anhela acercarse a Hashem y aferrarse a Él. Esta virtud está por encima de todas las demás.

 

Se nos manda por lo tanto recordar el Shabat todos los días de la semana. En hebreo, el Shabat es sinónimo de la palabra “semana”. En la tradición judía, no tenemos nombres para los días como “domingo” o “lunes”, sino que nos referimos a los días de semana por su orden –“el primer día de Shabat”, “el segundo día de Shabat”, etc. Vale decir que recordamos el Shabat todos los días de la semana. Todo el propósito de la Creación es santificar el Shabat, el séptimo día, cuando todos los seres creados renuevan su anhelo por el Creador igual que en el primer Shabat de la historia. El Shabat nos confiere la energía y la vitalidad espiritual que necesitamos para buscar al Creador y anhelar Su presencia.

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