No hay como la plegaria!

La plegaria es la mejor arma que tenemos y además es el mejor recipiente para contener la bendición Divina, tanto material como espiritual.

Dice Rabi Najman que la principal arma del individuo es la plegaria (Likutey Moharán I.2). Uno lucha todas sus batallas con la plegaria y de esa manera logra conquistar a la mala inclinación y a todos los otros obstáculos que se le interponen en su servicio de Hashem.

Un joven de una familia religiosa vino a verme y me confesó que a pesar de su magnífica educación de Torá y sus estudios en el Kolel, él comete graves transgresiones y tiene mucha vergüenza y se siente muy deprimido por la “doble vida” que está llevando. Yo le dije que es como un soldado que va a la guerra sin un arma. Cualquiera sabe qué destino va a correr ese soldado…

La persona que no reza está indefensa frente a la mala inclinación. Todo tipo de enemigos lo derrotan a diario: el enojo, la depresión, la desesperación, etc. ¡Es absolutamente vulnerable!

Le dije a aquel joven que sus maestros le habían enseñado el arte del estudio de la Guemará pero que no le habían enseñado a rezar. A través del rezo Le pedimos ayuda a Hashem. Cuando uno no reza, está en graves problemas. Pero en realidad no es su culpa, porque sus maestros no se lo enseñaron. Y es que ellos mismos no pueden transmitir algo que ellos mismos no poseen. Entonces le dije que lea mis libros y mis CDs sobre el tema del rezo. Así fue como empezó una nueva vida.

En la Guemará, Rabí Janin dice que todo el que ora profusamente finalmente va a ver que sus plegarias son respondidas. Esta es una ley espiritual que es a nuestro favor, así que ¿por qué no aprovecharla? ¿Por qué la gente no le dedica más tiempo y más esfuerzo a la plegaria?

En el Shemone Esré decimos tres veces al día: “Porque Tú escuchas nuestros rezos… Bendito eres Tú, Hashem, que escucha nuestros rezos!”. Si esto no fuera cien por ciento verdad, los Sabios no habrían instituido tal bendición.

Todo el que reza profusamente ciertamente verá grandes bendiciones. En vez de pasarte horas enteras haciendo cola en la clínica, empieza a rezar el Shemone Esré, en la bendición Refaenu – Cúranos – con más pausa y pídele a Hashem que te cure. Pide igual que un pobre pide limosna. Pide sin quejarte y sin sentir que te lo mereces.

Cuanto más emuná tenemos, más rezamos. Pidámosle a Hashem en nuestra sesión de plegaria personal que nos dé emuná. Y entonces tendremos mucho más poder cuando recemos