Derribar los muros

El Jafetz Jaim escribe en la Mishná Brurá que la plegaria Aleinu debe ser dicha con mucho amor y devoción, porque el Todopoderoso  junto con todas Sus legiones Divinas escucha y responde: “Feliz de esa nación” (Mishná Brurá, Oraj Jaim 132:2, letra jet). Hay muchas plegarias muy importantes, pero acá el Jafetz Jaim hace hincapié precisamente en la de Aleinu. Por qué?

En esta plegaria está encapsulada toda la fe judía y la función que tiene el pueblo judío en este mundo, así como el secreto de la supervivencia del pueblo judío, tal como veremos.

De acuerdo con muchas fuentes antiguas, como el Rav Hai Gaón (siglo 11 EC) y Rabí Yehuda HaJasid (siglo 12 EC), Joshua fue el autor de Aleinu, la poderosísima plegaria inspirada Divinamente que él recibió a través de una profecía durante la conquista de Jericó.

Jericó era una ciudad prácticamente inconquistable. Sus altos y gruesos muros no podían en términos lógicos ser atravesados con las armas existentes por aquel entonces. Además, sus habitantes eran poderosos guerreros. Joshua no tenía chances de triunfar. Si bien muchos sostienen que la plegaria de Aleinu fue el cántico de triunfo de Joshua después de que venció a Jericó, otros afirman que él recitó esta plegaria siete veces, cada vez que circundó la ciudad. Y, tal como explica el Jatam Sofer, después de que circundó la ciudad la séptima vez, Hashem personalmente derribó las murallas de Jericó y entregó la ciudad en manos de Joshua.

Las fuerzas de la Oscuridad de Jericó eran tan grandes que su conquista solamente podía llevarse a cabo a través del milagro de la intervención Divina. Jericó ha sido, por lo tanto, el símbolo del éxito judío a lo largo de nuestra historia, desafiando toda la lógica militar, y todas las probabilidades.

¿Cómo?

El pueblo judío es el pueblo de la emuná en la Tierra de la emuná, y tiene la tarea de difundir la luz de la emuná por todo el mundo. Y dado que Aleinu es la plegaria de la emuná, el Jafetz Jaim le asignó tanta importancia.

Ahora veamos de qué manera esta plegaria es la encapsulación de toda la fe judía:

• Tal como afirma Maimónides en el primer principio de emuná, Hashem es el Creador y Director. Él solo hizo, hace y hará todo. Aleinu nos dice que Él es el Amo de todo, Aquel que forma la creación, que Él es nuestro Dios, y que no hay ningún otro fuera de Él y que Él reinará por siempre.
• La tarea del pueblo judío en este mundo: nuestra tarea individual consiste en internalizar los principios de fe que hemos mencionado en la sección anterior. Esta plegaria nos obliga a hacerlo: “Y sabrás hoy y lo internalizarás en tu corazón, que Hashem es el único Dios, en los Cielos y en la tierra. No hay otro”. No sólo debemos saber esto sino que debemos repasar los conceptos de emuná todos los días.
• La tarea del pueblo judío con respecto al resto del mundo: debemos ser una “Luz para las naciones”, o sea, debemos hacer todo lo posible para que “toda la carne viviente proclame Tu Nombre”. Y eso lo hacemos difundiendo la emuná. Esa es la rectificación del mundo entero, el Tikún Olam, que es nuestra solemne responsabilidad.
• El secreto del éxito y la supervivencia del pueblo judío: nosotros solos, no tenemos poder. Cada persona judía debe saber que “ponemos nuestra esperanza en Ti, Hashem, nuestro Dios, para ver pronto la gloria de Tu fortaleza”. Hashem es la fuente de toda nuestra fuerza y toda nuestra abundancia”. ¡No hay nada fuera de Hashem!
•  

La emuná y la confianza de Joshua en Hashem, que nos son transmitidas en la plegaria de Aleinu, tuvieron el poder de derribar las poderosas murallas de Jericó. De la misma manera, esta plegaria, cuando se dice con fervor, puede derribar las murallas de la negatividad que nos encarcelan. Dila con todo tu corazón y tú pronto verás la milagrosa intervención de Hashem, muy pronto, amén!