¿Quién es sabio?
¡El Creador del Mundo sabe quién eres realmente!
Siendo que era un jasid leal nunca se le habría ocurrido cuestionar las palabras del Rebe. Pero cuando vio que el fenómeno se repetía una y otra vez, no pudo contenerse y por primera vez -y realmente hizo algo fuera de lugar- le dijo al Rebe: “Me resulta muy difícil aceptar las palabras del Rebe. No entiendo de qué está hablando…”.
El Rebe era el quinto Rebe de Jabad, también conocido como el Rashab, Rabí Shalom Ber. Y al igual que sus santos antepasados, Rabi Shalom Ber dirigía reuniones jasídicas (hitvaaduiot), durante las cuales solía hablar de la grandeza de los judíos sencillos y los elogiaba mucho.
El Rebe tenía un jasid rico, un comerciante de diamantes, llamado R. Munya Monson. A R. Munya le resultaba difícil escuchar las alabanzas del Rebe a los judíos simples y su llamado a acercarse a Hashem, pero no dijo nada y no dijo nada durante mucho tiempo, hasta que finalmente no pudo soportarlo más. Entonces le dijo al Rebe: “¿Por qué el Rebe elogia tanto a la gente sencilla?”.
“Porque tienen cualidades muy especiales”, respondió pacientemente el Rebe. Y, aunque iba contra todas las reglas, R. Munya, que siempre era sincero, respondió: “Yo no percibo en ellos ninguna cualidad especial…”.
El Rebe lo oyó, pero no dijo nada.
Más tarde, el Rashab se volvió hacia R. Munya y le preguntó si había traído consigo sus diamantes. El comerciante de diamantes le dijo que, efectivamente, había traído los diamantes con él. El Rebe entonces le pidió que le mostrara algunos.
R. Munya sacó de su bolso el costoso estuche y vertió los diamantes sobre la mesa delante del Rebe. Mientras el Rebe examinaba los diamantes, el comerciante de diamantes tomó uno y le dijo al Rebe con mucha emoción: “¡Rebe, este diamante es soberbio!”.
El Rebe miró el diamante y dijo despectivamente: “No veo nada especial en él”, dijo. El jasid se ofendió y le dijo al Rebe: “Uno tiene que ser un experto en diamantes para poder percibir su valor”.
Eso era justo lo que el Rebe estaba esperando, y entonces le contestó usando la misma frase: “También en el caso del pueblo judío hay que ser un experto. Cada alma es increíble, pero hay que ser un experto para poder percibirlo. Tú eres un experto en diamantes; yo soy un experto en almas…”.
Un especialista en almas
Esta historia responde a una pregunta importante. Escribimos y cantamos: “Hashem itbaraj siempre me ama”. Es cierto que hay muchas fuentes maravillosas para ello. Pero la pregunta sigue siendo: ¿Por qué? ¿Por qué debería amarme Hashem? ¿Qué hay en mí que hace que Él me ame? Dice: “Hashem ama a los tzadikim”; ¿por qué habría de amarme siendo que no soy un tzadik?
La respuesta es que Hashem itbaraj te ama porque Hashem te valora. ¿Qué queremos decir con “valora”? Quiere decir que Él es consciente de tu verdadero valor, tus maravillosas cualidades especiales, los buenos deseos que anidan en tu pnimiut (ser interior).
Si estás mirando dos diamantes, puede ser que para ti -una persona normal- parecen exactamente iguales. Pero un experto comerciante de diamantes va a decirte que uno de ellos es falso y vale muy poco mientras que el otro es auténtico y no tiene precio.
Esto se aplica no sólo a los diamantes – puedes ver un diamante brillante, y otro que está sucio y parece sin valor, pero cuando vas a alguien que realmente entiende, te dirá que esa piedra sucia es realmente un diamante valioso que necesita ser pulido, mientras que lo que parece un diamante brillante es nada más que un pedazo de vidrio sin valor….
Los tzadikim nos revelan cuánto nos ama Hashem, porque el Creador del Mundo sabe ciertamente lo que es un alma judía; ¡el Creador del Mundo sabe quién eres realmente! Y es por eso que Él te aprecia y te ama, ¡no importa cómo luzcas ni lo que hagas!
Cuando crees que Hashem te ama, en realidad estás creyendo en tu valor absoluto, interior, ilimitado e independiente.
Toda persona debe creer en sí misma. Y creer que Hashem te ama es la máxima expresión de creer en ti mismo. Incluso si te miras a ti mismo, y crees que eres pura maldad y suciedad – tu visión no tiene sentido. No eres un especialista en diamantes. Hashem itbaraj sabe y es un experto en piedras preciosas, y por lo tanto Él ve tus puntos buenos, y ve el núcleo interno de tus deseos y anhelos, mientras que todo lo que te parece malo es sólo suciedad externa que recubre el diamante, lo que no hace ninguna diferencia en cuanto a su verdadero valor.
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