Dos líderes, dos caminos
Tanto Shimon Bar Kojba como Yehuda Ha Macabí fueron luchadores por la libertad contra opresores tiránicos, y sin embargo la historia judía condena a uno pero celebra al otro. ¿Por qué?
Los judíos temerosos de Dios eran apenas una décima parte del pueblo judío en ese momento, ¡y sin embargo finalmente triunfaron sobre los griegos!
La actitud arrogante de Bar Kojba de “el poder de mi diestra” condujo a una de las peores calamidades de la historia judía.
Los nombres “Shimon Bar Kojba” y “Yehuda Ha Macabí” evocan sorprendentes similitudes en la mente de la mayoría de la gente. Ambos fueron luchadores por la libertad que hicieron gala de un valor, una fuerza y un liderazgo indescriptibles. Ambos lucharon contra opresores tiránicos. Ambos lograron victorias milagrosas y ambos murieron en combate. Además, ambos son símbolos del orgullo nacionalista judío. Sin embargo, el judaísmo mira a Bar Kojba con desprecio, refiriéndose a él como “Bar Koziva”, que significa el “impostor”. En cambio, el judaísmo venera al Sumo Sacerdote Matatías y a sus hijos los Macabeos -especialmente a Yehuda- como catalizadores de Januca y de nuestra libertad nacional y religiosa. ¿Cuál es la diferencia entre ambos?
Cronológicamente, los Macabeos precedieron a Bar Kojba unos 350 años. Tras la muerte de Alejandro Magno, un líder despiadado que amaba a los judíos, los griegos sirios (“seléucidas”) se hicieron con el poder en Cercano Oriente, incluido Israel. La política oficial de los seléucidas con las naciones bajo su control era la “benevolencia condicional”. Ofrecían plenos derechos, plena ciudadanía e igualdad de oportunidades, incluso la pertenencia a sus elitistas y exclusivos clubes deportivos (comparables al club de campo actual). Pero había una condición: la nación sometida debía dejar de lado su cultura, su lengua, su religión y aceptar completamente el helenismo.
La Guemará nos dice que los “benévolos” griegos sirios “sólo” exigieron tres cosas, a saber- que los judíos dejaran de circuncidarse, que dejaran de observar el Shabat y que dejaran de observar el Rosh Jodesh (luna nueva). Esto fue bastante astuto, ya que sin estas tres mitzvot, no habría continuación del judaísmo, Dios no lo permita. Cuando la audaz minoría de judíos no helenistas se resistió, los griegos añadieron un cuarto decreto: toda muchacha judía sería entregada por una noche a un oficial griego sirio antes de su boda. Para los judíos leales, esta fue la gota que colmó el vaso…
Mientras tanto, a los judíos helenistas se les concedió el control de las instituciones judías, incluido el Templo Sagrado. Por eso, y tal como relata la Guemara en el tratado Yoma, muchos de los Sumos Sacerdotes durante el periodo del Segundo Templo eran judíos helenistas influyentes nombrados por el gobierno y completamente ignorantes de la Torá. Por lo tanto, el santo sacerdote Matatías no tenía nada que ver con ellos y permaneció en su pueblo de Modiin, donde la población local, bajo su influencia y la de sus hijos, era ferozmente leal a Hashem y a Su Torá.
El rey seléucida Antíoco decidió poner a prueba la lealtad de Matatías y envió un grupo de oficiales a Modiin con un mensaje para Matatías: sacrificar un cerdo a los dioses griegos y recibir un trato preferente. Naturalmente, Matatías se negó a considerar siquiera semejante abominación. Cuando un judío helenista se presentó y se ofreció a realizar el sacrificio, Matatías lo apuñaló y comenzó la revuelta. Con sus hijos Elazar, Shimon, Yehuda, Yojanan y Yonatan, dirigieron una banda de combatientes que incluía a “jasidim” -los piadosos-, personas que no eran luchadores en sí, sino creyentes acérrimos dispuestos a sacrificar cualquier cosa por su fe. A pesar de que estos judíos intransigentes y temerosos de Dios apenas representaban una décima parte del pueblo judío de la época, acabaron triunfando sobre los griegos sirios. Se hicieron con el control de Israel y purificaron el Templo Sagrado, lo que condujo al milagro de Janucá que con tanta alegría celebramos hasta hoy.
Los macabeos no eran militares profesionales, sino sacerdotes. En marcado contraste, Shimon Bar Kojba era un líder militar que construyó un ejército feroz e imparable de los guerreros judíos más fuertes, cada uno de los cuales pasó una prueba de valor mordiéndose el dedo meñique de la mano derecha. Rabi Akiva, uno de los principales líderes espirituales de la generación, detestaba a los ocupantes romanos y convocó a Bar Kojba y le reprendió por mancillar a sus soldados. Bar Kojba, sorprendentemente, le hizo caso a Rabi Akiva y acordó hacer una nueva prueba para los futuros guerreros judíos: tenían que arrancar de raíz un cedro del Líbano con las manos desnudas mientras pasaban por delante del cedro montados a caballo. Todo el ejército de Bar Kojba, formado por feroces guerreros que superaron una de estas dos pruebas de acceso, contaba con más de medio millón de soldados y derrotaron a los romanos, liberando a Judea.
Bar Kojba carecía de la Torá de los Macabeos, del temor a Dios, de la humildad emuna y de la santidad, atribuyéndose sus victorias a sí mismo y a su astucia, poder y destreza militar. Antes de entrar en batalla, acostumbraba a gritar: “¡Amo del mundo! ¡Apártate de mi camino! No necesito Tu ayuda ni Tu estorbo. Mis hombres y yo lucharemos por nuestra cuenta”. La Judea independiente de Bar Kojba duró apenas dos años, y terminó con la masacre de millones de judíos en Beitar, que entonces era una gran metrópolis.
Mientras que la arrogante actitud de “el poder de mi diestra” de Bar Kojba condujo a una de las peores calamidades de la historia judía, la fe de los macabeos brilla hasta nuestros días. Esta es la fe que parpadea en las luces de Janucá que encendemos cada una de las ocho noches, las pequeñas luces que persiguen la mayor oscuridad. ¡Feliz Janucá!
1/03/2025
GRACIAS RABINO BEN HORIM POR ENSENAR LA VERDAD DE LA HISTORIA ,QUE HERMOSA VERDA DE CREADOR.BARUJ HaSHEM.