Recuerdos de Pesaj
Tengo recuerdos maravillosos de Pesaj. La casa reluciente, y la sensación de que está por suceder algo maravilloso.
Tengo recuerdos maravillosos de Pesaj. La casa reluciente, y la sensación de que está por suceder algo maravilloso. La noche del Seder nos daba una sensación muy especial de orgullo, de dicha. En realidad, todo el Seder de Pesaj tiene la intención de despertar el interés de los niños, empezando con el “Kadesh, Urjatz”, y siguiendo con la quiebra de la matzá, esconder el afikoman, abrir la puerta para el profeta Elías y la proclamación final de “el año que viene en Jerusalem”.
Mis hermanas y yo sabíamos, sin la menor duda, que no importa cuántos invitados tuviéramos, nosotras éramos las protagonistas principales esta noche.
Los preparativos para Pesaj eran todo un desafío. Mis padres trabajaban muy duro para asegurarse de que todo fuera bien. Cada objeto de nuestro hogar, desde la caja de joyas de mi mamá hasta el congelador que teníamos en el sótano, era vaciado, limpiado y vuelto a organizar. El “villano” era todo lo que tuviera levadura, incluso perfumes y remedios con base de alcohol eran trasladados al garage donde eran vendidos a un gentil por el tiempo que duraba la festividad.
Muchas veces nos poníamos nerviosas a causa del caos que se originaba con todos los preparativos. Finalmente, al final de los mismos, se realizaba la bedikat Jametz, que es la búsqueda halájica del jametz, que se lleva a cabo la noche anterior a Pesaj. Nosotras, las niñas, nos reuníamos con nuestros padres y usando una pluma, una cuchara y una vela, buscábamos los diez pedacitos de jametz y entonces los juntábamos, los atábamos y los quemábamos a la mañana siguiente. Hacíamos dos declaraciones para anular la levadura, una de noche y otra a la mañana, y al mismo tiempo teníamos en mente que debíamos “anular el jametz del corazón”, o sea, el egoísmo y los malos rasgos de carácter.
Y al día siguiente, cuando quemábamos el jametz, teníamos la clara sensación de que ahora realmente estábamos preparados para el Seder, tanto con el corazón como con la casa!
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