Leyes Prácticas de Purim

Buenos días: El momento de la lectura de la Meguilá es un momento elevadísimo desde el punto de vista espiritual, un momento en el que el alma se despierta de su letargo y se activan todas las fuerzas espirituales, llenándonos de luz. Además, las neshamot (almas) de Mordejai y Ester se despiertan y se revelan, exactamente igual que cuando estaban vivos, y se le revelan a cada judío para salvarlo de todos sus enemigos y problemas y para estar a su lado, ayudándolo a recibir la kedushá (santidad) de este día y aprovecharlo al máximo.

Los jasidim de Breslev de generaciones anteriores describían la lectura de la meguilá como algo semejante a la tefilá de Neilá en Yom Kipur, derramando ríos de lágrimas de emoción y anhelo. No hay lugar para la liviandad, y mucho menos para conductas indebidas que involucran transgresiones graves. Hay que estudiar las halajot de la lectura de la meguilá y escuchar cada palabra con concentración. Lo ideal es escuchar la Meguilá en un lugar donde haya talmidei jajamim (eruditos en la Torá) que guíen a la congregación en el camino recto del temor a Hashem.

Se debe rezar con intensidad tanto a la noche como a la mañana siguiente, pidiendo escuchar toda la Meguilá sin perder ni una sola palabra, despertar de nuestro letargo y recibir la inmensa luz de Mordejai y Ester.

Buenas noches: La noche de Purim no es un momento para fiestas ni banquetes. No hay ninguna mitzvá de embriagarse a la noche. De hecho, todas las mitzvot de Purim se cumplen durante el día; beber a la noche es una trama de la Mala Inclinación, simple y llanamente. Incluso en las yeshivot, veo con gran dolor que muchos se entretienen toda la noche, perdiendo así el día entero, llegando tarde a la tefilá, sin poder concentrarse y quedándose dormidos durante la lectura de la Meguilá.

Los tzadikim enfatizan que en Purim se debe rezar con la salida del sol. Por lo tanto, es recomendable preparar el mishloaj manot y los matanot la-evionim (regalos a los pobres) de antemano y entregarlos inmediatamente después del rezo de la mañana, tras la lectura de la Meguilá, cumpliendo así estas mitzvot lo antes posible.

¿Qué se hace a la noche, entonces? Cada año recordamos que esta noche es el mejor momento para rezar. Porque en Purim, “A todo el que extiende su mano, se le da”. ¡Solamente hace falta pedir! Por esta sola vez, nadie “revisa” si te mereces que tus plegarias sean respondidas o no. Simplemente rezas, pides, y se te concede tu petición.

Durante el día suele no haber tiempo, y es por eso que esta noche es tan valiosa y hay que aprovechar momento. Inmediatamente después de la lectura de la Meguilá, conviene que te vayas a dormir temprano para recargar energías, y que luego te despiertes a medianoche para seguir rezando hasta la mañana. Todo el que pueda mantenerse despierto toda la noche sin que esto afecte el cumplimiento de las mitzvot diurnas, tanto mejor, y será doblemente bendecido.

No tengo intención de convencerte, solo te pido que hagas la prueba y ver que funciona. Elige alguna salvación que necesites, reza por ella con gran intensidad durante una o dos horas, y verás los frutos este mismo año. Entonces entenderás por ti mismo lo importante que es aprovechar esta noche sagrada como corresponde.

Por supuesto, encontrarás tiempo para rezar por todas las demás cosas en tu vida, especialmente por tu crecimiento espiritual. Y lo más importante es rezar por todo el pueblo judío, que siempre y, en especial, ahora, necesita tantas salvaciones, o mejor dicho, una gran salvación: ¡la Gueulá completa con compasión!

¿Cuál es tu petición? Te será concedida

Después del rezo de Shajarit, aprovecha cada minuto. Si necesitas descansar un poco, descansa, pero aprovecha estas preciadas horas hasta la seudá (banquete festivo) para estudiar Torá, que es la mejor forma de recibir toda la luz del día. “Los judíos tuvieron luz” – “y la luz es la Torá”. En Purim, el pueblo judío aceptó la Torá por amor, y es inconcebible que en un día tan sagrado y elevado, descuidemos nuestro estudio de la Torá.

Hasta Minjá – nada de beber.

Cuando llega la hora de Minjá guedolá, es momento de rezar con gran concentración. Inmediatamente después, se hace netilat yadaim para la seudá. Se recomienda comer en compañía de amigos que comprendan la santidad de este día, para que no arruinen este momento sagrado de comer y beber. Por supuesto, la comida debe ser kosher lemehadrin y se debe proceder con tzniut (recato y la adecuada separación entre hombres y mujeres).

En la seudá sólo se bebe vino, y nada más. La bebida debe tomarse con medida y, sobre todo, con muchas tefilot. Durante años hemos difundido la tefilá de leshem ijud que redactamos para recitar antes de cada copa de vino. No bebas ni una gota sin rezar.

Bebe de acuerdo con tu capacidad, asegurándote de no transgredir ninguna halajá ni olvidarte del Birkat Hamazón (bendición después de la comida), las tefilot de Kabalat Shabat y Arvit.

En la seudá, la mayor avodá es simplemente estar alegre y bailar lo más posible.

Cantar y alabar a Hashem sin cesar. Las famosas palabras: “Con bailes y aplausos se endulzan los juicios” – fueron dichas originalmente con respecto a Purim. Con cada paso y cada palma, estás mitigando los juicios estrictos, es decir, estás trayendo sobre ti y sobre todo el pueblo judío más salvaciones, santidad, pureza y alegría de vida – y sobre nuestros enemigos materiales y sobre nuestro gran enemigo, el yetzer hará, más caídas y derrotas.

Si viniste a este mundo solamente para escuchar qué es Purim y cómo se celebra un Purim verdadero, ¡ya con eso solo valió la pena!

Miles de personas en todo el mundo ya festejan Purim de esta manera, y todos dicen que no se compara con nada más que conozcan. Clama a Hashem cada día – hombres y mujeres de todas las edades: “Sálvame de la klipá (cáscara de impureza) de Hamán Amalek y concédeme la santidad de Mordejai y Ester y la verdadera kedushá de Purim”. Haz peticiones personales sobre todos los puntos mencionados en este artículo.

¡Y que todos ustedes, junto con todo el pueblo judío, tengan un Purim verdaderamente alegre y un año lleno de alegrías y salvaciones! ¡Amén!