El Engaño del Siglo

Si alguien te preguntara cuál te parece que es el más grande engaño del siglo, ¿qué les dirías? ¿Los “platos voladores”, que eran nada más que una maniobra para encubrir todas las pruebas militares que se llevaron a cabo en la década del ’5? ¿Que la energía nuclear en realidad es algo seguro? ¿Que los palestinos en realidad buscan la paz con Israel?

Yo elegiría lo siguiente: que en realidad sí hay un desequilibrio químico en la mente de las personas y que por eso necesitan tomar un montón de pastillas psiquiátricas.

Antes de que se pongan nerviosos conmigo, denme por favor un par de minutos para que les explique, y continúen leyendo hasta el final. Como parte de mi entrenamiento para la práctica de la aromaterapia, estuve haciendo una investigación a fondo de todo el tema de la depresión.

Como parte de dicho entrenamiento, estuve leyendo un montón de libros y artículos acerca de la conexión existente entre las emociones y la química corporal.  Y esto es lo que aprendí, en pocas palabras:

Primero, que no existe ninguna prueba que realicen los psiquiatras a fin de determinar si uno sufre de un “desequilibrio químico”. De hecho, el máximo logro que alcanzó la ciencia en la identificación de los serotoninas en el cerebro es tomar el cerebro de una persona muerta, hacerlo papilla, centrifugarlo y después medir la cantidad de serotonina presente en relación con otras sustancias.

Miren esta cita del Dr. Stephen Novella, neurólogo de Yale: “La idea de que podemos diagnosticar un “desequilibrio químico” en el cerebro es pura tontería – porque incluso si pudiéramos medirlo, no sabemos de qué consiste la química cerebral.  Recordemos que en realidad ningún psiquiatra trata de medirle la química cerebral al paciente antes de recetarle antidepresivos. Y no lo hacen porque obviamente no tienen la menor  idea de cómo diagnosticar  una supuesta neuroquímica disfuncional. Ellos deducen la idea de una supuesta neuroquímica disfuncional a partir de los síntomas subjetivos (por ejemplo, síntomas depresivos).

Esta idea ha alcanzado una credibilidad absolutamente desproporcionada, como si fuera un hecho demostrado, cuando en realidad el carácter de la serotonina y los neurotransmisores relacionados siguen siendo un total misterio para la ciencia médica”.

Segundo: La investigación realizada por Pert demostró que la serotonina también es producida en los intestinos, y también es producida por las células del sistema inmune.E incluso si los científicos sí pudieran medir la cantidad de serotonina presente en el cerebro de una persona viva (que es algo que no pueden hacer), eso sería solamente una imagen muy parcial de la cantidad de serotonina presente en el cuerpo de la persona.

Tercero: los antidepresivos no funcionan. Está científicamente comprobado que píldoras de placebo, que no son más que píldoras compuestas de azúcar, lograron exactamente el mismo índice de éxito que las drogas, solamente sin todos los terribles efectos secundarios.

Cuarto: Ahhh…. los efectos secundarios! Es muy poca la gente que habla del tema o que siquiera sabe algo del tema (al parecer, incluyendo a los médicos que las prescriben). ¿Sabían que los antidepresivos son la causa aparente de un montón de terribles problemas físicos y mentales, como ser ganar de peso, permanente disfunción en el dormitorio, defectos congénitos como autismo (sí… no me equivoqué.), tics, daños neurológicos y con uso prolongado, incluso enfermedades como Alzheimer y Parkinson’s?

La mayoría de estas dolencias tardan años en aparecer, y es por eso que estas drogas aparentemente superaron los pocos meses de pruebas clínicas que tenían. Pero ese efecto de adormecimiento emocional que a la gente le resulta tan increíble es en realidad producto del daño químico al cerebro. Estas drogas son extremadamente dañinas para la delicada composición química del cerebro, muchas veces con terribles efectos irreversibles.

Entonces ¿por qué es tanta la gente que hace cola para comprar antidepresivos?

Antes de que respondan a este interrogante, permítanme que les presente otra cita más de un artículo muy bien informado y documentado acerca de los antidepresivos:

“Los antidepresivos están estrechamente conectados con anfetaminas tales como éxtasis y cocaína. La cocaína básicamente le hace lo mismo al cerebro. Podríamos decir que los antidepresivos son una especie de “cocaína simplificada”  y “cocaína legal”.”.

¿A que no saben cuántas madres conozco que toman antidepresivos? ¿Y saben que muchas de ellas instan a sus amigas y sus familiares a que hagan lo mismo?

Si se enteraran de que sus hijos consumen cocaína, les daría un infarto, pero si el hijo consiguiera la cocaína con receta en la farmacia, supongo que no habría problemas…

A toda la gente quiero decirle que por favor escuchemos lo que nos enseñan nuestros santos rabinos! El rabino Shalom Arush, el Rabino LazerBrody y demás nos vienen diciendo hace ya años que el Prozac no es bueno, y que los “desequilibrios químicos” son pura mentira y que la única forma de ser verdaderamente feliceses aprendiendo a tener Emuná.

No hay atajos: o aprendemos Emuná y hacemos entrar a Dios en la escena, o bien tomamos Prozac y nos causamos un daño cerebral irreversible. De nosotros depende…