La verdadera prueba de carácter – 3

No insultes a tu esposa y no la critiques, no importa lo que haga.

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 24.11.19

Muchos maridos ignoran la necesidad inherente que tiene cada mujer de mantenerse unida a su propia familia. Y muchas veces se oponen. Recuerda que, cuanto más se comporte el esposo de una manera cariñosa y protectora, como un padre y una madre, menos la esposa tendrá necesidad de ir con sus propios padres. Cuanta más atención le preste, menos tiempo pasará ella en el teléfono con su hermana. Mientras más atención le preste, como un novio enamorado, menos buscará la compañía de una amiga o compañera de trabajo.

 

Seguramente muchos esposos probablemente estarán enojados conmigo: "Y qué me dices de mi esposa? ¡Yo me voy a portar bien cuando ella se porte bien!" Lo siento, Pepe, no funciona así. La Kabalá compara al hombre con el sol y a la mujer, con la luna. Ella no tiene luz propia. Ella depende totalmente de la luz que él refleja sobre ella. Las claves para la paz en el hogar, están, por lo tanto, en manos del esposo. Es una ley espiritual básica y una ley básica de la creación: incluso aquí, el esposo es el dador y la esposa es la receptora.

 

Los hombres a menudo pierden la paciencia con sus esposas porque sus esposas no admiten sus propios errores. Piensan que sus esposas tienen malos rasgos de carácter debido a que no están dispuestas a admitir un error. Y así es: La mujer es incapaz de admitir un error! ¡Incluso nuestras santas matriarcas no eran capaces de admitir sus errores! Cuando Hashem le prometió a Abraham que Sarah tendría un hijo en su vejez, Sara se echó a reír. Abraham la confrontó y le preguntó por qué se había reído, ¡y ella negó haberse reído! ¡Y no olvidemos que el Midrash nos dice que Sara estaba a un nivel profético más alto que Abraham! Hashem le ordenó a Abraham que escuchara a su esposa cuando ella le dijo que enviara a Ishmael pero nuestra matriarca Sara no podía admitir un error. ¿Qué está pasando aquí?

 

Admitir la culpa en el matrimonio es algo que va en contra de la naturaleza misma de la mujer. Su vitalidad depende del amor y el respeto que le muestra su esposo. Ella quiere ser perfecta a sus ojos. Cuando admite haber cometido un error, es como que admite que ya no es perfecta, ni siquiera deseable, a los ojos de su esposo, y eso para ella es devastador. Para ella, admitir un error ante su esposo es como clavarse un cuchillo en su propio abdomen. Cuando él le grita, le está causando dolor y angustia por algo que ella es incapaz de hacer. Eso es justo lo que está haciendo el hombre que obliga a su esposa a admitir un error a nivel espiritual. Déjala en paz! Acaso tú eres perfecto?

 

Vayamos un paso más allá: ¿Sabes por qué la mujer comete errores? Por su esposo. La mujer es el espejo de su esposo. No insultes a tu esposa y no la critiques, no importa lo que haga. Hagas lo que hagas, respira hondo antes de criticar a tu esposa. Mejor aún, ¡no la critiques en absoluto! La mujer tarda en perdonar y recuerda el dolor de la humillación mucho después de que el marido perdona y olvida. El insulto verbal le deja una herida grave en su alma. Por eso el Talmud advierte al hombre que está arriesgando su vida si hace que su esposa derrame incluso una sola lágrima por culpa de él. Eso debería ser suficiente para que tengamos mucho cuidado al tratar a nuestras esposas con cuidado y respeto. Es muy difícil para la mujer perdonar. Esa es su naturaleza. En consecuencia, el hombre debe hacer todo lo posible por proteger el honor de su esposa, porque es como proteger la salud de su alma.

 

Las dos cosas más importantes para la mujer es saber que su esposo la ama más que a nadie y que la aprecia y respeta. Cuanto más se sienta amada y respetada, más su esposo cosechará los dividendos de la paz en el hogar.

 

El esposo verdaderamente cariñoso eventualmente descubrirá que tiene una esposa verdaderamente cariñosa. Recuerdea: nuestra verdadera prueba de fe se lleva a cabo en casa con nuestra esposa. Nuestro verdadero nivel espiritual está determinado por nuestras acciones en el hogar. Y la verdadera prueba de nuestro carácter se practica en casa.

 

Que tu hogar sea un santuario de amor y paz. Amén.

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