“Gracias” de todo corazón

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 23.11.21

Vino a verme un hombre que tenía un problema muy grande. Hacía muchísimos años que estaba soltero y hasta el momento no había llegado su salvación. Me contó que hizo todo lo habido y por haber a fin de encontrar su alma gemela: plegarias, segulot, etc. Sus hermanos menores ya estaban todos casados y él todavía seguía soltero. En todas las celebraciones familiares todos los presentes le deseaban que “ojalá la próxima boda sea la tuya”. Sus padres oraban constantemente por él… En fin: estaba ya completamente desesperado, seguro de que iba a ser un solterón toda la vida. Pero entonces descubrió el camino del agradecimiento y después de un tiempo durante el cual Le dio las gracias a Hashem, vino a verme y me dijo: “Todo el día no hago más que dar las gracias…. ¡y no pasa nada!”

A la luz de lo que contamos en el relato anterior, la persona que da las gracias sí o sí tiene que salvarse. Entonces ¿cómo se explica esta situación en la que este hombre da las gracias todo el tiempo y aun así no se salvó?

Le dije así: “Es verdad que tú das las gracias, pero solamente porque escuchaste que hay que dar las gracias, no porque verdaderamente creas que todo es para bien. Por eso todavía no recibiste lo que tanto anhelas. Pero quiero que sepas algo muy importante: mientras no creas que todo es para bien, tu “agradecimiento” no te va a traer lo que tanto estás deseando, ¡aunque digas “gracias” mil veces por día! Es posible que te ayude un poco a mitigar los juicios estrictos, porque al fin y al cabo sí estás dando las gracias y no te estás quejando ni lamentando, y las palabras influyen en el alma, pero de esa forma no vas a alcanzar lo que necesitas, a menos que profundices la emuná de que todo es por Supervisión Individual y que todo es para bien”.

¡Lo que tienes que hacer es dar las gracias en todo el sentido de la palabra y de verdad! Di así: “Yo no entiendo nada; no entiendo la forma en que se conduce Hashem. Si Hashem así lo desea, entonces ciertamente es algo bueno. Muchas gracias, Hashem, ¡yo soy feliz con todo lo que haces conmigo y Te doy las gracias de todo corazón!”.

Él no es el único con el mismo problema. Mucha gente me dice: “Di las gracias y no me sirvió”. Eso es porque ellos no aceptan la conducta de Hashem y no están contentos con lo que les pasa. Dan las gracias porque escucharon que eso es lo que hay que hacer. ¡Eso no es gratitud! La verdadera gratitud es solamente cuando uno agradece con genuina alegría, exactamente igual que si estuviera dando las gracias por algo bueno que le pasó. De esa misma manera tiene que alegrarse por lo “malo” que le pasó y darle las gracias. Esa es la gratitud que lo va a salvar a él y al mundo entero.

Cuando la persona da las gracias, pero en su opinión lo que le pasó es algo malo, entonces también su agradecimiento suena como suena, porque en realidad lo único que le interesa es obtener lo que anhela. De hecho está mintiendo, porque en su opinión, debería estar quejándose y lamentándose. Entonces ¿cómo puede esperar obtener la salvación con un agradecimiento falso? ¿Acaso una mentira puede traerle salvación a la persona? No. Únicamente la verdad puede salvar a la persona. Entonces digamos gracias de verdad y con emuná, con la total convicción de que todo es para bien. “Amo del universo, yo creo con total emuná que todo lo que haces es para bien, si bien yo no entiendo lo que haces, pero igualmente gracias”.

Cuando uno da las gracias pero no obtiene la salvación que está esperando, al parecer se debe a que transformó el agradecimiento en un pedido… Utiliza la palabra “gracias” en vez de “dame” debido a que resulta más efectiva… Entonces ¿de qué se sorprende si no ve milagros? De hecho, el objetivo del agradecimiento es realmente darle las gracias a Hashem a partir de una genuina emuná en que todo lo que sucede con uno es lo mejor que puede pasarle. La persona cuyo único objetivo es acercarse a Hashem realmente se alegra con todo lo que le pasa, porque cada cosa lo acerca al Creador. Incluso cuando pide alguna salvación, su principal intención es la salvación del alma que le que quiere dar el Creador, o sea, arrepentirse sinceramente y hacer teshuvá. Y si bien realmente está obrando salvaciones con su plegaria, las salvaciones son “los efectos secundarios”, no el objetivo principal.

La persona cuyo único objetivo es alcanzar su propia salvación está actuando en forma egoísta, exactamente igual que aquellos que van a ver a los tzadikim para obtener alguna salvación. Porque de la misma manera podrían recurrir al médico, si estuvieran seguros de que el médico puede salvarlos… Lo mismo ocurre con la persona que hace hitbodedut con el único propósito de alcanzar su salvación y a quien en realidad no le importa en lo más mínimo acercarse al Creador. En este caso no se cumple el objetivo y por lo tanto la persona no aparta el problema de su camino, por cuanto el problema fue creado con el fin de acercarlo a Hashem, por supuesto, por medio de un agradecimiento sincero.

Así que a cada persona que me escribe o me llama para decirme que da las gracias pero que los problemas no se resuelven, le digo lo siguiente: Es verdad, tienes toda la razón. Yo sé que tú das las gracias, pero solamente porque escuchaste que eso es lo que hay que hacer. No obstante, si ahondas en el tema, te vas a dar cuenta de que das las gracias con un lamento, con quejas. Lo único que haces es sustituir la palabra “queja” por la palabra “gracias”. Semejante agradecimiento, que surge de un lamento, no va a poder solucionar ningún problema. Únicamente el agradecimiento que surge de una genuina alegría interior y de la emuná de que todo lo que hace Hashem es para bien, ese es el agradecimiento que te va a traer la salvación.

Por consiguiente, antes que nada uno tiene que creer en Hashem, en que todas las cosas por las que te hace pasar son para bien y recién entonces dar las gracias. Por eso, antes de dar las gracias, hay que pedirle al Creador: “Dame emuná en Ti, porque ¿quién hizo todo esto? ¡Tú!  Así que por supuesto que es algo bueno. Todo lo que tú haces, todo es para mi propio bien”. Cuando uno por lo menos comienza de esta manera, ciertamente podrá empezar a agradecer.

Otro punto a tener en cuenta es que no hay que decir “gracias” así nomás, sin pensar. Porque incluso si la persona no se lamenta, sino que da las gracias pero sin pensar, y entonces mira el reloj y dice: “Qué bien… Di las gracias durante diez minutos. Suficiente”, entonces es obvio que no es serio…

No hagas del agradecimiento un “truco”. Cree con total convicción que todo es para bien. Y si tienes un problema complicado, entonces necesitas alcanzar una emuná más grande y un agradecimiento más profundo. ¡Recuerda que el agradecimiento no es un truco, sino la emuná perfecta en que todo es para bien y todo proviene de Hashem y que eres feliz con lo que Hashem hace contigo! Cuando esa es la intención de la persona, entonces el agradecimiento sí le traerá salvación, y no sólo a ella sino al mundo entero.

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