La Tristeza – Tu Enemigo

La gente, en su mayoría, está triste y deprimida porque se siente fracasada y ha perdido la esperanza...

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 06.04.21

La gente, en su mayoría, está triste y deprimida porque se siente fracasada y ha perdido la esperanza. Este es producto de pensamientos negativos sobre sí mismos, resultado de auto-persecución.

Cuando enfrentamos un problema con fe y optimismo – a sabiendas que todo viene del Creador y que todo es para el bien – fácilmente nos sobreponemos a la tristeza, depresión y preocupación que sólo empeoran las cosas.

 
Por ejemplo, en el caso de la pareja: Al esposo se le encomendó hacer feliz a su esposa. Si él ve que ella está deprimida, y por ello también él se deprime, entonces el problema se vuelve más difícil. Tan pronto el esposo se torna melancólico, la Presencia Divina lo abandona y así pierde la ayuda del Creador, y entonces la familia puede convertirse en un desastre.
 
Pero cuando el esposo ve una situación delicada como una prueba de fe por parte de Di-s para estimular y aumentar su arrepentimiento y fe, no se dejará caer en la trampa de la desesperación. El destruirá la tristeza – su enemigo – pidiendo ayuda al Creador, reforzando su fe, y sonriendo a su esposa con optimismo. Su sonrisa no es solo alentadora, sino también contagiosa.
 
AFLICCIÓN O FE
 
Rabi Najman de Breslev describe la tristeza como un reclamo en que la persona está enojada con el Creador por no darle lo que quiere.
 
El enojo expresa falta de fe. Este muestra que la persona no acepta que la Supervisión Divina de Dis es para mejor.  Un individuo con fe no tiene quejas, ni reclamos, ni prejuicios contra el Creador, Di-s no lo permita, puesto que está seguro que todo lo que El hace es para su último beneficio.
 
Cuando la persona se olvida del Creador, cae en el temor de las fuerzas naturales, bien sean humanas u otras, que perciben como obstáculos o barreras para lograr lo que quieren. Mientras más alejada esté la persona del Creador, más temerá dichas fuerzas y caerá en el enojo, la ansiedad, y la impaciencia.
 
Aún peor, cuando la gente se auto atribuye sus problemas, cae en la depresión y la desesperación. Cuando no acepta su suerte en la vida con alegría – en otras palabras, cuando carece de fe, está culpando al Creador por sus aflicciones!
 
GRANDES GANANCIAS Vs. PEQUEÑAS PÉRDIDAS
 
Una de las principales tácticas de la Mala Inclinación es agrandar los defectos de la persona, y ocultar sus "puntos buenos", es decir sus buenas cualidades. De este modo, ella le roba mucha de su alegría a la vida. No existe nadie sobre la Tierra que no esté lleno de cualidades; si la persona analizara sus "puntos buenos", estaría feliz todo el día.
 
Imagínate a un corredor de bolsa que cierto día obtuvo una ganancia neta de cien millones de dólares en el mercado de valores. Pero, en una pequeña transacción, sufrió una pérdida de cinco mil dólares. Viene alguien y le grita: “¡Tú eres un perdedor! ¿No tienes experiencia sobre inversiones? ¡Se acabó tu futuro! ¡Cuando todo el mundo sepa sobre la pérdida que sufriste, no tendrás ni un cliente! ¡Eres un fracasado!” Ese alguien es la Mala Inclinación – el epítome de todo mal, que destruye a la persona desde adentro.
 
Si el corredor tiene fe, lanzará a la Mala Inclinación por la ventana del piso 24; pero si carece de fe, correrá al psiquiatra.
 
Pare ser alegre hay que enfocar en nuestros "puntos buenos" – su ganancia de un millón de dólares. No permitas que las pequeñas pérdidas te derriben.
 
AUTO-PERSECUSIÓN
 
La autopersecución es una de las principales causas de la tristeza y la depresión, y otra expresión de fe deficiente. Es cuando la persona se culpa a si misma por sus fracasos.
 
Podríamos preguntar: “¿Cómo puedo ser alegre cuando he fracasado?” La respuesta es sencilla: Con fe, la persona realiza un retroceso diciendo: “¡Esto es lo que el Creador quiere y todo es para el bien!”
 
Tomemos un ejemplo: Una mujer casada ocho años que aún no ha sido bendecida con hijos. Sin fe, comienza a acusarse de diferentes maneras, tales como: “No soy normal; no merezco tener hijos; Di-s no quiere nada conmigo; nací con mala suerte…” y así por el estilo. Estos pensamientos son resultado de poca fe, porque piensa que la maternidad depende de ella, cuando en realidad, poco tiene que ver en el asunto. Los hijos, como todo en la vida, vienen del Creador.
 
Entonces, ¿qué debe hacer la mujer estéril? El mejor consejo es que le rece al Todopoderoso, como sigue: “Creador, Tú puedes ayudarme. Dime porque no tengo hijos y que me falta. ¡Si es falta de fe, dámela! Si no he rezado lo suficiente, ayúdame a rezar más. Enséñame a pedir lo que necesito; sé que todo lo que haces es para bien y que Tú deseas nuestras plegarias, así como deseabas las de Nuestras Matriarcas. Finalmente, también creo que me convertirás en madre".
 
Esta es una regla importante: Las personas, en su mayoría, están tristes y deprimidos porque se sienten fracasados y han perdido la esperanza. Este es el producto de pensamientos negativos sobre sí mismo, que resulta de la falta de fe.
 
La fe dice: "El Creador puede ayudarme ahora mismo; y, aunque decida no hacerlo, será para el bien”. La fe y la tristeza se excluyen mutuamente.
 
Así que para romper el ciclo de la tristeza, debemos dejar de culparnos. Para acabar con la auto-persecución, necesitamos fe. Como tal, elevar una plegaria personal al Creador puede sacar literalmente a la persona de las profundidades de la tristeza y la depresión.
 
La auto-persecución comienza tan pronto la persona dice: “No tuve éxito”, lo cual es una manera de pensar equivocada. Lo correcto es decir: “El Creador no quiere que yo tenga éxito ahora, y esto seguramente es por mi bien, porque Él quiere que yo aprenda, o refuerce algo. Posiblemente quiere que refuerce mi fe; ¡Eso es lo que haré, y le pediré que me ayude!".
 
Si nos concentramos en el Creador en lugar de concentrarnos en nosotros, se rompe el ciclo de la manía de persecución. Sabiendo que todo lo que sucede en la vida viene de El, y que todo es para nuestro bien eterno, es la base de la fe que mantiene a la persona feliz, a pesar de todo.
 
 
(Extraído del libro "En el Jardín de la Fe" por Rabi Shalom Arush)

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