Shavuot – La Historia del Oso

El oso se apresuró hacia el lugar de donde provenía el olor. De repente, una abeja zumbó junto a su oído. Sin prestar ninguna atención a la molestia, siguió, nada lo pararía...

4 Tiempo de lectura

Rabino Lazer Brody

Posteado en 28.05.23

El oso se apresuró hacia el lugar de donde provenía el olor. De repente, una abeja zumbó junto a su oído. Sin prestar ninguna atención a la molestia, siguió, nada lo pararía…

“Y el pueblo se paró a lo lejos, y Moisés se acercó a la espesa nube en la cual se encontraba Dis” (Éxodo 20:18).
Habiendo visto y oído la gloria de HaShem, el Creador del Universo, en la primera festividad de Shavuót, cuando el pueblo de Israel recibió la Torá, la Ley Divina, ellos temblaron con miedo. El Midrash nos cuenta que los ángeles tuvieron que hacer retroceder las almas en los cuerpos de los Israelitas; de otra manera, la gente no podría haber mantenido su existencia física en presencia de tan alta santidad.
La Torá es el “Diseño de la Vida”. Por lo tanto, la descripción del susodicho versículo de Shavuót y la recepción de la Torá llevan, dos mensajes intrínsecos particulares que enseñan una importante lección sobre el servicio del Creador. El Rebe Najman de Breslev escribe (Likutey Moharán I, 116):
“Las fuerzas espirituales del Juicio Severo denuncian a quien – en virtud de sus propios hechos – no es digno de lograr la proximidad al Creador, y rehúsan permitirle su unión a un Genuino Tzadik (Justo) y al Camino de la Verdad. HaShem ama la justicia; por lo tanto, Él debe, aparentemente, consentir en impedir a aquella persona alcanzar el camino de la vida, a la luz de los malos hechos de aquella persona según la justicia, ya que ama la justicia.
Pero en verdad, HaShem, bendito sea, ama a Israel, y Su amor por Israel es mayor que Su amor por la justicia. ¿Entonces qué hace Él? Aparentemente, Él debe consentir a las demandas de la justicia de rechazar a una persona a alcanzar la verdad, ya que esa persona ha provocado el Juicio Severo. Pero, en verdad, a pesar de su pasado, HaShem desea que ella se acerque a Él, ya que Él ama a Israel más que a la justicia que lo condena.Por lo tanto, HaShem consiente en permitir que le aflijan obstáculos a esa persona, y Él Mismo se oculta dentro de ellos. Cualquier hombre que posee Conciencia Espiritual puede encontrar al Creador, que Se esconde dentro de los obstáculos mismos.
¡En realidad – no existen obstáculos en absoluto, ya que la persona puede acercarse a HaShem por vía de ellos mismos, pues Él se oculta dentro de ellos!”
A la luz de las enseñanzas asombrosas de Rabi Najman, podremos interpretar correctamente las alusiones del versículo:
 
“Y el pueblo se paró a lo lejos” – a la luz de sus pasadas acciones como esclavos en Egipto aprendiendo muchas malas influencias de los egipcios, la gente – según el Juicio Divino – no merecía ser recompensada con la proximidad de HaShem. Hoy, este mismo versículo alude a la persona que desea retornar al Creador, pero cuyos actos pasados probablemente invocaron muchos Juicios Severos. Esta gente se siente apartada, obligada a pararse “a lo lejos”; muchos obstáculos dificultan su proceso de Teshuvá arrepentimiento y retorno a HaShem – desalentándolos. En la actualidad, HaShem se esconde dentro de esos obstáculos esperando a la persona a sea lo bastante valerosa para vencerlos. ¡HaShem está cercano todo el tiempo!
“Moisés se acercó a la espesa nube en la cual se encontraba Dis” – “Moisés” alude a la persona que quiere acercarse a HaShem a toda costa; ¡él o ella no tienen miedo de acercarse a las “espesas nubes” – los obstáculos – dónde HaShem realmente se encuentra!
Intentaremos clarificar la alusión de la Torá y el elevado principio de Rabi Najman con la parábola siguiente:
Un gran oso marrón tenía hambre. ¡Miraba por todas partes buscando el alimento, encontró algunos cardos y unos tubérculos, pero él deseaba algo más – ¡miel! La miel era su comida favorita, y recorrió los bosques y prados buscándola..
Entre los blancos majestuosos robles, el oso sólo encontró bellotas. “No soy una ardilla,” se quejó a sí mismo. ¡”Necesito algo dulce – necesito miel! ¡¡Demen miel!!” Entre las coníferas, encontró unas pocas piñas, pero tenían un regusto de aguarrás. ¡A la distancia, su sensible nariz olió una fragancia exquisita – ¡el aroma perfumado de la flor silvestre de la que se saca la miel!
El oso se apresuró hacia el lugar de donde provenía el olor. De repente, una abeja zumbó junto a su oído. Sin prestar ninguna atención a la pequeña molestia, siguió, nada lo pararía. Otra abeja descendió sobre su nariz, y la tercera tuvo la audacia de picarlo en el lugar más sensible de su cuerpo. No paso mucho tiempo y el oso estaba sumergido en una nube de abejas furiosas.
Cuanto más abejas llegaban, más feliz estaba el oso, ya que sabía que las colmenas y los panales estaban cerca de él. Debido a su objetivo, soportó el aumento de las picaduras, siguiendo en dirección de la fragancia embriagadora de la miel que se hacía más fuerte cada momento. Sin perder su objetivo alcanzó a ver; ¡allí, en el árbol en el borde del prado estaba su deseado panal!
¡Un oso hambriento con la boca llena de miel nunca presta la mínima atención a ningún obstáculo, incluso cientos de picaduras de abejas!
Gracioso, pero hasta un oso sabe que cuando más abejas encuentra, más cerca esta la miel. En otras palabras, cuando mayor son los obstáculos o la resistencia espiritual, más cerca uno está de HaShem y de Su Torá.
En Shavuót, cuando HaShem dio Su Torá a Su pueblo de Israel, tenemos la oportunidad anual de reforzar nuestra obligación con HaShem y Su Torá. Durante la noche de Shavuót, las fuerzas del Juicio Severo se quejan que no merecemos la Torá. ¿Qué hace HaShem entonces? Él aparentemente capitula a las demandas de la Justicia, y nos hace sentir soñolientos para impedirnos aprender Torá.
Si quisieras jugar a las cartas, borracho de ginebra durante la noche Shavuót, no te sentirías soñoliento. Pero, tan pronto como abres un libro de Guemará u otro libro sagrado de Torá, tus párpados se sienten pesados. Tal como las abejas están cerca de la miel, el obstáculo o la fatiga están cerca de la Torá, venciendo nuestra somnolencia (que es realmente el Creador escondido en ella), tenemos la posibilidad única de disfrutar de la iluminación de nuestra obligación renovada con la Torá. Nuestro amor a la Torá – la miel a nuestras almas – nos da el poder de mantenernos despiertos toda la noche de Shavuót y dedicarnos de nuevo al aprendizaje de la Torá, la Ley Divina.
¡Que pueda todo el pueblo de Israel vencer cualesquier obstáculo que dificulta su retorno a HaShem y Su Torá, este mismo año, amén!

Escribe tu opinión!

1. Naomi

6/06/2019

hermoso

Hermoso ?

2. Patricia González ????

5/14/2018

muy bonita

Muy bonita enseñanza muchas gracias fue de mucha bendición

3. Patricia González 🤒🤗👋🙏

5/14/2018

Muy bonita enseñanza muchas gracias fue de mucha bendición

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario