El Pequeño David, #5
David siguió subiendo los acantilados, más y más alto, con una plegaria en sus labios todo el tiempo, hasta que…
Ilustraciones de: Rebeca Shapiro
David siguió subiendo los acantilados, más y más alto, con una plegaria en sus labios todo el tiempo, hasta que…
El Pequeño David, Parte 5:
David comenzó a correr detrás del cordero, entre las rocas y las colinas. Sabía que debía devolver al cordero al rebaño. Cuando estuvo a punto de agarrarlo, éste saltó sobre una alta roca. El cordero quedó atrapado, incapaz de bajarse, y con peligro de caerse.
Otra vez, David empezó a rezar a su Padre Misericordioso, pidiéndole:
“¡Por favor, ayúdame a bajar a este cordero de la alta roca!”…
David siguió subiendo los acantilados, más y más alto, con una plegaria en sus labios todo el tiempo, hasta que, por fin, fue capaz de alcanzar al cordero y rescatarlo. Él abrazó con sus brazos al animal tembloroso y lo devolvió sin peligro al valle, donde el resto de sus ovejas pastaban.
Entonces David agradeció a HaShem, cantándole de todo corazón:
"¡Gracias, Creador del Universo, por Tu maravillosa bondad!”
Entonces, queridos niños, ¿cuáles son algunas de las lecciones que podemos aprender de esta historia?
Primeramente, debemos cuidar a las criaturas vivientes del mismo modo que David se preocupó por ellas. Debemos ser misericordiosos con los animales y ayudarles. Nunca debemos causar algún dolor a un animal. ¡Nunca debemos ser crueles con ellos, como tirar piedras sobre un gato o un perro, o atormentar a cualquier otra criatura, nunca!
Tal como está escrito claramente en la Torá: “Está prohibido atormentar a una criatura viviente”. En cambio, tal como David hizo, se requiere que siempre tengamos misericordia y ayudemos a todas las criaturas del Creador.
Nosotros creemos que HaShem tiene misericordia de todas Sus criaturas, y, por lo tanto, de hoy en adelante, nunca dañaremos a ningún animal.
Continuará…
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