Retornando al Creador

Sucedió una ocasión que un Rebe Jasídico se acercó a un individuo que era conocido por ser pecador. El Rebe caminó hacia él y le confesó que le tenía envidia…

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Chaim Clorfene y Yaakov Rogalsky

Posteado en 06.04.21

Sucedió una ocasión que un Rebe Jasídico se acercó a un individuo que era conocido por ser pecador. El Rebe caminó hacia él y le confesó que le tenía envidia…

 
Retornando a Di-s / El Arrepentimiento – Parte 1:
 
Introducción
 
[*¡Deben revisarse las referencias!]
 
Si algún concepto ejemplifica el conocimiento de Di-s, es la convicción del Judaísmo de que el hombre puede alcanzar el arrepentimiento completo. De hecho, el Judaísmo encuentra insuficiente la palabra arrepentimiento, porque la palabra arrepentimiento presupone un estado natural libre de pecado a partir del cual, en realidad, no hay regreso. Al concepto Judío le corresponde la palabra Teshuvá, retorno. [1]
 
El Cristianismo, por ejemplo, mira al hombre como un ser desesperado, víctima del pecado original. Bajo esa perspectiva, el arrepentimiento completo es imposible. ¿Cómo puede uno retornar a su naturaleza pura si (bajo esa premisa) tal estado está de por sí manchado?
 
En realidad, el arrepentimiento de un pecador es obstaculizado (sólo) por un corazón engañoso y una falta de claridad (quizá autoindulgencia) de su propia mente. Si optara por un acercamiento sincero a Di-s, por cierto hallaría las puertas del arrepentimiento abiertas de par en par y entendería que no hay obstáculo que pueda evitarle conseguir tan loable objetivo. De hecho, Di-s abre la puerta a la rectitud para todos y, en Su gran amor y benevolencia, instruye al hombre por el buen camino, como está escrito, “Bueno y honorable es el Señor; por tanto, El enseñara a los pecadores el camino” (Sal.25:8). Y también está escrito, “El Señor está próximo a quienes Lo llaman en sinceridad” (Sal.145:18).
 
¿Cómo puede ser aceptable la idea cristiana del pecado original cuando nueve almas han ascendido a su recompensa eterna sin haber experimentado la muerte?
 
[2]  [3]  El más notable de estos es, por supuesto, el Profeta Elías quien ascendió a los cielos en un carruaje en llamas (Reyes 2, 2:11). Otra fue Seráj la hija de Asher, quien informó a su abuelo Jacob que (su tío) José estaba sano y salvo en Egipto. [4]  De acuerdo con la tradición Jasídica, el gran Rabino Baal Shem Tov, tuvo la oportunidad de ser el décimo en dejar esta tierra sin probar la muerte, pero escogió experimentarla. [5]  Contempló todo como emanando directamente de Di-s; por tanto, ultimadamente bueno y digno de ser experimentado, como está escrito, “Los pies de la Shejiná descienden aun hasta la muerte” (Prov.5:5 y 7:27).
 
El Judaísmo rechaza la noción del hombre como un ser atrapado por el pecado original. Aprendemos que Abraham y Sara llevaron adelante aquello en lo que Adán y Eva fallaron (en cumplir). [6]  Y Jacob, mediante su exaltado servicio al Creador, consiguió una rectificación verdadera del pecado del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. [7]
 
Esto quiere decir que el hombre puede retornar a Di-s, sin importar cuán bajo haya caído. El método para que el hombre retorne a su verdadera naturaleza, a un estado alejado del pecado, está delineado de forma sistemática en el Judaísmo y todo individuo (Israelita o Noájida) puede llevarlo a cabo. [8]
 
¿Por qué debería el hombre esforzarse por retornar a Di-s? La razón más simple es, por supuesto, para evitar el castigo; pero existe una razón más noble. Supongamos, para hacer una analogía, que una persona tiene entre sus posesiones una gran pintura de Rembrandt. En tanto que no sepa que es un objeto de inmenso valor, la “arrojaría” al ático sin importarle cuánto moho y polvo la cubrirían. Tan pronto como se enterara que la pintura es “de verdad” y que tiene una obra maestra entre sus posesiones, esta persona ciertamente no demoraría en subir al ático, rescatando la pintura para limpiarla y restaurarla a su estado original. ¿Acaso el alma de un ser humano no es digna de una atención apropiada? Por ello se dice que “de todos los tesoros que el Creador te ha confiado, el que merece más atención es tu propia alma”.
 
La bondad de Di-s hacia el hombre
 
1. Toda persona debe comprender que nadie puede serle más misericordioso de lo que le es Di-s, Bendito Sea. El Creador, Bendito Sea, no oculta nada que pudiera ayudar al desarrollo personal de una persona; porque el hombre es creación de Di-s y nadie puede entender mejor como cuidar de una creación que su hacedor original. Si este principio se aplica a un artesano, que no crea forma alguna sino que simplemente cambia la forma de una creación ya existente, entonces ciertamente también le corresponde a Di-s, Quien trae a existencia al hombre (a partir de la nada absoluta) y lo sustenta [9]  a cada instante. Di-s es omnisciente   [10]   de los caminos que le son buenos al hombre, de qúe lo puede dañar y qúe obrará para su beneficio. [11]
 
2. Uno debería meditar y reconocer que Di-s prodiga grande y abundante bondad sobre el hombre. Desde el principio de la existencia humana, Di-s ha concedido estas bendiciones  [12]   aun sin que el ser humano sea digno de ellas. Esto no se debe a que Di-s tenga necesidad del hombre sino, solamente, por Su gran bondad y generosidad. [13]
 
3. Además uno debería entender (en su real dimensión) el hecho que “Di-s lo observa todo el tiempo y que nada Le es oculto”. Todo permanece revelado ante El. Di-s conoce si una persona tiene (o no) plena confianza en El. Por tanto, es apropiado que una persona confíe en Di-s y se vuelva a El, abandonando los caminos que son contrarios a El. Al observar los Siete Mandamientos Noájidas con cuidado y prolijidad, uno demuestra que ha puesto toda su confianza en Di-s. El entonces reciprocará con confianza en el hombre, guiándolo hacia el éxito y felicidad en todas las materias. [14]
 
4. No hay milagro más grande en la creación que retornar a Di-s mediante el arrepentimiento. El arrepentimiento es más grande que la sabiduría. Por medio de la sabiduría, el hombre puede discriminar entre lo bueno y lo malo, escogiendo lo bueno y rechazando lo malo; sin embargo, lo malo sigue siendo malo. Por otro lado, a través del arrepentimiento, el hombre tiene el poder de transformar, milagrosamente, lo malo en bueno; porque el remordimiento por los pecados cometidos puede constituirse en una fuente enorme de energía que lo acerque a Di-s con gran amor. [15]
 
5. Sucedió una ocasión que un Rebe Jasídico se acercó a un individuo que era conocido por ser pecador. El Rebe caminó hacia él y le confesó que le tenía envidia. “Pero Rebe”, dijo sorprendido el hombre, “tú eres un santo y yo un pecador. ¿Por qué debería usted tenerme envidia?”. “Porque”, respondió el Rebe, “tú puedes traer a este mundo una luz mucho más grande de lo que yo puedo. Yo puedo traer bondad a este mundo únicamente al resistirme ante el pecado y al hacer lo que se supone que debo hacer. Tú puedes transformar miles, quizá millones, de malas acciones en actos dignos de elogio al arrepentirte y retornar a Di-s”. [16]
 
 
Continuara…
 
 
[1] Por tanto “arrepentimiento” y “retorno” han de interprestarse a lo largo del texto como el híbrido (y más significativo) “arrepentimiento – retorno”. (Nota del traductor).  [2] Yalkut Shimoni, Ezequial, capítulo 367, sección 28.  [3] Las nueve almas que entraron al Jardín de Edén sin haber probado muerte son Enoc, Elías, Mesías, Eliezer (el siervo de Abraham), Oved el Rey de Cush, Jiram el Rey de Tzor, Faraón, quien adoptó a Moisés. Hay una opinión respecto a que el Rabino Yehoshua ben Leví es uno de los nueve (en lugar de Jiram Rey de Tzor).  [4] Yalkut Me’am Loez, Rabino Yakov Culi, Génesis, volumen 2, página 779.  [5] Sefer HaArjin Jabad, Y. Kahn, volumen 1, páginas 83,84.  [6] Talmud de Babilonia, Baba Batra, capítulo 5.  [7] Talmud de Babilonia, Baba Batra, capítulo 5.  [8] Deberes del Corazón, Puerta de Arrepentimiento, capítulo 10.  [9] Lo mantiene con vida, o, renueva su existencia. (Nota del traductor).  [10] Que todo lo sabe. (Nota del traductor).  [11] Deberes del Corazón, Puerta de Confianza en Di-s, capítulo 3.  [12 Bondades o misericordias. (Nota del traductor).  [13] Deberes del Corazón, Puerta de Confianza en Di-s, capítulo 3.  [14] Deberes del Corazón, Puerta de Confianza en Di-s, capítulo 3.  [15] Shaare Teshuvá, El Rebé Mittler, capítulo 1.  [16] Cuentos de los Jasidim, Zevin, Historias de las Festividades Judías, cuento 45, pág. 45. 
 
 
– Extraído con permiso del libro “El Camino del Gentil Justo”, traducido por Juan Mayorga Zambrano –

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