¿Crear un Mundo? No, no alcanza…
Muchas veces al llegar una festividad importante, en este caso Shavuót, nos preguntamos: “…bueno, muy bien, ¿y a mi qué?”…
Muchas veces al llegar una festividad importante, en este caso Shavuót, nos preguntamos: “…bueno, muy bien, ¿y a mi qué?”…
Muchas veces al llegar una festividad importante, en este caso Shavuót, nos preguntamos: “…bueno, muy bien, ¿y a mi qué?”. A veces, mas allá de saber que fue lo que ocurrió en la fecha y conmemorarlo querríamos de alguna manera ser participes – protagonistas, no sólo espectadores. La forma de llevarlo a cabo es muy simple, debemos tomar una de las tantas enseñanzas de Shavuót y tratar de introducirla en nuestra vida cotidiana, de manera tal que nuestra realidad diaria se vea impregnada del Shavuót que esta aconteciendo, o mejor dicho que acaba de incorporarse. Una de estas ideas vamos a analizar a continuación.
La máxima revelación Divina que la humanidad presencio en la historia, los Diez Mandamientos, comienza con las siguientes palabras: “Yo soy tu Di-s Quien te saco de la tierra de Egipto”. Si analizamos este versículo de cerca resalta una pregunta: si tuviéramos que elegir una “descripción” para Di-s diríamos quizás el “creador” del universo. Todos entendemos que crear el mundo es más “milagroso” que liberar un pueblo de la esclavitud.
¿Por qué, entonces, en el momento de la entrega de la Torá se menciona la salida de Egipto?
La respuesta es que no estamos buscando el máximo logro, sino que se nos quiere enseñar de qué forma debe uno pararse frente al Monte Sinaí a recibir la Torá, luego de nuestra salida de Egipto. Como ya veremos.
Todos sabemos que Di-s conduce el mundo constantemente, sólo que a veces se hace más obvio. No suele suceder que digamos “caramba, que milagro, gracias Di-s mío” por el “simple” hecho de poder respirar, o cada mañana al despertarse, pero si cuando presenciamos algo “increíble”. Nuestros sabios nos explican que la “naturaleza” es en realidad una secuencia de “milagros”, sólo que por acostumbramiento no lo apreciamos. “milagros” y “naturaleza” entre comillas porque en realidad ninguna de los dos conceptos posee una estructura independiente de por si. Al decir que algo ocurre simplemente por “naturaleza” también estamos diciendo que fue hecho por el Todopoderoso.
Es decir, Di-s dirige el mundo y se relaciona con el de dos formas: 1) la normal – lo “natural”. 2) lo que va más allá del razonamiento humano – lo “milagroso”. Estos dos niveles podemos expresarlos en dos oraciones: 1) la Creación del mundo y 2) la Salida de Egipto. Estos dos conceptos se reflejan también en nuestro acercamiento a Di-s y a la Torá. ¿Como?
La Creación significa… que exista un mundo limitado, estructurado, en el cual a menos que meditemos, la Divinidad esta oculta. Ese es nuestro mundo….eso es lo “natural”. La salida de Egipto, con todos los acontecimientos "sobre-naturales" que sucedieron hasta la entrega de la Torá en el monte Sinaí, representa todo lo contrario; y como ya sabemos, esta explicado que el “milagro” de la salida de Egipto no es solamente aquella liberación física de un pueblo, sino también la salida diaria de cada uno de nosotros de su “propio Egipto”.
En hebreo Egipto se dice Mitzraim que también puede leerse como Meitzarim que significa limitaciones. "Yetziat Mitzraim” (salida de Egipto) seria entonces acercarme a Di-s mas allá de lo que normalmente mis limitaciones de personalidad y razonamiento, mi propio Egipto, aceptaría. Es justamente por esto que se destaca la salida de Egipto al entregarse la Torá, ya que esta es la actitud correcta para merecer recibir la Torá, con la correcta percepción que todos los acontecimientos y hechos son Providencia del Creador.
Y, en realidad, esta es la finalidad de la Creación, que por medio del estudio de la Torá y el cumplimiento de las Mitzvot (Preceptos) traigamos cada vez mas luz al mundo y que revelemos que cada situación de la vida no es mas que la Voluntad Divina, hasta que lleguemos al tiempo en que “la oscuridad como la luz iluminara” con la pronta llegada de nuestro redentor, el Mashíaj.
¡¡Feliz Shavuót – Jag Shavuót Sameaj!!
(Con la amable autorización de www.Torá.org.ar)
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