La Espada de Madera, #4

La situación era difícil, ya que él no tenía dinero. Sin embargo, confió en el Creador de Universo que le ayude. De pronto, vio...

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Rab Yonatán D. Galed

Posteado en 05.04.21

Basado en una historia de: Rabi Najman de Breslev
 
Ilustrado Por: Rebeca Shapiro

La situación era difícil, ya que él no tenía dinero. Sin embargo, confió en el Creador de Universo que le ayude. De pronto, vio…
  
 
La Espada de Madera, Parte 4:
 
¡Shalom queridos amigos! La vez pasada les conté cómo nuestro feliz amigo reaccionó cuando le contaron sobre el nuevo decreto del rey. Hoy vamos a ver lo qué pasó más adelante…:
 
La situación era difícil, ya que él no tenía dinero. Sin embargo, confió en el Creador de Universo que le ayude. De pronto, vio a un hombre limpiar una cuadra y le preguntó, "¿Por qué una persona tan respetable como usted limpia una cuadra?". Él hombre le contestó: "Busqué a alguien para limpiarla, pero no pude encontrar a nadie, entonces tuve que hacerlo yo mismo". Entonces nuestro amigo le dijo: "¡Déjeme limpiarla por usted!". Y así fue, limpió muy bien la cuadra, y el hombre le dio dos piezas de oro. Luego, fue y limpió otras cuadras, hasta que juntó seis piezas de oro, y otra vez compró su comida festiva de todos los días, y se fue a casa, sintiéndose muy feliz.
 

El Rey se acercó nuevamente a la casa de nuestro hombre alegre para ver cómo le había ido, ¡y con sorpresa, vio otra vez todo como antes! Entró en la casa como las veces anteriores, y por la mañana el hombre de nuevo escoltó al Rey. Éste le preguntó cómo lo hizo y él contestó, como antes. 
 
Entonces el Rey fue y decretó que no debieran permitirle a ningún hombre limpiar una cuadra. Por la mañana, nuestro amigo fue a buscar cuadras para limpiar, y entonces le contaron sobre el nuevo decreto del Rey. 
 
¿Qué hizo nuestro amigo? ¿Se desesperó? ¿Se desanimó?
 
¡No!, fue y se alistó como soldado en el ministerio que reclutaba soldados para el Rey. Ya que había soldados que eran alistados obligatoriamentepor el gobierno, y otros contratados por un sueldo, pidió ser contratado y no alistado permanentemente, así que tenía que venir cada día a trabajar. Cada mañana, le pagarían por el trabajo de ese día. El Ministro le equipó inmediatamente en el uniforme de soldado, le asignó una espada, y le envió a donde le necesitaban. Por la tarde, después haber terminado todo su trabajo, se sacó el uniforme, compró su comida habitual, se fue a casa, y se sintió muy feliz…

Continuará…
 

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