Una historia singular
Hacía ya cinco años que se había casado y todavía no tenían hijos. La pobre pareja ya estaba casi desesperada!
Un día un alumno mío fue a distribuir libros y CDs por una ciudad de Israel. Tocó a la puerta de una familia y se puso a charlar con ellos. La madre le contó acerca de sus hijos, que hacía ya cinco años que se había casado y todavía no tenían hijos. La pobre pareja ya estaba casi desesperada.
Cuenta mi alumno:
Justo mientras hablábamos, llegó al departamento la pareja en cuestión y enseguida vi que estaban muy tristes. Sentí que Hashem nos estaba mirando desde Arriba. De hecho, yo conozco a esta familia, pero jamás había visto a este hijo. Y justo ahora que estábamos hablando de él, llega de visita con su esposa. Le pregunté por qué estaba tan triste y me contó que estaba casado hacía ya cinco años y todavía sin hijos. Les dije que si seguían así de tristes, no iban a poder tener hijos… Pero que si daban las gracias, iban a ser padres muy pronto. Charlé un buen rato con ellos acerca de la importancia de la gratitud y les transmití todas las enseñanzas que aprendemos en los libros, los folletos y los CDs y les dije que Hashem no les debía absolutamente nada. Que Hashem había decidido que, por el momento, eso era lo mejor para ellos. Y que tenían que aceptar la situación tal como era, aceptando el hecho de no tener hijos. Y así debían decirle a Hashem:
“Amo del Universo, gracias. Gracias por lo que tenemos y gracias por lo que nos vas a dar o no nos vas a dar. De un modo o de otro, estamos contentos. Gracias, Dios mío. Estamos felices con todo lo que decidas para nosotros”.
Y les dejé “tarea para el hogar”: les di el más grande regalo que uno puede recibir en este mundo – los libros de emuná y las Joyitas de emuná.
Al cabo de cuatro meses…
Al cabo de cuatro meses, volví a la misma casa. Al tocar a la puerta, no van a creerlo… Nuevamente encontré a aquella pareja y, al verme, el joven vino corriendo a abrazarme y me dio la gran noticia: que su esposa había quedado embarazada. Y esto fue lo que me dijo:
Desde el momento en que conversamos, empecé a ir a la sinagoga todos los Shabat y me acercaba al Arca donde están los rollos de Torá y allí Le daba las gracias durante diez minutos al Creador por el hecho de no tener hijos, tal como me enseñaste, y tal como leí en los libros, y a los dos meses, mi mujer quedó embarazada. ¡Es increíble el poder de la gratitud!
En mis años de difusión, me topé con muchas historias y muchos milagros, pero cada nueva historia me fortalece, porque me demuestra una vez más el tremendo poder de la gratitud y a mí me emocionó personalmente ver la fuerza que tiene la difusión de este material.
Yo no soy ningún “tzadik” pero sí difundo las enseñanzas que aprendo de los libros y los CDs, y Hashem me deja ver grandes milagros.
Esta pareja, no sólo que tuvo el mérito de tener hijos, sino que toda su vida cambió por completo: aprendieron emuná y retornaron a sus raíces y eso seguramente seguirá marcando su camino para ellos y para sus descendientes.
Si obtuviste la salvación que esperabas, cuéntaselo a tus amigos
Toda persona que comprende lo importante que es difundir la emuná a la mayor cantidad de gente posible deberá hacerlo, porque estará literalmente salvando vidas. Que cada persona en el mundo, tanto judía como gentil, aprenda a convocar en Tu Nombre, a dejar de quejarse y lamentarse, y a dar las gracias. ¡Al hacer tu parte, estás iluminando el mundo entero! Una sola persona no puede llegar a todos. Por eso es tan importante que cada uno difunda estos conocimientos vitales a las personas que lo rodean y de ese modo, la difusión de la emuná aumentará y se expandirá mucho más, difundiendo la luz al mundo entero.
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