La triple deuda

¿Cuál es la clave de las salvaciones? Muy simple: es comprender que Hashem no nos debe nada.

Y no es solamente que Hashem no nos debe nada, sino que nosotros Le debemos a Él una infinidad de cosas. Y la deuda que tenemos con Él es triple, tal como procederemos a explicar.

En primer lugar, estamos en enorme deuda de gratitud con Hashem y tenemos que darle las gracias por todas las bondades que hace con nosotros.

En segundo lugar, estamos en deuda con Él por todas las veces que Lo afligimos al actuar en contra de Su voluntad, o sea, todas las veces que transgredimos.

E incluso por las mitzvot (preceptos) que cumplimos y los méritos que tenemos, y por los cuales esperamos recibir una recompensa, también por ellos estamos en deuda con el Creador, ya que Él fue quien nos confirió el mérito de hacerlos y nos dio las herramientas y los medios para llevarlos a cabo y nos ayudó a llevarlos de la potencia al acto. Y esa es la más grande deuda que tenemos con Él, tal como explicaremos a continuación.

Por lo tanto, vemos que tenemos una deuda infinita con el Creador. Siendo así, ¿cómo es posible que sigamos esperando cosas de Él? ¿Qué cosas nos debe Él? ¡Absolutamente nada!

Si el ser humano contemplara esta realidad tan simple, y toda su vida se sintiera en deuda de gratitud con el Creador, y sintiera vergüenza ante Él, entonces jamás estaría triste, y jamás se quejaría ni perdería la paciencia. Porque la tristeza surge del hecho de sentir que Hashem te debe algo o de la sensación “melliza”, o sea, de sentir que “tienes derecho” a algo. De hecho, ambas cosas son las dos caras de una misma moneda.